Yuji jugueteó con la carne en su bento, sin mucha hambre. Demasiado exhausto para lo temprano que era, suspiró de forma pesada, interrumpiendo la animada charla que parecían tener los otros tres que merendaban a su lado en el aula. Nobara y Gojo se miraron, a lo que la castaña no tardó en sonreír suavemente, confundiendo la pesadez del chico con algo que la involucrara. Divertida, ajena a lo que pasaba por la mente de Yuji, abandonó su inclinación hacia el pelinegro al encontrar un nuevo entretenimiento.
— ¿Qué sucede, Itadori? —preguntó con un clásico tono suyo de excesiva confianza, como si ya supiera la respuesta y no se molestara en fingir cuán divertida le parecía la idea de que el chico le diera lo que quería— ¿Ocurrió algo nuevo?
Yuji no tenía ánimos para lidiar con la actitud enérgica de la chica ahora mismo.
— ¿Qué? ¿No me dirás que deje de arruinar tu comida? —echándose hacia atrás sin siquiera mirarla, pareció soltar todo el aire de sus pulmones al hablar. Era obvio que parecía de mal humor, aunque aquello no le sentó particularmente nada bien a Gojo. Algo simplemente... lo hizo sentir extraño. Probablemente el hecho de que no era fácil poner al sonriente pelirrosa en esos planes de mala cara.
— Dependiendo de lo que me digas, mi comida podría saber a victoria.
Sin abandonar su posición desanimada, el pelirrosa alzó los ojos con cierta molestia e incredulidad. No le fue difícil adivinar que la chica hacía mención a la discusión del día anterior. Apenas arrugando la expresión, la miró con desconfianza unos segundos, intrigado ante la seguridad que cargaba de que su idea finalmente había sido la más acertada. Como si supiera perfectamente lo que ocurrió, como si lo hubiese acompañado la noche anterior. Claro que para él esto último no era posible, por lo que solo podía atribuirlo al 'instinto' de la chica, otra vez. Sin gracia, pensó que estaba comenzando a cansarse más de lo que quisiera de ese instinto.
Bajó la vista a su comida y se sintió vomitar las palabras que apenas alcanzó a murmurar— ... razón ...
— ¿Hm? —sonrió con malicia— ¿qué dijiste?
Frunció el ceño y habló con fuerza y claridad, resoplando con frustración— Tenías razón, sobre Junpei —y por último, chitó por lo bajo—, maldición.
Verdaderamente no estaba enojado con ella, o bueno, quizás un poco. El punto es que era consciente de que para su amiga todo era un juego, y no le parecía del todo mal, ya estaba acostumbrado a su personalidad tan particular. Pero estaba cansado, harto de que las cosas finalmente jamás sucedieran como él pensó. Nunca se había considerado un chico muy idiota, pero desde que Nobara había llegado a su vida comenzaba a preguntarse si realmente era tan perspicaz como creía, y sentirse más idiota que Nobara era algo preocupante. Era irritante, simplemente no podía, no entendía, cómo para ella todo era tan claro incluso desde la lejanía, mientras él ni siquiera parecía ver, aparentemente, lo que transcurría justo frente sus ojos.
La risa que interrumpió sus pensamientos fue tan molesta como imaginó que lo sería, un festejo al que Yuji no encontraba emoción ni gracia. Los otros dos se mantuvieron en silencio.
Kugisaki llevó algo de comida a su boca, inclinándose ligeramente sobre su pupitre con emoción— ¿tanta cara larga solo por darme la razón?
— No me interesa darte la razón —apartó su comida con un gesto molesto, apenas empujándola.
— Hmm... ¿entonces? —habló con sus cachetes rellenos de arroz— Pensé que alguien como tú estaría feliz de que se le confesaran.
— ¿Qué parte de que un amigo se me confiese me haría feliz?
ESTÁS LEYENDO
𝐌𝐄𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐌𝐈𝐄𝐋 - 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 ||𝐆𝐎𝐘𝐔𝐔 - 𝐌𝐄𝐆𝐔𝐊𝐈||
FanficA una temprana edad, Itadori Yuji ya había aceptado vivir con la muerte a los hombros. No le importaba abandonar su vida, su hogar o su ciudad, porque no había nadie más allí por quien quedarse. Sumergiéndose en un mundo de maldiciones y hechicería...