—¿De dónde sacaste a las ratas? —Vanesa arrugó la nariz al acercarse a la jaula dónde tres ratas de alcantarilla chillaban.
—Mandé a uno de los chicos al vertedero. —Kolin colocó la jaula sobre el césped.
—¿No te ensucias las manos? —Vanesa se hincó, estudiaba las ratas con la mirada.
Kolin se cruzó de brazos.
—Solo en una pelea.
Vanesa chasqueó la lengua.
—Me siento como una de esas empresas que experimentan con animales y no sé si me gusta.
—¿Preferirías intentarlo con un humano?
—No. Vete lejos. —Vanesa se arremangó la blusa y extendió las palmas de sus manos hacía la jaula.
Los roedores se movían incesamente dentro del pequeño espacio.
Kolin se alejó de la escena pero la observaba con atención.
Vanesa se mordió el labio inferior y concentró su poder.
Las chicas habían estado aprovechando el tiempo que quedaba para su viaje en búsqueda de la heredera de Leo. Entrenaban todos los días y sus habilidades mostraban ya ciertas mejoras. El poder de Vanesa se había activado, podía sentirlo, pero era la primera vez que intentaba utilizarlo.
Se concentró y un hormigueo le recorrió el cuerpo, sabía que no podía ser tan difícil, después de todo estaba en su venas. Un gas rojizo comenzó a salir de las yemas de sus dedos, las ratas lo olisquearon y Vanesa las observó con determinación.
El gas desapareció y las ratas cayeron inertes.
—No creo que estén dormidas —gritó girando a ver a Kolin.
El muchacho se acercó trotando.
Se agachó para verlas más de cerca.
—Estoy bastante seguro de que no respiran —concluyó.
—Sí, su pecho no se mueve —confirmó la chica.
Se miraron indecisos.
—Tal vez debí darte solo una —suspiró Kolin.
—Creí que podría —Vanesa se puso de pie y se sacudió las manos—, pero tenían razón, lo difícil no es llamar a mi poder, es controlarlo.
Kolin levantó la jaula.
—Me siento mal por ellas, duraron muy poco.
—¿No tienen cucarachas por aquí? —bromeó Vanesa.
—Voy a mandar a los muchachos otra vez, lo intentaremos de nuevo mañana —indicó el chico—. Y espero que esta vez no se mueran.
Las chicas tenían entradas para el festival de invierno en el Rouge Fenetre, justo como Cher había prometido, Erick se encargaría de llevarlas y tanto Valerie como Vanesa habían conseguido que sus padres les dieran permiso de ir. Vanesa con un poco de ayuda de un Cáncer, pero lo había conseguido al fin y al cabo. Ahora solo quedaba pensar cómo iban a encontrar a la chica que poseía el cristal.
—Vemos la obra, ponemos atención a las chicas que parezcan de la edad y yo intentó sentir la energía del collar —resumió Valerie—. Suena simple pero por alguna razón no me convence.
—Yo hablo con ella, no te preocupes por esa parte.
—Pero, ¿Qué le vas a decir?
Vanesa las escuchaba mientras caminaban hacía la parada del autobús.
—Seguro que se le ocurre algo mejor que lo que me dijo Adria —comentó Vanesa.
—Perdona que no haya buscado una mejor manera de hablar contigo —se disculpó Valerie.
Vanesa se encogió de hombros.
—No pasa nada, estoy aquí ¿no? Así que creo que al final no importa demasiado.
—Solo espero que lo tome bien. —Valerie suspiró.
—Conseguiste más ratas, que lindo.
Ese día Kolin había separado a los animales en dos jaulas. Frente a Vanesa solo había una rata y el muchacho sostenía a las demás.
—Solo intenta regular la intensidad —dijo Kolin antes de alejarse.
Vanesa se puso manos a la obra.
La vez pasada había sobrecargado el gas, o al menos así era como ella lo entendía, ahora intentó llevar su poder de una forma más suave. Cuando el humo rojizo envolvió a la rata, esta comenzó a tambalearse y Vanesa pensó que iba a lograrlo. La rata cayó.
La muchacha abrió la jaula y observó el pecho del animal. Arqueó una ceja, otra vez no se movía.
—Creo que la maté otra vez —dijo con fuerza para que Kolin la alcanzará a escuchar.
En unos segundos el muchacho ya estaba a su lado.
—¿Bajaste la intensidad?
—Por supuesto que sí —respondió molesta—, dame otra.
Kolin colocó la jaula sobre el suelo, a un costado de la otra, con las puertas juntas, las abrió y con un palo guió a uno de los roedores para que cambiará de lugar.
—Esa tiene una herida, ¿La ves?
—Sí, ahí está. —Vanesa señaló una cortada que la rata tenía en un costado, se veía reciente pero no demasiado profunda.
—Intenta curarla está vez.
—¿Cómo se supone que haga eso?
—Pon atención a tu energía cósmica y canalizala para el fin que deseas —indicó Kolin mientras se alejaba.
Vanesa no sabía muy bien qué significaba aquello pero se concentró en esos ojos pequeños que la observaban. Hizo un gesto de asco pero en seguida recuperó la compostura. Su poder volvió a recorrerle el cuerpo y el conocido humo rojo llenó la jaula. La rata murió unos segundos más tarde.
—¿Me pasas la otra rata? —gritó.
—¡¿Puedes dejar de matar todo lo que tocas?!
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Crónicas del Zodiaco - La caída de los doce reinos
Teen FictionDespués de un extraño ataque en el parque, Valerie descubre que hay muchas cosas sobre sí misma que desconoce. Para empezar, sus padres no son realmente sus padres, es más, ella ni siquiera nació en la Tierra. Valerie es la heredera perdida de Virgo...