XXV

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La construcción de la fábrica de Wonka llevaba, aproximadamente, dos meses desde que había iniciado y, estando tan cerca de abrir sus puertas, Willy estaba buscando de forma casi desesperada un agente publicitario que lo ayudara a difundir su chocolate por europa.

—¿Desde cuándo te estresas tan rápido? —preguntó Liam, deteniendo el recorrido circular de Willy a lo largo de su oficina.
—Mañana iré a una gala. La primera gala a la que he asistido, ¿Cómo esperas que me sienta? —respondió Willy.
—Está bien, lo entiendo, pero... No es para tanto. He vivido en galas y, sinceramente, es muy aburrido.
—¡Esta podría ser mi oportunidad! Haré mis mejores chocolates y los daré y, tal vez, si tengo suerte, encontraré a alguien que les vea potencial.

«Yo les veo potencial» eran los pensamientos de Liam y realmente los pensamientos más recientes de los últimos días cada que Willy decía algo malo sobre él mismo o sus chocolates.

—No te estreses tanto, es todo lo que digo. Además, tus chocolates siempre son buenos, Willy.
—Es que no tienen que ser buenos... ¡Deben ser los mejores!
—Willy... —se levantó de su silla y caminó hacia el mencionado. —Tú siempre has tenido fé acerca de tus chocolates. No la pierdas ahora.
—Perdón... Sólo estoy muy ansioso... —se disculpó cabizbajo.

Liam sintió un pequeño cosquilleo y una especie de náuseas. Llevaba días sintiendo esas cosas horribles. Desconocía la razón de este extraño sentimiento, así que había estado dedicando esos últimos días a descubrir la fuente de estos. Mientras tanto, los ignoraría o analizaría cada que los sintiera.

—Tranquilo.
—¿Qué me voy a poner? —volvió a subir la mirada.
—¿Qué tal el traje que llevaste la primera vez que fuiste a la Ópera? Es elegante, lindo y se te ve bien.

"La primera vez" desde ese día, Liam llevaba a Willy cada semana a París a ver una obra nueva. Ahora era básicamente la razón por la que esperaban con ansias el fin de semana. Se había vuelto una clase de costumbre. Además, así Willy podía ver a Charlotte.

—Supongo... —resopló. —No sé qué haría sin tí, Li.
—Nada. Estarías perdido. —bromeó antes de reírse. —A propósito, ¿Qué tal las cosas con Charlie?
—No lo sé... Siento que realmente le gusto y es muy linda e incluso ya me acostumbré a lo directa que es, pero...
—Aún no te gusta lo suficiente para pedirle que sea tu novia.
—No quiero ofender a tu hermana, pero... Aún no puedo verla de ese modo. Es decir, a veces la veo y digo "Wow, esta es realmente la chica con la que cualquier hombre querría pasar su vida. Soy afortunado de tenerla", pero... No lo sé...
—Sólo bésala. Eso resolverá todo.
—¡No! Quiero esperar hasta el noviazgo.
—Willy, si haces eso, tal vez el noviazgo nunca pase.

Wonka rezongó. Sabía que Dubois tenía razón, sin embargo, cada vez que intentaba besar a Charlie, sentía que no podía. Sentía que tenía que alejarse. Algo lo repelía.

—Está bien... Cómo sea... —miró el reloj de la oficina de Liam. —Es hora de que cierres...
—Bien... Espérame en el carro, ¿Sí? Si quieres, te invito a cenar. Sirve que te desestresas.

Willy rió entre dientes.

—No quiero dejar que sigas gastando en mí... Llevas haciéndolo los últimos tres meses.
—Eso no es problema para mí, Willy. Anda, vamos a tu restaurante favorito a cenar.

°°°

Era el día de la gala. Willy estaba bastante nervioso por su presentación, por lo que llevaba, aproximadamente, 15 minutos mirándose al espejo en el cuarto de Liam, esperando encontrar algún error que arreglar.

Dubois tocó la puerta del cuarto sin consideración.

—¿Piensas salir de una maldita vez? —regañó Liam.

✓Si tú me quisieras (Willy Wonka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora