Una invocación pagana se llevó a cabo, marcada por el sacrificio de varias vidas en un intento de traer al Rey Demonio. Sin embargo, el resultado fue distinto a lo esperado. Lo que emergió de aquel ritual no fue el Rey Demonio, sino una criatura monstruosa, incluso entre los propios monstruos. Un aura oscura se desprendió de su cuerpo empapado en sombras, y al abrir sus ojos, su mirada abarcó todo a su alrededor con una intensidad abrumadora.
La sola presencia de esta entidad fue suficiente para doblegar a todos los presentes. Los seres más poderosos del mundo sintieron su llegada y temblaron ante su presencia. Con una voz impregnada de oscuridad y promesas de dolor, proclamó su venganza.
"El dolor será mi enseñanza", susurró, antes de desaparecer en la oscuridad, dejando tras de sí una estela de destrucción y desesperación en su búsqueda de venganza.