7 de marzo
Con el correr de las últimas semanas me he dado cuenta de que la total mentira con la que me he engañado siempre en la que me decía "solo una noche es suficiente", era solo un engaño para mantenerme oculta y segura.
Con Marco establecimos una rutina que consiste en que, en noches aleatorias, él hace de cenar, ya sea en su apartamento o en el mío, y luego dormimos juntos. Por la mañana nos hace el desayuno y luego nos vamos a trabajar. No todas las noches son así, porque en algunas ocasiones me traigo el trabajo a casa y no tengo tiempo para él.
No ha vuelto a tocar el tema de la comida, pero cada vez que cocina o me hace el desayuno, es comida saludable. Se ha encargado de preguntarme cuáles eran mis comidas favoritas y qué menús suelo prepararme y él los adaptó a su cocina para mejorarlos. El hecho de que elija cocinarme, me di cuenta de que me ahorró un montón de tiempo que antes desperdiciaba intentando recetas que al final no me quedaban del todo bien.
Tenemos hábitos, seguimos rutinas y a veces vamos al gimnasio juntos. Es cómodo, seguro y no hemos hablado de sentimientos, por lo que no estoy preocupada por nada y resulta fácil no pensar en eso.
—Creo que adoptaré un perro —dice Marco.
Está acostado en el sillón de mi apartamento, con las piernas sobre mi regazo, mirando su celular.
—Mira —me enseña una fotografía de un cachorro color café, con orejas caídas y la lengua afuera—. Es de un refugio que está a unas calles de aquí.
—Es bonito —digo sonriendo a la fotografía—. Si crees que puedes adaptarte a él, entonces hazlo.
—Podría, estoy siempre en casa, no suelo salir de viajes imprevistos y, de tener que hacerlo, Emilia puede cuidarlo —enumera volviendo a mirar la imagen del cachorro.
—Yo también podría hacerlo —me ofrezco.
Amo a los animales. He cuidado a Chester, el gato de Emilia, una cantidad de veces que no puedo enumerar y me encanta. No sé si a él le agrado tanto, pero eso no es importante para mí, yo lo amo.
Marco me sonríe, tiene una barba de cuatro días en su rostro que comienza a ponerse demasiado poblada, pero que me encanta sentir bajo mis dedos o cuando roza mi piel con ella.
—Podríamos tenerlo juntos —bromea, sé que es una broma porque se carcajea ante la mirada que le doy.
—Alto ahí.
—¿No quieres un perro? —pregunta.
—Puedes compartirme el tuyo cuando lo adoptes, pero será tu apartamento el que ensucie.
—Será como tenencia compartida, pero vivirá conmigo —asiente—. Bien, lo tomo.
Habla como si fuera que traerá un niño en lugar de un perro.
Suele hacer ese tipo de bromas que involucran sentimientos, pero nunca lo tomamos en serio o al menos yo no lo hago. Me aterra pensar en eso, en lo que sea que esto que tenemos signifique. Sigo mintiéndome diciéndome que es solo sexo, pero mi mentira es tan frágil.
Ahora mismo lo tengo en mi apartamento, un viernes por la tarde tranquilo luego de que ambos hayamos trabajado todo el día, mientras que solo hablamos y nada de sexo está involucrado. Es más de lo que hubiera aceptado antes de cualquier otro hombre y es por eso que no quiero pensar en lo rápido que me resultó adaptarme a él.
Esquivo lo mejor posible esos pensamientos, trato de parecer indiferente y ni siquiera le he preguntado por qué Sky fue a su apartamento la mañana después de que nos acostamos por primera vez. Él tampoco lo ha mencionado y, que yo sepa, ella no ha vuelto por aquí. Pero quién sabe, tal vez siguen hablando.
![](https://img.wattpad.com/cover/362606854-288-k839408.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Dulce Amor Navideño
RomanceElla lo detesta; a él le encanta molestarla a costa de eso. Ella lo conoce desde hace años; él no la recuerda. Ella ama las mariposas; él la llama Butterfly. Callie atravesó tres tragedias en su vida. La primera a los siete años, cuando perdió a su...