veemencia

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**Duele, duele, duele. Me duelen los pulmones. Todo se ve jodidamente mal. Maldita sea. Sé que está detrás de mí. Me duele todo. Todo es confuso. Solo quiero irme. Solo quiero irme. Esa cosa está detrás de mí. Sé que esa cosa no es humana. Mierda, se acerca demasiado rápido. Ya no puedo más. ¡Mierdaaa! ¡Mi pierna! Está rotaaaa.**

**Luard cayó precipitadamente en medio del bosque. Era perseguido por una criatura amorfa de gran tamaño, con extremidades largas y peludas, cara esquelética como la de un animal, cuernos pronunciados como los de un venado o alce, y unos ojos brillantes de color verde. Cuando se dio cuenta, había aparecido en un extraño bosque frondoso al atardecer. Lo primero que pensó fue en buscar un refugio porque ya casi anochecía. Y después, por la mañana, buscaría una forma de salir.**

**Anocheció demasiado rápido. Lo único que pudo sacar fue un arma improvisada, tallando una rama con una roca y haciendo una lanza. Los sonidos del bosque parecían amenazantes. Se dispuso a refugiarse en un árbol hueco. Por la noche escuchó un sonido proveniente de unos matorrales. Inmediatamente tomó su lanza y la arrojó sin pensarlo dos veces. Cuando se acercó a ver qué había causado ese sonido, lo que vio fue una extraña criatura que se asemejaba a un conejo con cuernos. El pequeño animal respiraba de forma acelerada y soltaba pequeñas lágrimas. Luard se disculpó con la pequeña criatura y luego le dio fin a su sufrimiento. Sin embargo, en cuanto acabó con la vida del pequeño animal, todo el bosque se tornó en un silencio absoluto, lo que aterrorizó a Luard. Podía escuchar sus latidos acelerándose y también su respiración agitada.**

**De repente, escuchó que las hojas se movieron en una dirección. Apuntó su lanza rápidamente hacia esa dirección, pero no encontró nada. Nuevamente escuchó otro sonido en un árbol cercano y cuando se dio vuelta, no había nada. Empezó a sudar frío, sabiendo que algo lo estaba acechando. Volvió su vista hacia otro lado y vio algo enorme moverse a una velocidad sobrehumana y desaparecer. Solo pudo ver su sombra reflejada por la luna en el suelo, moviéndose a gran velocidad, saltando por encima de los árboles. Entonces algo lo empujó hacia adelante. Le tomó un poco de tiempo recuperarse y sintió comezón en la espalda. Cuando llevó una mano a la espalda, lo que vio era su propia sangre. Inmediatamente el temor empezó a inundarlo.**

**¿Qué? Miró bruscamente hacia varias direcciones, pero no había nada. De repente sintió un estruendo en su espalda y volvió lentamente la mirada. Lo que vio fueron unos ojos verdes en una especie de animal esquelético de gran tamaño que lo miraba fijamente. No lo pensó y corrió rápidamente por su vida. No sabía dónde ir. No tenía un lugar. Esa cosa lo perseguía. Él se había convertido en una presa. Entonces, cuando agotó todas sus fuerzas y se cansó, cayó al suelo fatigado, lleno de miedo, mientras sudaba y soltaba lágrimas de terror.**

**Nuevamente escuchó el mismo estruendo atrás y su mirada volvió a encontrarse con esa criatura. Estaba a una buena distancia, acercándose lentamente, tomándose su tiempo para jugar con su sufrimiento y el miedo. Luard intentó huir nuevamente, pero su cuerpo no le respondía. Así que empezó a arrastrarse desesperadamente para salvar su vida. Cuando se volteó una vez más hacia atrás, la criatura ya no estaba. Y de pronto apareció delante de él, cara a cara. Volvió a ver esos ojos. Y su visión oscureció.**

**—¿Estuviste a punto de morir? Aine te salvó. Deberías estar agradecido.**
**—¿Qué?**

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⏰ Última actualización: Jun 10 ⏰

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