Monty

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Su corazón resonaba dentro de su pecho. Lo sentía latir tan fuerte que incluso pensaba que los demás alcanzaban a escucharlo. Pero todo el mundo actuaba con normalidad. Monty sentía que todo su cuerpo la estaba traicionando, sus manos sudorosas, el impulso de rascarse la cabeza una y otra vez, su respiración agitada. Y todo porque no podía sacudirse del sistema la sensación de que una chica que ni siquiera le agradaba estaba en peligro.

Había abandonado el cine decidida a no entrometerse más. "Acaba con el corazón en mil pedazos si es lo que quieres", esas eran las palabras que le había dicho a Erin, claro que solo habían sido un disfraz, porque no podía decirle, "deja que acaben con tu vida si es lo que quieres", qué es lo que realmente había querido decir.

Llegó a la estación del metro, y mientras esperaba a que pasara el vagón que la dejaría cerca del orfanato golpeaba el suelo con su pie de forma incesante.

"Esto tiene que parar. Estás actuando como una loca", se dijo a sí misma, "solo porque sientas que algo malo va a pasar no quiere decir que realmente pasará". Pero por más que intentaba rechazar esa sensación, esta no desaparecía, al contrario, se intensificaba. Y lo peor era que desde el primer momento en que vió a Fany supo que le haría daño a Erin. Era probable que ese daño no fuera más que un corazón roto, pero aún así se preguntaba si esa herida iba a tener algo que ver con su posible muerte.

Monty odiaba llorar en público, así que apretó los labios y los puños para evitar que las lágrimas comenzaran a brotar de sus ojos. "Ella no necesita de mi protección, puede cuidar de sí misma", se dijo.

El vagón llegó, respiró hondo y subió.

Crónicas del Zodiaco - La caída de los doce reinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora