19 | Lugar destinado

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18 de febrero

Para el siguiente sábado, me encuentro expectante y dudosa.

Pienso en que quizás mi señal se interpretó de la forma incorrecta y tal vez hubiera sido mejor ser más explícita respecto a lo que quería. Porque en realidad sí quería que Marco me llevara a la estúpida cita -todavía no quiero ahondar en el por qué de eso, estoy negada-, solo que no lo dije con palabras específicas, sino que intenté insinuarlo. Pero una semana ha transcurrido desde entonces y no he sabido nada sobre él.

¿Debería ir a buscarlo y decirle que en realidad sí quiero la cita?

¿Y si en realidad no me ha buscado porque se arrepintió y ya no quiere?

Pensé que ambos habíamos disfrutado el paseo por el jardín botánico, al menos yo lo hice. Fue agradable recorrer el lugar y charlar, logramos conocernos mejor y no solo lo superficial o las cosas que suponíamos el uno del otro. Dejando de lado mi familia conflictiva, los recuerdos del pasado y su ex arrepentida.

Suspiro mientras termino de cambiar mi ropa por una un poco más adecuada. El día de hoy, a pesar de que sigamos en pleno invierno, la temperatura ha alcanzado los diecisiete grados Celsius. Algo para nada habitual, pero no me estoy quejando, a pesar de que sé que estas temperaturas completamente extrañas se deben al calentamiento global. En parte me sienta un poco mal que los días calurosos me pongan de buen humor.

Saldré solo porque Emilia insistió, dijo que debíamos reunirnos en un lugar, cerca de las afueras de la ciudad. No tengo idea de por qué, ya que siempre solo nos limitamos a beber en la sala del apartamento de alguna de las tres. Pero dijo que había mucho pasto y naturaleza, entonces me convenció y no intenté indagar más.

Un coche pasará a buscarme, cortesía de Jamie, ya que beberemos alcohol -Emilia fue muy específica en esto- por lo que ir con mi propio coche no era una opción.

Me miro frente al espejo y acomodo el vestido blanco decorado con unas pequeñas flores azules y luego me pongo encima una chaqueta de mezclilla porque no estoy tan loca como para no desconfiar del clima. Quizás más tarde se ponga más fresco y me muera de frío.

Luego ato en mis pies los cordones de mis zapatillas blancas, ya que es un lugar al aire libre, será mejor que esté cómoda para caminar sobre cualquier terreno.

Pronto Emilia me avisa que mi coche ha llegado y me apuro a bajar. Sigo las instrucciones para encontrarlo, teniendo en cuenta que solo me envió el número de matrícula, debo comprobar tres autos antes de subirme al correcto.

Al cerrar la puerta, desconfío. Creí que ellas también estarían en este mismo coche e iríamos las tres juntas hacia allí, pero estoy completamente sola aquí.

—Disculpa —le hablo al conductor—. Pasaremos a buscar a alguien más, ¿cierto?

—No —responde el hombre calvo adentrándose en el tráfico—. Tengo instrucciones de llevarla a destino.

Eso solo me confunde más y, si no fuera porque Emilia está detrás de todo esto, pensaría que me están secuestrando. Entonces, mi mejor idea es escribirle.

Callie: Algo extraño está ocurriendo. ¿Por qué no están Ivy y tú en el coche que enviaste?

Su respuesta tarda menos de un minuto en llegar.

Emilia: Porque a mi me está llevando Jamie y envié otro coche para Ivy.

Es completamente extraño, comenzando por el hecho de que Ivy vive muy cerca de mi edificio, por lo que sería absurdo enviar dos coches distintos cuando podríamos haber compartido uno las dos.

Dulce Amor NavideñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora