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Laurens

Hoy es nuestra última noche en las islas, estoy adolorida, complacida y con mucha hambre. Mi hombre el cual duerme sobre la cama, no me dejo salir mucho tiempo de la cama, tuvimos mucho sexo lo cual es bueno, según el, es para ayudar con el bebé como buen padre que será.

Busco el cepillo en la maleta, comienzo a desenredar mi cabello y al terminar me acerco a Vlad.

—amor -hablo moviéndolo- despierta debes ducharte

Se queja y me abraza provocando que mi cabello caiga sobre su cara.

—está frío -habla con voz ronca-

—está mojado -digo riendo-

No dice nada, solo se sienta y yo camino al tocador, comienzo a maquillarme, a través del espejo veo a Vlad observarme detalladamente.

—amor se hará tarde y además tengo hambre -digo y el asíente levantándose-

Se mete al baño y a los segundos escucho la regadera abrirse, al terminar de maquillarme observo el vestido que me pondré para cenar y después ir al aeropuerto.

El vestido negro corto y de tirantes se ve precioso, los tacones bajos de color rosa hacen juego. El maquillaje sencillo y el cabello suelto me hacen ver bonita.

Tomo el celular del buró y comienzo a tomarme fotos, después de algunas observo mi cuerpo en el espejo. Mi mirada se queda en mi estomago, mis manos viajan a esta y la acarician por encima del vestido.

—¿y si no puedes hacerlo? -susurró- serás una idiota y inútil si no logras hacerlo

Lágrimas amenazan con salir de mis ojos al pensar que no podré hacerlo, no podré tener hijos, no podré hacer feliz a mi esposo quien desea tener hijos. Soy una inútil y asquerosa, de no haber pasado por aquello, podría tener hijos... podría ser madre.

Sus brazos me sujetan con fuerza, su olor llega a mis fosas nasales y la seguridad que me provoca hace que las lágrimas salgan a mares de mi.

—Lo siento. Lo siento -susurró-

—no llores, cariño, todo estará bien, no te martirices más, podras hacerlo y si no es así, podremos adoptar si así lo deseas, me importas tú, me haces feliz tu, que te martirices por algo que sabes que no fue tu culpa me duele -habla y mi pecho duele-

—no podrás ser padre, deseas hijos y se que tal vez no podré hacerlo, lo siento, yo comprenderé si tú quieres a alguien que si -hablo y el me calla-

—no digas eso castaña, eres tú la única que me hace feliz, eres la única luz que veo en mi oscuridad, eres tú la única que pudo sacarme de ahí, no sabes cuanto agradezco que estés a mi lado, no importa si no podemos ser padres, con que permanezcas a mi lado, seré muy feliz -sus palabras me hacen sentir bien-

Dejo de llorar y ahora solo hay sollozos en la habitación, el no dejo de abrazarme ni un segundo, algunos besos llegaban a mi sien. Sus caricias me hacen sentir mejor.

—te amo, Vlad -digo y el besa mi frente-

—te amo más, cariño.

Después de un rato salimos de la habitación para dirigirnos a cenar, la música fuerte y las personas bailando alegremente hacen que mi animo suba.

Vlad observa el lugar y a las personas bailar, sonrió al ver a los niños tratando de bailar igual que los adultos, la cena llega a nuestra mesa.

—huele delicioso -digo sonriendo-

Todos estos días, hemos probado distintas comidas, todas son deliciosas, adoro probar cosas nuevas. Y más si son los platos que mi esposo elige.

—no quiero irme -digo negando- bueno si pero a la vez no, es un lugar hermoso

Cercana Seducción (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora