Capítulo XII

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Michael Baltimore

De regreso a la empresa, iba tratando de digerir todo lo que Anna me había dicho, aunque igualmente traté de no hacerle caso, porque ahora mis asuntos se van a concentran en otro lugar. Miré mi celular y una llamada de Sophie me sorprendió.

—¿Hola? —contesté.

—Michael, ¿cómo estás?.

—Bien, gracias, ¿y ustedes?

—Excelente. Oye, me gustaría que nos reunieramos para hablar sobre el proyecto, mi equipo y yo tenemos los primeros productos pero necesitamos ponerlos a prueba.

—Es verdad, yo junto con los demás tenemos todo el papeleo listo, aunque he estado un poco ocupado y olvidé comentarle, ¿qué día no podríamos reunir?

—La siguiente semana quedaría bien, ¿te parece el miércoles 9?

—Aceptaría, pero tengo un viaje y regreso el 11 en la mañana, no sé si se pueda en la tarde de ese día.

—Entonces el 12, para que puedas descansar y no verme tan abusiva, ¿okay?

—Perfecto, ahí estaremos.

—Bien. Cuídate, nos vemos.

—Hasta luego, señora Roosevelt.

Y colgué la llamada. Llegamos a la empresa y bajé del coche, subí por el elevador del estacionamiento. Se detuvo en algunos pisos, y en el piso 18 se abrieron las puertas, Laura entró con algunos papeles cargando.

—Señor Baltimore —me sonrió.

—Señorita Martell —le quité los papeles— Permitame.

—Gracias —se pasó aún lado mío y me dio un beso en la mejilla, ninguno de los que iban enfrente, nos vio.

Salieron en el piso 19, y nos quedamos solos al llegar al 20. Caminamos a mi oficina y pedí que nadie nos molestara, lo único que ordené que trajeran, fue mi café y lo que ella quisiera.

—Pensé que ya te habías ido a tu casa —se sentó frente a mi escritorio.

—Vengo por unas cosas y me voy, tengo que irme de viaje a Kansas —la miré— Estaré unos días fuera, pero si necesitas algo, háblame y veré que hacer, ¿okay?

—Vale —asintió.

—¿Sabes algo de Charles? —pregunté con la esperanza de que me dijera que si.

—Liam me comentó algo de que se fue a un congreso con John Green.

Al decir eso, sentí que mi cuerpo estaba ardiendo del coraje.

—¿Si? —asintió— No sabe en que se metió.

Saqué mi celular y busqué el número del Sargento Williams.

—¿Bueno? —contestó de inmediato.

—Necesito que estés al tanto de Charles, el idiota se metió en la boca del lobo —suspiré— Y se fue solo, no quiero que le hagan algo.

—Tranquilo, me pondré en contacto con algunos conocidos para que lo vigilen en todo momento.

—Okay.

Y colgué la llamada.

—¿Qué pasa? —se levantó Laura— ¿Por qué te pusiste así?

—Ya te contaré con más calma todo este asunto —tomé sus manos— Contrataré un guardaespaldas para ti.

—Oye, oye, oye —me soltó— ¿Qué tengo que ver en tus asuntos? ¿No es nada malo?

—Muñequita —suspiré— John y Anna Green son personas peligrosas, conocen todo de mi y de esta empresa, Charles corre peligro en Nueva York y no quiero que te hagan algo mientras no estoy.

Ruleta de SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora