XXIX

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Había pasado una semana.

Liam estaba en su triste y aburrido escritorio. Había olvidado lo que se sentía estar sólo en su oficina. Antes era rutinario y ya no le molestaba, pero llegó el maldito Willy Wonka a desacostumbrarlo. Ahora tendría que adaptarse de nuevo.

El teléfono comenzó a sonar, hace mucho que ese teléfono no sonaba. Descolgó la llamada sólo para escuchar una voz femenina envuelta en llanto.

—¿Liam? —habló aquella voz con dificultad.
—¿Charly? ¿Qué pasó? —preguntó Liam preocupado al escuchar a su hermana menor en ese estado.
—W-Willy... Lo estuve presionando para que me pidiera noviazgo. Nunca se atrevió a pedírmelo, ni siquiera se atrevía a besarme. Me llamaba "amor"... Incluso me dijo que podíamos vivir juntos en cuanto comprara su casa... Ya tiene su casa, yo ya había planeado fechas para mudarme; mañana se va a ir de gira con esa tal Rossalia... ¡Y hoy en la mañana simplemente me llama para decirme "perdón, Char, tengo muchas cosas en mi cabeza y en mi corazón, deberíamos darnos un tiempo"! ¡Por teléfono!

Estas palabras enfurecieron al mayor de los Dubois. No con Willy, con él mismo. Willy había roto el corazón de su hermana por su culpa.

—Lo lamento, Charly... Willy no debió comportarse así contigo... Fue muy insensible de su parte. ¿Quieres que vaya a verte?
—No. Mamá y papá están furiosos por lo que pasó la semana pasada. Te tratarán muy mal.
—No importa, puedo ir, si quieres. Quiero estar para ti.

Charlotte valoraba la preocupación de su hermano, pero quería evitarle problemas, por más mal que se sintiera.

—Tranquilo... No hace falta.
—¿Segura?
—Sí... No pasa nada.
—¿Te envío algo?
—No... Sólo necesitaba hablar contigo.
—Si necesitas algo, llámame, Charly, sabes que haré cualquier cosa que necesites.
—Gracias, hermanito.
—Adiós, Char.

Colgó la llamada.

°°°

Había estado pensándolo por al menos media hora hasta que, finalmente, se dignó a ir a la casa de Willy.

Estuvo todo el camino pensando en qué diría. En vano, pues en cuanto me abrió la puerta, el vómito verbal llegó.

—¿Qué te sucede? —exclamó Liam con molestia en cuanto vio a Willy abrir la puerta.
—¿Qué pasa? —preguntó Wonka con confusión, sin saber qué ocurría.
—¡Terminaste a Charlotte!
—Liam, yo... Tú sabes por qué.
—¡No, se suponía que ibas a formalizar con ella! ¿Por llamada, Willy, la terminaste en una maldita llamada?
—P-Perdón... Me voy mañana, no podía ir.

Willy se sentía muy arrepentido. No quería tener problemas, simplemente no amaba a Charlotte.

—¡Tuviste varios días! ¡Ese no es el punto!
—Yo no quiero estar con tu hermana, quiero estar contigo.
—¡Pero no puedes! ¡Tienes que estar con ella!
—¡Pero no quiero! Si no puedo estar contigo, no quiero estar con nadie más.
—No seas estúpido.

Wonka suspiró profundamente.

—Mira... Mañana me voy de gira... No quiero pelear contigo en mi último día antes del gran día.
—Willy... —resopló. —¿Por qué tienes que ir de gira? ¿Por qué tienes que cambiar la forma de tus chocolates?
—Necesito que la gente me conozca. El chocolate simple es lo que come la gente, lo que la gente ama.
—Pero la gente ama tus creaciones, tus ideas locas... —suspiró profundamente. —No necesitas que todo el mundo te ame... Sólo unas cuantas personas buenas.
—Lo sé.

✓Si tú me quisieras (Willy Wonka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora