Capítulo X

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Michael Baltimore ♡

Vi la foto de Diane una vez más, pero no podía verla a los ojos, yo era el culpable de que ella estuviera en ese maldito hoyo, y de no tener cerca a mi hija. Lloré amargamente, porque rompí mi promesa de cuidar de ella, y también de no tener cerca a Angel.

—Te juro por mi vida, que todo esto se acabará y no volveré a cometer otros errores como este —miré si foto— Perdóname, por favor.

¿Cómo quito ese remordimiento de mi cabeza y de mi corazón? Ya he tomado algunas terapias y siento que no me funcionan, siempre vaga ese momento en el que mi mundo se vino abajo.

Me levanté de ahí y caminé fuera del cementerio, me puse los lentes oscuros y subí al coche, esperé a que Laura saliera de una tienda cercana y nos fuimos hacia el muelle, pues eran casi las 6 de la tarde y aún teníamos que cruzar la ciudad para llegar con mis hermanos y Samuel.

Charles me había dicho que no estaría con nosotros, porque se sentía mal de salud, por supuesto que no le reclamé, porque incluso si eso fuera mentira, yo tampoco habría venido, de no ser porque Laura llegó a mi casa en la mañana y estuvo esperándome y acompañándome a todos lados. Quizás para que no intentara irme a otro lado, pero suficiente tengo con ir al muelle.

Pasaron algunos minutos y llegamos al lugar, bajamos del coche y buscamos el yate, todos estaban esperándonos para irnos, así que subimos de inmediato y el capitán emprendió marcha. En ese punto, me sentía distraído, físicamente presente con todos, mentalmente viajando por los senderos de mi memoria.

Mis últimos dos cumpleaños con mis padres, habían sido hermosos, quizás no eran fiestas lujosas en salones o comidas extravagantes, mi madre solía cocinar pays de manzana y zarzamora, fruta picadas y jugo de naranja, papá preparaba una casa de campaña en el patio, luces colgantes y globos de cantoya para lanzarlos al aire por la noche.

Esos eran los momentos que extrañaba tanto, la simple compañía de ellos y mis hermanos, porque ¿de qué me sirve tener todo el dinero del mundo si al final estoy solo y mis días son abrumadores? No me sirve de nada.

Mi celular sonó y era una llamada del Sargento Williams, me sorprendió un poco, porque sé que estaba ocupado en un asunto fuera del país.

—Michael, buenas tardes.

—Sargento, buenas tardes, ¿qué tal todo?

—Voy regresando de mis vacaciones, pero antes te llamé para dos cosas, la primera es para felicitarte por tu cumpleaños.

—Muchas gracias.

—Y la segunda es para mandarte una foto que tiene preocupado al agente Di Maria.

Me quité el teléfono del oído y al encenderlo, entré en el chat del Sargento, lo primero que vi fue una foto de Charles atado y con un trapo en la boca. ¿En qué puto momento pasó todo eso?

—Ya nos comunicamos con tu hermano, y todo bien, pero no sabemos exactamente cuándo sucedió eso.

—Necesito que lo vigilen, y que sean discretos, también que me traigan a su guardaespaldas —ordené— Los veo en la noche, ya sabe en que lugar.

—Correcto.

Y colgó la llamada.

Conociendo a personas dentro de la policía, es fácil obtener su ayuda, pero si haces algo por ellos, es mucho más fácil, ya que se sienten agradecidos y es en ese momento cuando debes aprovechar la oportunidad.

♤ Laura Martell

—Por supuesto que no —miré al pelinegro— Pero me gustaría que lo conocieras, considerando que estará viviendo conmigo unas semanas.

Ruleta de SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora