Capítulo extra | Lo que Marco olvidó

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Primer año de universidad – Callie

Cursar materias extracurriculares podría considerarse una pesadilla para la mitad de los estudiantes universitarios, porque la mayoría solo lo hace para obtener créditos extras. Pero eso no es lo que me ocurre a mí.

En realidad, no seré hipócrita, cuando se me planteó que debía cursar algunas materias, sí que me dio pereza, pero al final terminé encontrando algo que se relacionaba concretamente con lo que quiero dedicarme en el futuro.

Como estudiante de ingeniería ambiental a lo que aspiro es que la gente deje de contaminar tanto y el primer paso para lograrlo, es enseñarles a cómo no hacerlo.

Decidí tomar una materia anual sobre contaminación, que consistía durante el primer semestre de solo contenido teórico, mientras que, en el segundo, se requería de un proyecto que involucrara la aplicación de métodos que hicieran que la gente contaminara menos.

Con mi grupo hemos decidido involucrarnos en la tarea de colocar cestos de basura reciclada en toda la universidad y un proyecto de recaudación de botellas de plástico que serían recicladas para fabricar nuevos utensilios.

La primera parte consistía en dar algunas charlas a los estudiantes que explicaran cómo dividir sus desechos teniendo en cuenta cuáles podían botarse en los cestos de reciclaje y cuáles no.

Camino por el pasillo en donde sé que se imparten algunas de las clases de mi amiga Emilia, pero no es allí donde me dirijo. Hay un grupo de estudiantes de segundo año de bioquímica que me está esperando para oír mi charla. Será la primera que me tocará dictar y, por el contrario de lo que creí, no estoy nerviosa, más bien exaltada.

He crecido en una zona rural repleta de naturaleza y animales, donde cada cosa vale más de lo que se cree y el hecho de cultivar tu propia comida hace que se valore muchísimo más. He visto las consecuencias del cambio climático en los cultivos, cuando la lluvia no llega por temporadas enteras y el trabajo de todo un año es tirado a la basura. Así como también sé de las consecuencias que traen los incendios forestales, la deforestación; y, cuando llegué a la gran ciudad, vi el gran problema de desechos que invade las calles por personas que al parecer no conocen lo que es un cesto de basura y prefieren tirar todo en el suelo.

Conozco los problemas de primera mano, lo que me hizo amar la idea de poder estudiar esto desde que no era más que una niña, y poder educar a otros sobre las consecuencias de perder nuestro planeta, lo último que me provoca son nervios.

Ingreso en el salón de clases número treinta y tres, en donde todos los estudiantes ya están ubicados en sus lugares. No son más de diez y, aunque tenía la ilusión de que pudieran ser más, no le doy tanta importancia.

Me ubico detrás del escritorio y dejo un par de cosas que he traído para la charla sobre la superficie blanca y finalmente me giro hace ellos.

—Hola, mi nombre es Callie Ambrose y soy estudiante de ingeniería medioambiental —comienzo yendo delante de la pizarra con un marcador para comenzar a escribir los puntos principales de lo que quiero exponer—. Antes de comenzar me gustaría agradecerles por presentarse aquí.

Un grupo en la esquina derecha del salón, conformado por aproximadamente seis muchachos, habla sin prestar atención a mis palabras y debo admitir que me enoja un poco. No obligué a nadie a asistir a esta charla, si no querían estar aquí, podrían simplemente no haber venido.

—¿Hay algún problema? —les pregunto y se quedan en silencio.

Uno de ellos que estaba inclinado hacia atrás, se reacomoda en su asiento para poder mirarme.

—¿Ambrose se escribe con H? —inquiere y, a pesar de que no comprendo el porqué de su pregunta, termino respondiendo.

—No.

Dulce Amor NavideñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora