La sabia del tiempo

Monte Satoly

No hubo mayor problema para cruzar de las montañas de Hebra a donde Tabanta se conecta con el centro de Hyrule, justo estaban descansando en el monte Satoly, uno de los montes más misteriosos y hermosos de todo el reino de Hyrule, su hermosa estructura se puede ver desde la mayoría del Reino, siendo de las pocas excepciones, el desierto de Gerudo y los confines de Akkala, además de las ciudades de las tribus Hyruleanas y el subsuelo.

Según las antiguas leyendas, en lo más alto de la montaña se encuentra el señor de la montaña, un ser u espíritu con forma de caballo que vela por todos los animales de todo el reino, su cara es todo un enigma pero se cree que él también es el señor de los Rupinejos, seres del bosque bastante tímidos con una luz Azulada, unos 6 ojos en su cara y unos cuernos amarillos saliendo de sus frentes como para añadirle un toque más mágico a aquellos seres mucho más tímidos que los Kolog.

Zelda sabía que les tomaría un tiempo reanudar la marcha al desierto de Gerudo ya que, al parecer, Rauru se enfermó con algo, según él, tenía mucho dolor de estómago y si el rey no estaba bien, no podían continuar el viaje, mientras se recuperaba, Sonnia les permitió a los niños explorar los alrededores, evitando que se alejen demaciado sin los adultos para vigilarlos, como todo bebé, Lomei no dejó a su madre mientras su padre estaba que se lo llevaban las deidades con aquel dolor de estomago.

Zelda suponía que debió ser ese salmón que los Orni les dieron antes de partir, que bueno que ella no comió nada, y era un milagro que los niños no se hayan enfermado.

Como sea, La princesa del futuro tenia un plan debajo de sus brazaletes, como estarían ahí por un tiempo, Zelda pudo convencer a Mineru y Sonnia de ir al monte Satoly en busca de algunas hierbas medicinales para el rey, llevaba a Link y Zelda Zonnan con ella para mantenerlos vigilados, además que quería mostrarles algo que solo en la montaña lo podían encontrar.

Por suerte para ellos, la montaña estaba llena de hierbas que, según el conocimiento de Zelda, ayudarían a Rauru a estar mejor con respecto a su dolor de estomago, y lo sabía por que Zelda usó esas mismas hierbas cuando Link se enfermó por la comida que ella misma le hiso en un intento de cocinar, aún con la medicina, estuvo semanas sin poder ver a las frambuesas de la misma manera que antes.

Además, ellos estaban muy cerca de su destino, y justo en el momento preciso, ante la vista hacia el horizonte donde se podía ver el monte Lanayru, la meseta de los albores y la montaña de la Muerte, Zelda podía ver que ya era el crepúsculo, un momento de calma donde el día y la noche se unen por un momento y se ven después de tanto tiempo.

La hora donde él pronto llegará.

-¿Niños?- dijo Zelda con la intención de atraer la atención de los niños, cosa que consiguió -¿quieren ver algo hermoso?

-¿Hermoso Princesa?- dijo la Zelda de la era Zonnan mostrando su curiosidad ante las palabras de la princesa.

-Sigame- dijo Zelda para que después, los 3 fueran en dirección a un pequeño estanque.

Para llegar a su destino, Zelda llevó a los niños a una división de 3 caminos, siendo el tercero por el que entraron, tomando una entrada, llegaron al estanque al que Zelda planeaba ir con los niños, estos, sorprendidos más que nada por el lugar, sentían que su propia magia fluía a través de sus cuerpos de 10 y 12 años, para ellos, ese estanque era como nada que hubieran visto.

El estanque no era tan profundo, a penas les llegaba a las pantorrillas hasta a los niños, pero aun así estaba rodeado de pasto verde y bastante sano, flores y juncos en medio de las aguas y la tierra, unas piedras al rededor del estanque dándole una idea de cuan mágico era y como olvidar el hermoso Cerezo que se encontraba a un lado del cuerpo de agua, apuntando a las tierras más allá del Reino de Hyrule, el Cerezo estaba empezando a florecer dejando caer algunos pétalos rosados hacia el estanque, donde flotan con total elegancia y hermosura que plasmarlo en una imagen se queda bastante corto.