Capítulo 19

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Nathaniel se movía con nerviosismo frente a la puerta del despacho de Aurora. Llevaba camino de media hora allí. Hacía media hora que había subido para enseñarle sus últimos bocetos encontrándose con la desagradable sorpresa de que Aurora no le podía atender porque estaba reunida.

Eso en ella no era inusual, pero sí lo era con la persona que, según Olga, se había presentado allí sin ton ni son exigiendo verla. Nada más y nada menos que el padre de Bianca, Diego. Saber que era él quien estaba al otro lado le ponía realmente nervioso y por ello, se apoyó en la pared más cercana a la puerta, donde prácticamente podía escuchar casi todo.

Sí, podía oír gran parte de la conversación, pero no porque las paredes fueran de papel, sino porque Diego estaba alzando la voz en más de una ocasión, lo que le empujaba a abrir la puerta y darle un escarmiento…

—¡Jamás serás lo suficientemente buena para nuestra hija!

Nathaniel se mordió los nudillos. ¿A qué cojones jugaba? Aurora era la mejor madre que Bianca podía tener y de eso no tenía dudas.

—¿Jamás te han dicho que escuchar tras las puertas es de mala educación? —preguntó Olga que desconocía la íntima relación que les unía.

—Ya, tal vez no me enteraría de la conversación si ese patán gritase menos…

—Será mejor que vengas más tarde. Dudo que cuando el Sr. Hernández abandone el despacho, la Sra. Molina quiera recibirte.

<Eso ya lo veremos> pensó, mientras se acomodaba en la fría pared adyacente a la puerta. Olga rodó los ojos ante su insistencia y continuó con su trabajo. Mientras tanto, la paciencia de Nathaniel quedó prácticamente reducida a la nada cuando escuchó un sonoro golpe en el escritorio y la firme voz de Diego que afirmaba:

—Solo eres una mujer patética que finge ser feliz con el primer idiota que se te cruza por delante.

Sin duda, el idiota debía ser él, por lo que ignorando la intensa mirada de Olga, giró el picaporte, entrando en el despacho. Diego era alto, posiblemente algo más que él, pero lo que llamaba su atención era como alguien de su edad podía ser tan gilipollas. Sí, sin duda, aquella era la palabra que mejor lo definía.

—¿Estás bien? —preguntó de primeras a Aurora que se mostraba cohibida para finalmente dirigirse a él — Oye, será mejor que te vayas…

—¿Y tú eres?

—El idiota que te va a sacar de aquí si no mueves tu culo de inmediato.

Nathaniel sintió el agarre de Aurora sobre el brazo, aún así, no la miró. Se centró en el otro hombre que sonreía con aire chulesco.

—¿Ahora te follas a menores de edad?

Nathaniel quiso avanzar, pero los dedos de la mujer se afianzaron con más fuerza. Él era consciente de que aparentaba menos edad de la que verdaderamente tenía, pero también era evidente que Diego se estaba mofando de ella y eso era algo que bajo ningún concepto iba a permitir.

—Sal de mi despacho, Diego.

—¿Sigue aullando como una perra en celo cuando la montas? —preguntó ignorando la orden de Aurora.

Él volvió a tirar dispuesto a callarle la boca, pero Aurora lo seguía agarrando para impedir que aquella bomba explotara. 

—Es lo único que hacía bien, follar. Una pena que después se pusiera como una vaca y…

En aquel momento, ya no hubo nada que pudiera parar al arquitecto. Se soltó con agilidad de la mujer y le propinó el primer puñetazo que casi lo derribó al suelo. A continuación, Diego se defendió, asestándole otro muy cerca del ojo que lo dejó confundido, pues más allá del golpe, le había rajado la ceja con uno de los infinitos anillos que portaba, haciéndole perder el equilibrio.

Nath - La Leyenda De Un Moore | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora