Recuerdo 9: el ejercito del Rey Demonio

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El fuego rojizo fue cortado por el viento de color verde mientras que los portadores de ambos poderes se miraban entre , con odio que va más allá de lo que ninguno conoce.

-...Tu poder es igual al que alguna vez ví...no has cambiado mucho...- sentía asco de ver como aquella brisa que traía vida era capaz de cortar su fuego que quema, aunque, de milagro, pudo volver a usarlo. -...dime...¿ya la encontraste o ya descubriste que le paso?-

Aquel último comentario no era de burla sino de compasión, lastima que el otro no lo vio así, usando, de alguna manera, el poder que recuperó, lanzó otra rafaga de viento hacia la bruma, una pena que esta se haya esfumado cuando hiso contacto con ella.

-...B@$tardo...- dijo, si pudiera, clavaria su espada una y otra vez en su cuerpo muerto.

Ahora seguía el otro problema; sus amigos.

Ahora que tenía todo el poder de los dioses en su mano, Ahora que Rauru se estaba escondiendo como un cobarde mientras lloraba por su esposa y ahora que le dio al menos una despedida de guerrero a aquel niño, Ganondorf estaba listo para lanzar el siguiente ataque de monstruos hacia Hyrule, con su mano, podía crear cientos de ellos y la luna Carmesí, bañada con su poder, haría que sus almas fueran revividas en todos los rincones del Reino, de esa forma, todos los que se opongan a su reinado serán destruidos por los que acaban de derrotar.

Con una sonrisa de oreja a oreja y con la piedra secreta brillando más que nunca, Ganondorf elevó su mano hacia el cielo, dirección en la cual su poder se dirigió para después explotar en el cielo y dejar pequeños meteoros de malicia exparciendose por todo el reino, viniendo desde lo más profundo del desierto hasta la región más lejana del Reino, las bolas de malicia creaban monstruos en donde sea que caían, lizalfos, Moblins, Gibdos, Bokoblins, todo tipo de monstruos eran creados en todos los rincones del Reino, no podía crearlos cerca de las aldeas pero sí podía atacarlas con ellos.

Conforme avanzaban y eran creados, el rey Demonio hablaba con sus, ahora, súbditos -Avanzen, mis súbditos...- Ganondorf miraba a la distancia como las criaturas malvadas que él mismo creó seguían sus órdenes al pie de la letra, quizá estaban vivos, se movían y atacaban a todo aquel que veían, pero aun así eran criaturas sin corazón alguno, no podían sentir empatia ni nada por el estilo, eran como los golems de la especie de Rauru, hablaban y se movían pero no eran capaces de sentir nada, no como los humanos. Aquello los convertía en el ejército perfecto, criaturas que no negaran seguir a su rey, que atacarán a cualquiera que se cruce en su camino y que no importa cuantas veces mueran en el campo de batalla, su hermosa y única Luna Carmesí era capaz de revivirlos cuando está se encuentre en su punto más alto, osea a medianoche -Usen el poder que les doy para arrasar con todo Hyrule-

Ganondorf se encontraba en uno de los pedruscos del desierto de Gerudo mirando como su ejército empezaba a moverse hacia donde fuera que existiera una civilización que siguiera los pasos de Rauru o que creyera que él es un ser todo poderoso, claro, si quería derrotar a esas 3 personas que enserió quiere ver, tendría que atacar lo que más aman, su pueblo, eso le ayudará a controlar todo el reino minimizando las fuerzas y la resistencia de Rauru y su reino, aquello le ayudara a que el Zonnan le dé la cara para que lo enfrente como un rey debe hacer, un rey lucha por lo que cree y por lo que es correcto para él y según Ganondorf, lo correcto es eliminar toda resistencia y demostrar que los más fuertes son los que deben reinar el mundo, no un ser que cree ser mejor que todos solo porque, según su pueblo, son decendientes de los dioses.

Él era una divinidad encarnada, un decendiente de un dios no es capaz de derrotar a un dios mismo, solo los dioses son capaces de derrotarse entre sí mismos, Ganondorf sabía...que solo habían 2 dioses que estaban dispuestos a enfrentarlo y que podrían vencerlo.

Mientras aquellos pensamientos llenaban su cabeza junto a la idea de hacer la muerte de Rauru mucho más larga que la de Sonnia y el caballero, Ganondorf subió a su caballo negro con una crin roja, era un caballo domado por su tribu hecho específicamente para el hombre que está destinado a ser su rey, usando un poco de su poder lo convirtió en una especie de caballo demonio que era capaz de matar a cualquiera en su camino, con un cuerno parecido al de los lizalfos azules en su frente, liderando su ejército de monstruos, Ganondorf empezó a cabalgar guiándolos por el desierto, las llanuras, las cordilleras, los bosques, por todo el reino hasta no dejar nadie vivo, nadie que esté aliado con el reino de Hyrule puede quedar con vida -Y acabar con todo aquel que esté de su lado- los monstruos le seguían fielmente mientras blandian garrotes, arcos y lanzas de madera, aquello era solo temporal mientras mataban al ejército de Hyrule y obtenían sus armas, las cuales serían mucho más eficaces que las que tienen ahora.

Con espada en mano y la vista completamente perdida en el poder, Ganondorf hiso un corte horizontal con el objetivo de demostrar el poder que tenía -¡Que no sobreviva nadie!- del corte, una especie de fuego de color rosado salió del filo, los monstruos miraban con admiración mientras Ganondorf solo miraba con una profunda desesperación.

"...ya no puedo usarlo...¿Por qué no puedo usar el Fuego de Din?" Era la pregunta que yacía en su cabeza desde hace un tiempo, cuando intento matar a Rauru y a Zelda en el balcón, no quiso lanzar ese tentáculo de malicia, quería lanzar el fuego de Din, pero no pudo. Ya no puede usarlo "...Heh...No importa, con o sin eso, aún puedo derrocar a Rauru usando sólo mi ejército"

Aun bajo toda esa capa de malicia, Ganondorf sabía que estaba perdido en el poder, completamente a merced de la diosa y el héroe, ellos eran los únicos que podían encerio derrotarlo, el antiguo patriarca gerudo también sabía...que ya no había marca atrás para él.

Y lo peor, ni siquiera le importa.

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Sé que es un poco más corto de lo normal pero el ejército del rey demonio es uno de los recuerdos más cortos de todos, por no decir el más corto de todos.

Dudas?

No?

Bye!





































Volviendo a todo, el poder de la piedra causó que Ganondorf se transformará en el Rey Demonio...

Y creó un ejército monstruoso para conquistar el mundo...

Algunas cosas nunca cambian...no sé porque aun pienso que puede cambiar...

¿Cambiar? ¿Hablas de la historia?

No...habló de él...bueno...lo que alguna vez fuimos...

La sabia del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora