re Zero 28

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Una vez más, miró el mismo entorno: la entrada del pueblo y las voces a lo lejos. Su rostro reflexivo se dio cuenta.

Subaru: ¿He vuelto, regresado de la muerte? ¿Regreso por muerte? ¿Esa es la habilidad que tengo? Su mano estaba donde la mejilla, donde no hace poco estaba siendo limpiada por la chica, que lo intentó salvar. Ella estaba llorando. Porque estaba llorando? Por mi? Una persona que es capas de llorar por un completo desconocido, de ninguna manera podría ser una persona malvada. Si nadie más lo creé, conmigo basta. Soy patético. Hice llorar a una chica.

Su semblante cambió inmediatamente, elevando el ánimo. Levantó las manos al cielo, exhalando aire y gritando: ¡Ya lo he decidido! No haré llorar a una chica nuevamente, y menos a ella. Así que haré lo necesario para salvarla. Mientras corría hacia una dirección, reflexionaba. No se puede dialogar con estas personas. Si lo intento nuevamente, me tirarán piedras y me encerrarán en el granero. Espera. ¡El granero! Apresuradamente se dirigió allí y, tras inspeccionar por todos lados, tomó un bulto blanco y corrió apresuradamente hacia el lugar destinado.

"¡Aldeanos: ¡A la bruja, quemen a la bruja! Quemen ala bruja.  finalmente tomaremos la justicia en nuestras manos." De pronto, alguien dio un salto gritando: ¡Espereeeeen!, mientras aterrizaba en una pose exagerada. Todos quedaron anonadados por la repentina intrusión. Subaru levantó la cabeza hacia la chica, mostrando una sonrisa. Sus ojos se encontraron con los de ella y este le susurró unas palabras. "Siento haber llegado un poco tarde." Y posterior a eso se dio vuelta hacia los aldeanos.

Subaru: "Buenas noches, lamento interrumpir su festival nocturno." La gente del lugar se quedó con caras de, ¿qué está diciendo este muchacho? Uno de los hombres habló con un rostro disgustado. "¿Quién eres tú y por qué interrumpes?" Ho? Señalándose con un dedo al pecho habló.

Subaru: "Soy un desempleado que no tiene adónde ir ni donde caer muerto." Un momento de silencio se sirvió y las personas parecían más furiosas. "Que alguien lo saque, llévenselo, quítenlo." Subaru gritó aún más fuerte. "¡Esperen! Por muy desdichado que parezca, no es que no haya venido sin un regalo a una fiesta. Que esto no es una fiesta ni un festival, maldito mocoso." Pero Subaru ignoró sus palabras, preparándose. Se cubrió la cara con su chándal y, posteriormente, blandiendo un pequeño saco blanco, gritó. "¿Están listos?" Una cortina blanca de humo cubrió a toda la multitud y después una explosión los dejó aturdidos. Cuando se recuperaron de la conmoción, se dieron cuenta de que el chico se había esfumado. Y junto con él, también la chica que estaba amarrada hace unos momentos. Inmediatamente se dio la orden de encontrarlos y traerlos de vuelta. Pero ambos ya estaban a una buena distancia como para alcanzarlos.

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