Yuji bostezó, aburrido. Acostado, miró su teléfono con desdén, deslizando con el dedo el inicio de su red social. Sin nada interesante que ver, buscó entretenerse con videos tontos y aleatorios de gatos. Era una tarde aburrida, Nobara había salido quién sabe a dónde y Fushiguro estudiaba en su habitación quién sabe qué. Normalmente, hubiese ido a invitarlo a hacer algo, lo que sea, pero sabía, sin dudas, que su trasero sería pateado en cuanto el pelinegro lo viera vagueando luego de no poder resolver más que un par de ejercicios en clase.
O peor, podría ponerlo a estudiar.
Como sea, cualquier escenario sonaba demasiado desalentador para él.
『 Mensaje de Gojo-sensei: ¡¡Yuji!! Alístate, irás a u... 』
Frunció cejas y labios, confundido; había pasado mucho tiempo desde la última vez que Gojo le escribió. Picó en la notificación y el chat que alguna vez tanta alegría le llevó se desplegó.
Gojo-sensei
《 ¡¡Yuji!! Alístate, irás a una misión con Nanamin, ¡un gran amigo mío! (・∀・) 》
15:19"¿Nanamin?", no recordaba a nadie con aquel nombre.
Gojo-sensei
《 Encuéntrate con él en la puerta de la escuela en media hora 》
《 \(^o^)/¡Ánimo!\(^o^)/》
15:19"¿¡Media hora!?". Resopló, realmente era de esos días en que no quería hacer nada. Y más encima...
"¿¡Qué clase de mensaje es ese!?". A pesar de que las cosas habían sido extrañas el último mes, Gojo actuaba tan tranquilo como siempre, usando esos emojis que se adecuaban a su personalidad a la perfección. Cuando cosas como estas ocurrían, hablándole como si nada, acercándose sin cuidado, intentando bromear como tanto lo solían hacer con anterioridad, Yuji se preguntaba por qué, cómo era que el peliblanco podía estar tan tranquilo con él luego de lo que hizo. No es como que quisiera recibir odio, pero una parte de sí creía merecerlo. Una parte de sí quería que Gojo no fuera tan amable con él, que no pareciera perdonarle tan fácilmente sus egoístas acciones.
Miró el mensaje durante unos segundos y luego se permitió deslizar hacia arriba. Una sensación agridulce se aloja en su estómago al leer las incontables risas y tonterías que solía compartir hasta altas horas de la noche con el alfa, de esas que le hacían olvidar que se trataban de alumno y profesor. La mayoría eran conversaciones sin sentido, de esas que uno iniciaba sin siquiera saludar al otro, simplemente haciendo un comentario al azar. Infinitos mensajes de Gojo puntuando dulces y pasteles, criticando pastelerías y clasificándolas con estrellitas, infinitas respuestas de Yuji pidiéndole ayuda con la tarea o reclamándole por mandar por demás.
Infinitos momentos que ahora se le hacían finitos y lejanos.
Dejando el teléfono a un lado, observó con desgana el techo de madera. Se sentía sumido en melancolía, como quien ve viejas fotos de buenos momentos que parecían tan distantes que el corazón se estrujaba con agobio, deseando no más que volver y revivir cada instante.
"Si todo pudiera volver a la normalidad...". Negó con la cabeza, cerrando los ojos. No podía, no había forma de que volviese todo a la normalidad. ¿Cómo? ¿Cómo deshacer lo hecho? Se había torturado con esa pregunta demasiado tiempo ya; cada mañana antes de verlo, cada noche de sofocantes recuerdos.
Incontables veces se vio tentado a preguntarle a sus amigos, las únicas personas en su vida además de los profesores con quienes podía contar. Y cada vez que le preguntaron qué ocurría se sintió al borde de hablar, pero finalmente jamás se atrevía. Era tonto, lo sabía. En él prácticamente no había duda de que sus amigos no lo juzgarían.
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𝐌𝐄𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐌𝐈𝐄𝐋 - 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 ||𝐆𝐎𝐘𝐔𝐔 - 𝐌𝐄𝐆𝐔𝐊𝐈||
FanfictionA una temprana edad, Itadori Yuji ya había aceptado vivir con la muerte a los hombros. No le importaba abandonar su vida, su hogar o su ciudad, porque no había nadie más allí por quien quedarse. Sumergiéndose en un mundo de maldiciones y hechicería...