Templo del Fuego

9 1 0
                                    

-¿CÓMO SE TE OCURRE HACER AQUELLO?! ¡PODIAS HABER MUERTO!- grito Rauru mientras miraba a Zelda.

Tras lanzarse desde el cráter de la montaña de la Muerte, la familia real siguió a Zelda al fondo del volcán en esperanzas de encontrarla con vida o al menos atraparle en el camino antes de que se estampara con el suelo caliente del subsuelo, algo para lo cual Zelda tenía otros planes.

De echo, a Zelda le dio mucha gracia la cara que puso Rauru al ver que se lanzó al vacío, era la misma que Link hiso cuando ella se lanzó por primera vez de una torre Sheikah, le gusto la experiencia pero Link estuvo con el trauma por un buen tiempo, parecía que Rauru pasaba por el mismo momento que Link al ver aquello, incluso le regañaba igual que él.

Claro que traía la paravela para detener su caída de la lava o de hacerse pancake en el suelo rocoso de Eldin, pero como le gustaba ser "salvaje" se tiro bastante rápido y se detuvo en el último momento sacando la paravela para aterrizar fácilmente en el suelo, fue divertido...mientras duró.

Los regaños de Rauru no eran algo fuera de lo común, solo que parecía un padre tratando de educar a su hija evitando que hiciera algo bastante peligroso o mortal, Zelda siempre deseó que su propio padre fuera igual que como le trataban Link y Rauru, preocupándose por ella y no impulsandola a hacer algo que lleva haciendo toda la vida, Extrañaba a su padre pero sabía que, por más que lo extrañará y quería, este no volvería, ni tampoco la perdonaria por ser un fracaso.

Tras el pequeño regaño de Rauru, Zelda miró los alrededores una vez más ya que los Monarcas llegaron al fondo del cráter y ya que ellos se aliviaron del susto que Zelda les dio, el subsuelo de la montaña de la Muerte tampoco era muy diferente a la montaña de la Muerte de cuando ella tenía 16 años, la lava estaba por doquier formando pequeños ríos que corrían por toda la zona, un camino de tierra que evitaba que la lava les atrapara en una isla y además el calor era igual de sofocante como cuando Daruk seguía con vida, si el campeón goron viera esto, no creeria que debajo de una montaña volcánica se encontraba un camino que llevaba a una ciudad antigua, muy cerca de donde ellos estaban había un distribuidor de elementos zonnan, según ella escuchó, cada distribuidor daba diferentes artefactos y todos se encontraban repartidos por el reino, desde la inhóspita región de Akkala hasta donde termina el centro de Hyrule y empieza la región de Gerudo, muy cerca de ellos, se encontraban unas vías ferroviarias en donde un Goron les esperaba, las vías mineras eran bastante diferentes a como Zelda las conocía, en su era, Yunobo apenas empezó con su empresa de minería, por lo que las únicas vías que habían eran las que estaban en la mina Meridionial y Septentrional.

El Goron que les esperaba se trataba de nadie más que el líder de los Goron, Gorin, el Goron era de los más Sabios de toda la tribu Goron, su cuerpo era bastante parecido al de Daruk, incluso pareica que tenían la misma barba y cara, una pena que tenía una máscara, Oyó de Mineru que las máscaras en cada una de las regiones de Hebra, Eldin y Lanayru eran un símbolo de autoridad y una forma de identificar al líder de los demás, Zelda supuso que Ritania también tenía una parecida, la de Gorin era una máscara de una lagartija, de hecho, la lagartija era igual a la cara de Rudania, no sabía que existían máscaras así aunque al menos ahora tenía una idea de donde sacaron los Sheikah las ideas para crear a las Bestias Divinas.

-Gorin, Sabio líder de la tribu Goron, es un placer verlo- dijo Rauru tomando su faceta de Rey.

-Oh! El placer es mio majestad, si quiere podemos hablar de los asuntos mientras que su familia se dispone a explorar la ciudad- dijo Gorin con una voz gruesa, sabía y valiente, digna de un jefe goron.

-Perfecto, Mineru, puedes cuidar de los niños y de Zelda? Sonnia, Winard y yo iremos con el jefe.

-Claro Hermanito- dijo Mineru en un tono como de burla buscando molestar a su hermano, cosa que consiguió.

La sabia del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora