Capítulo extra | Lo que Marco recordó

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Segundo año de universidad - Marco

Connor y Barren me están obligando a asistir a un seminario del que ni siquiera sé de qué va a tratar. En realidad no tengo idea de por qué acepté esto en primer lugar y no es como que Connor sea mi amigo, lo llamo solo compañero de clases y nada más. Ni siquiera coincidimos fuera de la universidad. Pero me atrapó justo a la salida de la clase que compartimos juntos y dijo algo sobre un seminario y, como el estúpido que soy y sin nada para hacer, acepté.

El hermano mayor de Connor es amigo de mi propio hermano mayor. Cuando el año pasado comencé la universidad fue un asco saber lo solo que iba a estar aquí, mi mejor amigo Jamie estudia en la facultad de economía y negocios que se encuentra en la otra punta del campus, por lo que ni siquiera nos vemos. Entonces a Liam, mi estúpido hermano, se le ocurrió decirme que el hermanito de su amigo, que también tiene mi edad y estudia la misma carrera que yo, podía ser una buena compañía para mí.

Por supuesto, se le olvidó mencionar la parte en la que Connor puede ser un poco idiota cuando se lo propone.

Socializar con Connor tuvo como efecto colateral tener que unirme al grupo de amigos que son igual de idiotas que él. Para el próximo semestre me encargaré de matricularme en cátedras en las que no estén ellos.

Cuando llegamos al salón de clases en el que se dictará el seminario unas pocas personas están allí, pero al parecer la encargada de la presentación todavía no ha llegado, pero quienes sí han llegado son Mark y Dylan, los otros amigos de Connor.

—Será divertido —dice éste ocupando un lugar junto a Dylan, mientras yo tomo uno en la fila contigua justo delante de ellos y Barren se sienta junto a mí.

—No puedo creer que llames divertido a un seminario de cuidado ambiental que da una maldita estudiante de primer año —dice Mark, al parecer tan aburrido como yo.

—Oh, ya veremos si al final piensas lo mismo —responde Connor sin dar más explicaciones.

Por lo general las cosas que él consideran divertidas me aburren hasta el cansancio, pero no diré eso. El semestre pronto terminará y solo quiero concentrarme en las semanas libres que tendré, en las que volveré a casa y estaré con Jamie y Derek.

La universidad no está siendo nada parecida a lo que imaginé, pero las esperanzas de que esto cambie para el próximo semestre son algo que mantengo. Pensé en tomar clases por la mañana, algo que Jamie me recomendó, porque dijo que, si bien tendré que levantarme temprano, por la tarde tendré tiempo de tomar una siesta y también me quedará algo de tiempo para estudiar. Por supuesto, esto es algo que Jamie no hace, lo de dormir siestas quiero decir. Él solo estudia. Si no fuera mi mejor amigo, al que conozco desde pequeño, pensaría que podría ser un robot.

—¿Qué es esto? —Barren pregunta, sacando algo del bolsillo de mi bata de laboratorio.

Toma la rata que guardé allí antes de asistir a clase. No es mía, obviamente. ¿Qué demente andaría por la vida con ratas de juguete en sus bolsillos?

Lo que ocurrió fue que mi madre y Luna, mi hermana pequeña de diez años, están de visita en la ciudad y las vi justo antes de venir a mis clases. Luna tiene una pequeña obsesión con los animales, cualquiera de ellos, no importa la especie. Dijo que extrañaba que no estuviera tanto tiempo en casa y me regaló uno de los muñecos que llevaba con ella para estar más cerca el uno del otro -sus palabras, no las mías- y la acepté, no puedes decirle que no a una niña de diez años, mucho menos si se llama Luna Blackwold.

Dicho muñeco resultó ser una rata y, en la rapidez del momento, la metí en el bolsillo de mi bata.

Mi hermana es una dramática, no necesito un muñeco para recordarla, no cuando existen las llamadas telefónicas y los mensajes y que mi hogar está tan solo a una hora en coche de aquí. Entiendo que me extrañe, mudarme aquí para estar más cerca de la universidad no fue sencillo, pero no ando regalándole ratas a la gente para que se sientan más cerca de mí.

Dulce Amor NavideñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora