Capítulo 24

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Nathaniel llevaba casi una hora sentado sobre el colchón, apoyado en el cabecero de la cama. Había intentado dormir, pero era imposible. Aurora y Bianca volvían una y otra vez a su cabeza. ¿Y si le necesitaban? ¿Y si iba a verlas? Las ganas eran infinitas, pero la reacción de la mujer le echaba para atrás.

Pasadas las tres, la puerta del dormitorio se abrió y Aurora que avanzaba lentamente se detuvo al percatarse de que el hombre la observaba.

—No vuelvas a decirme cómo debo hablar a mi hija.

—¿Cómo está? —preguntó sin querer entrar al trapo.

—Mejor. He conseguido que se volviese a quedar dormida…

—Estupendo, en ese caso será mejor que todos descansemos. Buenas noches, Aurora.

Nathaniel se tumbó ignorando el hiriente tono de voz con el que Aurora había llegado. Sin embargo, la mujer no quiso dejarlo pasar y tras subirse a la cama, se sinceró:

—Oye, lo siento. He criado a Bianca prácticamente sola desde el principio y…

—Lo sé, no necesitas que nadie venga a decirte cómo hacer las cosas. Me ha quedado claro —dijo sin inmutarse.

—¿Al menos podrías mirarme cuando te hablo?

Él se giró para mirarla fijamente a los ojos. Aurora se mostraba arrepentida por sus formas y eso se reflejaba en el rostro de la fémina.

—Solamente he tratado de darte un consejo. Nunca ha sido mi intención meterme en algo que no me compete, como es la educación de tu hija.

—Tiene que acostumbrarse a seguir las normas que se le marcan, Nath. Sí su padre no quiere que coma chocolate, no debería hacerlo.

—Es ridículo. También podría no comprarlo, pero es mejor tentar a la niña para conseguir la rabieta…

Aurora suspiró. Ella misma evitaba comprar ciertas cosas con el fin de que Bianca no lo viese y se le antojase, pero eso era algo que por lo visto, Diego descartaba.

—¿Vas a seguir defendiendo lo que hizo?

—Dime algo… ¿Tienes realmente idea de por qué su padre no la deja comer chocolates? —preguntó mientras se sentaba sin quitarle ojo.

—Supongo que quiere controlar la cantidad de azúcar que come.

Nathaniel apretó la mandíbula. Aurora no tenía ni pajolera idea de cuál era la realidad. Aquello sería lo más coherente, pero los motivos que le daba Diego a la pequeña eran altamente cuestionables.

—Descansa… —murmuró mientras intentaba recuperar su posición en la cama.

—Espera, Nath. ¿Sabes el motivo? ¿Bianca te lo ha mencionado?

—Simplemente necesitas saber que ese no es el motivo y que la forma que tiene de educar tu marido es… asquerosa.

—Nath, es mi hija —murmuró mientras lo tocaba con el fin de buscar un poco de cercanía —. ¿Qué es lo que sabes?

Nathaniel cerró los ojos con fuerza. No quería hacerle daño a Aurora, no se lo merecía…

—Solo es un mal comentario…

—¿De Diego hacia mi o hacia mi hija? Maldita sea, Nathaniel. He vivido demasiados años con mi marido para saber lo que piensa realmente de mí, pero si se mete con ella…

Él al verla tan alterada se giró y la rodeó entre sus brazos, sin embargo, Aurora lo tenía claro y quería obtener aquella información a toda costa, por lo que lo empujó con fuerza intentándolo apartar de su lado.

Nath - La Leyenda De Un Moore | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora