XII

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Miró a los demás salir de la chocolatería, menos a Wonka.

Le preocupó el hecho de que el chocolatero no salía de aquel local incinerado, así que decidió revisar que nadie lo viera antes de entrar en la chocolatería.

Y ahí estaba Willy, con los ojos llenos de lágrimas, mirando el chocolate quemado y todo el lugar destrozado. Liam titubeó antes de avanzar lentamente hacia el de sombrero. Se detuvo un par de pasos detrás de él.
—¿Willy? —lo llamó. El nombrado volteó a verlo, dejando ver su mirada decaída y las lágrimas en sus ojos.
—¡Liam! —exclamó Willy con una sonrisa. Olvidó todas las molestias que tenía con él, pues corrió a abrazarlo y comenzó a llorar en su hombro. —Creí que no vendrías.

Las palabras de Willy rompieron el corazón de Dubois. Se veía tan triste... El simple hecho de recordar que, en parte, era su culpa, lo lastimaba mucho. Nunca pensó que realmente esto heriría tanto a Wonka. La mayoría de las personas sólo reconstruye y ya.
—Jamás me perdería la apertura de mi compañero chocolatero. —dijo Liam con una sonrisa, intentando animar a Willy.
—Todo se arruinó... No lo entiendo... —dijo con la voz temblorosa. —Y tú... ¿Por qué entraste al fuego? ¿Estás loco? —regañó mientras levantaba su mirada hacia Dubois.

El de saco gris no tenía mucha respuesta hacia eso.
—Un poco. —hizo una pausa. —La verdad es, que temía que el fuego no te dejara salir y... Entré a buscarte.
—¿Por qué? Creí que estabas molesto conmigo.
—No estoy ni estaba molesto contigo, Willy. Al contrario, pensé que tú lo estabas conmigo y por eso no te acompañé, pero créeme que lo ví desde el inicio.
—¿Y?
—Le pusiste mucha producción.

Ambos rieron. —Ven.

Dicho esto, Liam jaló a Willy para que se sentaran en una parte que simulaba ser un camino que, ahora, estaba completamente quemado.

Dubois limpió con sus pulgares las lágrimas de Willy. —Lamento esto.
—Tranquilo, no es tu culpa.

Liam suspiró profundamente. Sí, sí era su culpa, era todo su culpa. En lugar de advertir a Wonka se dejó encariñar de él y por su incapacidad de confesarle la verdad, terminó ahí, viendo a su amigo llorar.
—Es irónico, ¿Sabes? Antes de tí, otro chocolatero la ocupó y terminó exactamente igual: incendiada.
—¿También se incendió?
—Sí... —bajó la mirada. —Su nombre era Maurice Clinton... No pude salvarlo.
—¿De qué hablas?

Dubois suspiró y reunió el valor para contarle. Lo que había pasado con Clinton era algo que nadie sabía y eso le oprimía el pecho.
—Maurice Clinton... Él era un buen chocolatero... No era increíble, pero era bueno. —aclaró la garganta. —El punto es, que Cártel Chocolatero se sentía muy... Preocupado por la atención que recibía Clinton y... Bueno, la chocolatería se quemó con él adentro y no pudo salir.
—¿Eran amigos?
—Yo no tengo amigos. —suspiró. —Pero supongo que me dolió su pérdida.

Willy puso su mano en el hombro de Liam, con la misión de reconfortarlo.
—Lo lamento.
—Tranquilo, no éramos tan cercanos. Le guardé luto un día, dos a lo mucho. —dijo, fingiendo ser el chico fuerte y desinteresado que siempre demostraba ser.

En el fondo, la pérdida de Maurice lo había lastimado mucho y, a la fecha, no había logrado superarlo del todo. Por esa razón tomaba tanto, por esa razón todos los días procuraba pasar frente a ese local, por esa razón escuchaba a Louis Amstrong.

Wonka rió entre dientes.
—No tienes muchos amigos, ¿Eh?
—No tengo ningún amigo.
—Me tienes a mí.

Liam miró a los ojos a Willy y le sonrió con ternura. Por primera vez, sentía esa alegría de tener a alguien para él, alguien que no lo juzgaría... ¿Pero seguiría siendo así si le decía?
—Willy, yo...

✓Si tú me quisieras (Willy Wonka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora