XI

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Liam caminó por las oscuras calles del pueblo, pensando en la forma en la que usaría sus palabras.

"Tu chocolate es horrendo, no lo vendas" le destrozaría el corazón.
"No hagas la apertura mañana. No tengo explicaciones, sólo lárgate" generaría dudas en Willy, además, no impediría que Willy abriera su chocolatería.
"Soy parte del estúpido Cártel Chocolatero y quieren asesinarte" ¡Carajo, no!

Era tan frustrante. No sabía cómo se suponía que debía decirle que no abriera su chocolatería. No quería lastimarlo, pero se convenció que era mejor destrozar sus sentimientos antes que matarlo... El problema es que Dubois no era capaz de herir los sentimientos de Wonka.

Tal vez se hacía el duro, tal vez fingía que no lo consideraba su amigo, pero, en el fondo, le tenía mucho afecto a ese estúpido chocolatero. Era su amigo y él no lastimaría a su amigo.

Le dió tantas vueltas al asunto que no se percató de que ya estaba afuera de la lavandería. Tocó la puerta.
-¿Qué diablos quiere? -preguntó Fregoso en su ya reconocido tono grosero.
-Necesito hablar con Wonka, nuevamente. -pidió Liam sin más rodeos, pues mientras más rápido, mejor.
-Ay... Claro, señor Dubois. Adelante, pase. -dijo, abriendo la puerta con amabilidad.

Liam se abrió paso entre la... Humilde lavandería y entró al área de lavado, donde encontró al equipo recién llegando a la lavandería.
-Willy. -habló Dubois cuando vio al de sombrero.
-¿Liam? ¡Liam! -lo saludó Wonka con una sonrisa y caminó hacia el mencionado. -¿Qué haces aquí? Pensé que habías ido a cerrar tu chocolatería.
-Ya lo hice. -Liam suspiró profundamente. No, no estaba listo, no se sentía listo. -Tengo que hablar contigo.

No había de otra, era ahora o nunca. Así que, con un pequeño atisbo de valor, le dijo que necesitaba hablar con él.

Le dolía tener que hacer esto, pero no había opción.
-¿Sobre qué? -preguntó Willy con ingenuidad.

No, no podía.
-Sobre algo... Ven.

Ambos se dirigieron detrás de la gran invención de Wonka para poder hablar.
Liam suspiró profundamente. No quería. Se había encariñado de Willy. No, no era capaz.
-¿De qué querías hablar?
-Willy... Yo... -titubeó. No sabía qué palabras utilizar. Todo lo que había pensado en el camino había sido en vano, pues su mente ahora estaba en blanco. -No hagas la apertura mañana. -soltó sin más. Habló rápido y con poca claridad, simplemente no quería decirlo.

El de sombrero lo miró con confusión.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Sólo no lo hagas.
-Pero es mi sueño, ya tenemos todo listo... ¿Por qué me detendría ahora? Puedo sacar a todos de aquí.
-No lo sé, yo... Puedo pagarlo, ¿Sí? Puedo sacarlos de aquí.
-No lo entiendes. Esto es lo que siempre he soñado.

Liam no podía más.
-¡Carajo, Willy, escúchame! -exclamó con frustración, dejando a Wonka callado, mirándolo con ligero temor ante su reacción.

Todos los voltearon a ver. -Te lo ruego, no lo hagas. Ve a cualquier otro lado, ¡A donde sea! -murmuró. -Pero aquí no, por favor.
-No te entiendo... Hoy en la mañana todo estaba bien, ayudaste a comprar el local, me ayudaste a arreglarlo para la apertura... ¿Por qué me pides esto?
-Willy, te lo pido.
-No voy a renunciar a mi sueño. No ahora.
-¡Te estoy pidiendo una cosa!
-Lo siento, pero no renunciaré a mi sueño.
-¿Sabes la cantidad de cosas a las que he renunciado por tí y tus ideas locas?
-¿Tú has renunciado? ¿Tú? ¡Nadie sabe que trabajamos juntos! ¿A qué has renunciado exactamente?
-¡No lo entiendes! ¡No vendas chocolates aquí!
-¡Tú no me entiendes a mí! No renunciaré a mis sueños y mucho menos por tí.

Esto dejó a Liam callado. Se quedó un momento en silencio, procesando las palabras de Willy, quien lo miraba con molestia en sus ojos.
-Haz lo que quieras, entonces. -dijo Dubois con amargura en sus palabras antes de darse la vuelta y salir de ahí, molesto.

✓Si tú me quisieras (Willy Wonka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora