Capítulo 7

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Nathaniel estaba sobre el sillón de su habitación, con la tablet en la mano mientras trazaba líneas sin sentido. Estaba bloqueado y el motivo no era otro que los ataques continuos que recibía por parte de Aurora. Comenzaba a estar harto y aunque tirar la toalla no iba con él, empezaba a planteárselo…

—Lorena dice que le ha encantado jugar con nosotros —dijo María saliendo del baño medio desnuda para intentar captar su atención.

—Me alegro —murmuró sin tan siquiera levantar la vista de su tablet.

—Son casi las dos de la mañana… ¿No piensas dejar eso?

—Tengo mucho trabajo…

La verdad que el revolcón con ambas féminas le había venido de lujo por dos motivos; el primero porque le había permitido desconectar de sus labores profesionales y el segundo, porque Lorena si era de las que gritaba, lo que le había permitido disfrutar como un niño.

—¿Por qué no te relajas?

De pronto, María se arrodilló ante él, deslizando sus manos por los muslos desnudos del hombre, lo que hizo que Nathaniel la mirase de reojo.

—Nena… Vístete y márchate.

Aquella petición no era inusual en ellos. Cada uno tenía claro su papel, incluida Lorena que estaba terminando de darse una ducha para después hacer lo propio. En cambio, María no le hizo caso. En su lugar, se limitó a apartar la tablet y hacerse con el miembro de Nathaniel para lamerlo con gula. Sí, aquel momento era el único que toleraba que María estuviera callada…

—Maldita sea, nena…

—Solo disfruta.

El Moore se desinfló, sacando la cadera hacia fuera para darle un mejor acceso. Total… Aquello tan solo iba a durar unos minutos.

—¿Quieres correrte en mi boca?

María tomó el pene completamente duro y se lo llevó hasta el fondo de la garganta. Nathaniel gimió de placer, conmemorando aquella deliciosa felación que Aurora le había regalado con preservativo. ¡Joder! María se la estaba chupando sin decoro y aún así, no podía dejar de pensar en su jefa.

—Sigue…

En aquel momento, Lorena salió del baño encontrándose con la erótica escena ante sus ojos. Nathaniel tanteó la idea de volver a invitarla, de hacer que se pusiera de pie en los reposabrazos y después se dejase caer astutamente en su boca, pero no… Está vez era su turno y no pensaba ceder.

—Chupadmela las dos —ordenó mientras separaba más las piernas.

Con las dos arrodilladas ante su miembro esperó a ver como María le cedía el testigo a Lorena. Fue cuestión de segundos cuando las dos deslizaron la lengua por la longitud, tocándose entre ellas…

—Eso es…

Nathaniel se relajó en el asiento, mientras que la morena y la pelirroja movían la cabeza casi al unísono.

—Mmmmmmmm…

Nuevamente los jadeos de Lorena volvieron a llenar la estancia que parecía disfrutar con aquella simple tarea, aunque en esta ocasión, era a Aurora a quien escuchaba.

—Joder, seguid… No paréis.

Lorena se vino arriba e introdujo todo el miembro en su boca, lo que llevó a María a la base donde lamió los testículos. Aquello estaba siendo apoteósico y a pesar de que ya había tenido dos orgasmos, pensaba disfrutar de un tercero.

—¿Quieres que la toque? —preguntó María que era consciente del placer que le originaba los gritos de Lorena.

—Nena, masturbala. Juega con ella. Metele los dedos hasta el fondo.

—¡Ahhhh! ¡Ahhhhhh!

Los gemidos de la pelirroja eran devastadores, tanto que intuía que sus queridísimos vecinos tenían que estarla disfrutando, pero menos que él. Oírla era demencial, pero verla era un suplicio. Ella estaba con el trasero en pompa, mientras que María desde atrás iba introduciendo los dedos, uno a uno…

—¿Cuantos llevas? —preguntó al ver la cara de placer de la mujer que se negaba a soltar su pene.

—Cuatro…

Nathaniel suspiró. Él mismo había comprobado con anterioridad lo ancha que era la mujer, por lo que le ofreció un estuche metálico con forma ovalada y con rotundidad ordenó:

—Meteselo.

María enseguida lo colocó en la entrada empapada y lo fue introduciendo mientras separaba los labios vaginales. Lorena clavó su mirada abrasadora en el Moore que estaba a nada de vaciarse de nuevo…

—Dios… Más, quiero más —pidió ella mientras se movía buscando más fricción.

Nathaniel la sujetó con firmeza de la melena y comenzó a moverla contra su pelvis, follándola la boca mientras que los jadeos y gemidos femeninos se intensificaban cada vez más. Se batió con fuerza, centrándose en su placer hasta que lanzó un exabrupto vaciándose en la garganta de Lorena que no dudó en tragar lo que se la daba. Ella se medio incorporó e hizo amago de besar al hombre que inmediatamente la rechazó.

—Terminad si queréis, pero después os quiero fuera…

La orden fue clara para ambas que se quedaron de piedra cuando le vieron vestirse para ponerse de nuevo a trabajar. Lorena visiblemente molesta fue la primera en vestirse y marcharse, lanzándole un montón de improperios a los que el Moore no prestó atención.

—Has sido un capullo. ¿Lo sabías? —murmuró María mientras se apoyaba en el canto de la mesa para observarlo.

—Nena, tengo trabajo.

—¿Por qué no descansas un poco?

—Por favor, déjame solo.

Nathaniel tomó el bolígrafo digital para modificar un par de líneas. No. El diseño no era lo que quería o mejor dicho esperaba, por lo que lo eliminó para empezar uno nuevo.

—Oye, no te exijas demasiado. ¿De acuerdo? Te escribiré…

María lo besó en la mejilla, pues ellos solo se besaban durante el acto y después lo dejó solo. Nathaniel envolvió el bolígrafo en su palma con rabia, necesitaba salir de aquel bloqueo y necesitaba hacerlo cuanto antes… Frustrado, miró el trabajo tallado en madera que estaba sobre la mesa a medio acabar. Era una pequeña peonía en madera que aún tenía mucho por pulir, por lo que decidió dejar la tablet a un lado y pasar gran parte de la noche centrado en aquella flor.

Hoy es mi cumple ⭐☺️ Así que, tómense algo en mi honor!

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Nath - La Leyenda De Un Moore | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora