Capítulo 15

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Nathaniel estaba seguro de que aquellos tres bocetos en los que había trabajado prácticamente todo el domingo le encantarían a Aurora. Sí, era sorprendente la manera en la que su estado de ánimo había influido y, en esta ocasión para bien, en su trabajo. Ya tenía la fachada exterior de la que sería la vivienda más pequeña, el salón - comedor, el aseo y la cocina americana para aprovechar el máximo espacio posible y, todo eso, lo había conseguido en unas cuantas horas de trabajo que habían sido de lo más fructíferas, pues incluso había  podido comenzar con el dormitorio principal.

Pletórico, llamó a la puerta del despacho y pasó asustando a Aurora que ni siquiera había tenido tiempo de reacción. Aprovechando la intimidad que les regalaba aquel confortable espacio, caminó hasta el otro lado del escritorio donde se agachó para comerla a besos, porque le apetecía y por supuesto, tenían mucho que celebrar.

Enseguida notó la predisposición de la mujer que inmediatamente abrió la boca para ir en busca de su lengua para así cazarla y empujarla con premura. Él, se vio embaucado por su olor, pero ante todo, por su sabor que lo hizo jadear de excitación. Aquel tentador sonido les hizo aminorar la marcha, pues sabían que estaban tan hambrientos el uno del otro que cualquier espacio era bueno para fraguar su calentón.

—¡Tienes que ver esto!

Nathaniel le dejó la carpeta sobre las piernas y trepó al otro lado del escritorio. Se alejó y era por un único motivo, pues el abultamiento de su pierna resultaba ser bastante incómodo.

—¿Qué es?

—Abrelo y dime qué te parece…

Con nerviosísimo apoyó sus manos en el escritorio mientras veía como Aurora descubría, uno a uno, los bocetos finalizados.

—Son… ¡Vaya! ¡No tengo palabras! —exclamó extendiendo los papeles sobre la mesa.

—El Sr. García no quería un aseo recargado, pero a la vez que fuera práctico y espacioso.

—Nath… es… perfecto —dijo alucinada aún por lo que tenía ante sus ojos.

—Y espérate a ver el baño del dormitorio principal. Ya lo tengo pensado… —clamó desprendiendo vitalidad —, pienso colocar un plato de ducha abierto con piedra caliza en las paredes y dos senos grandes. El espejo central será con luces de colores y…

El Moore comenzó a alargarse en su explicación, una explicación que por nada del mundo Aurora se quería perder, porque por primera vez le veía contento con su trabajo y eso valía oro.

—Estoy segura de que al Sr. García le va a encantar. Sabía que podías hacer un gran proyecto, pero esto es increíble. Se lo haré llegar cuanto antes… ¡Va a quedarse alucinado!

—Gracias por confiar en mí, cariño.

Nathaniel depositó un escueto beso en los labios de Aurora y se giró dispuesto a abandonar el despacho, pero la voz autoritaria de la mujer lo hizo detenerse.

—¿Dónde va tan rápido Sr. Moore?

<A seguir trabajando> se respondió así mismo. En cambio, el tono dulzón de Aurora lo envolvió con sutilidad, haciéndolo girar sobre sus propios pies. Ella no solo se estaba levantando del enorme sillón, sino que además, estaba desabrochando muy lentamente los dos botones superiores de su blusa. De pronto, la erección que había pasado a mejor vida, volvió a resurgir con celeridad.

—¿Desea algo más, Sra. Molina? —preguntó usando el mismo tono que lo había impulsado a dar unos pasos al frente.

Él la vio sentarse sobre el escritorio, dejando un pequeño, pero perfecto hueco entre sus piernas y sin contemplaciones se colocó ahí. Deslizó la yema de los dedos por los dos montículos que sobresalían gracias a aquellos dos botones que habían sido abiertos y se relamió. Aurora era una tentación.

Nath - La Leyenda De Un Moore | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora