《¡Once minutos para que comencemos!》anunció la voz de Gojo a través de los megáfonos, 《¡Y ahora unas palabras de Suguru Geto!》.
《¿Eh? Bueno, espero que ambos equipos puedan-》.
《¡El tiempo se acabó! ¡Que comience el evento de intercambio!》.
《¡Sat-》.
El equipo de Tokyo comienza a correr, adentrándose en el bosque a paso apresurado. Yuji hizo una mueca divertida ante la broma de su profesor y Kugisaki solo rodó los ojos. Megumi, por su parte, ignoró aquello como tan bien había aprendido a hacerlo durante años e invocó a los perros divinos. Acarició la cabeza de Kuro y este corrió rápidamente frente al grupo. Yuji se emocionó como un niño al verlos y lamentó no poder acariciarlos.
— ¿Dónde crees que esté el jefe de los espíritus? —le preguntó el pelirrosa a Panda.
— Posiblemente en alguna zona del centro —aseguró mientras corría con una rapidez impropia de alguien de su tamaño y peso—, aunque es probable que se haya movido.
— Cuando llegue el momento nos dividiremos en los equipos de Panda y Megumi para buscar al enemigo como lo planeamos. El resto es todo tuyo, Yuji —repasó Maki con su natural liderazgo.
— ¡Entendido!
Los ladridos de Kuro y Shiro al frente ponen alerta al grupo. A unos metros, una maldición cuyo cuerpo se asemejaba al de una araña, de color verde nuclear y tamaño antinatural, se balanceaba de una rama, colgando de su tela. Unos desagradables bigotes caían por los lados de su boca, moviéndose tétricamente al hablar «¿A dónde creen que van?».
Maki empuñó Naginata, con su largura extendiéndose desde su hombro derecho hasta más allá del izquierdo. Su filosa hoja estaba lista para atravesar la crujiente piel de la maldición cuando Kuro ladró y Fushiguro gritó.— ¡Senpai! ¡Detente! —su voz fue rápidamente opacada por un rugido gutural y salvaje que acompañó el crujir de los árboles. Un rugido estruendoso que ahuyentaría a cualquier ser humano. El revuelo de los pájaros al huir le dió un ambiente casi apocalíptico a la situación.
La figura de Tōdō se plantó frente al grupo como un animal, su imponente presencia se superponía por sobre cualquier cosa allí.
— ¡Increible! ¡Todo el mundo está aquí! —rió con bufidos, la emoción en su rostro solamente se podía comparar con la de una bestia a punto de divertirse con el cadáver de su presa. Era aterrador— ¡Vamos! ¡Todos contra mí a la vez!.
En un rápido movimiento que ni el salvaje monstruo alfa podría ver venir, Yuji corrió y le tomó la cabeza, golpeandola brutalmente contra su rodilla. Un crujido resuena ante el contacto y el omega se aparta rápidamente para no ser alcanzado.
— ¡¡SEPÁRENSE!! —gritó Maki y todo el grupo tomó direcciónes distintas, alejándose con velocidad como lo habían planeado.
— Tal como pensábamos —comentó Megumi a la Zen'in.
Corriendo en una dirección opuesta, Panda le preguntó a Kugisaki— ¿Crees que esté bien?
— Es un salvaje —respondió, mirando hacia atrás aunque ya no puede ver a su compañero pelirrosa—, seguro se llevarán bien.
— Takana... —pensó Inumaki, preocupado, aunque Kugisaki no entiende nada de lo que dice.
«— Tōdō vendrá directamente hacia nosotros. Itadori, te dejaremos a Tōdō. Si tu fuerza es tal como Megumi lo dice, eres la mejor opción para retenerlo. No tienes que ganar, basta con que nos des tiempo —dijo Maki, sentada en la pequeña habitación donde el grupo de Tokyo se preparaba.
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𝐌𝐄𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐌𝐈𝐄𝐋 - 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 ||𝐆𝐎𝐘𝐔𝐔 - 𝐌𝐄𝐆𝐔𝐊𝐈||
FanfictionA una temprana edad, Itadori Yuji ya había aceptado vivir con la muerte a los hombros. No le importaba abandonar su vida, su hogar o su ciudad, porque no había nadie más allí por quien quedarse. Sumergiéndose en un mundo de maldiciones y hechicería...