Capítulo VII

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La elegancia, los modales y el buen gusto son los principales elementos que se veían marcados en el salón de baile.

Todo estaba decorado con colores blancos y oscuros. Los pilares llevaban grandes telas enrolladas. Con ramos de rosas blancas al ras del suelo. Mesas con manteles blancos, vajillas blancas, servilletas oscuras, copas de cristal con un estilo retro. Los centros de mesa estaban compuestos por candeleros plateados y plumas blancas con negro. Un candelabro colgante de cristal y luces blancas.

En la entrada hacia el salón, estaba decorado con luces blancas, con un suelo cubierto de mosaicos blancos y negros. Los pilares que sostenían las luces, cargaban con máscaras parecidas a las de un carnaval, pero eran color blanco, con detalles plateados y plumas por encima. Cada una de ellas más extravagante que la otra.

—Buenas noches, queridos amigos.

A esa gran sala entró una mujer muy bien vestida. Era un vestido, la falda negra, algunas detalles triangulares en blanco, el resto estaba compuesto de blanco y negro, algunas líneas blancas bajaban por el corsé. Guantes color negro, un collar plateado, con la inicial de su nombre. La peluca de pelo corto adornada con una cadena plateada, que cruzaba de un lado a otro, con formas semicirculares.

En un extremo del salón estaba un podio, al que subió ella con su esposo, sin embargo, quien habló, fue ella.

—Es un placer estar entre todos ustedes como parte de su sociedad —sonrió— Considerando que hace mucho tiempo nosotros la creamos en conjunto con algunos de sus familiares.

En esa sala estaban sentados algunos de los banqueros más importantes del país, algunos inversionistas, otros compradores, pero en común, Wall Street. El lugar donde el dinero crece o pierde todo su valor.

—Durante más de 20 años he estado al mando del Banco Green James, pero como toda historia, debe haber un final, así que el mío ha llegado —suspiró— Pero quien tomará el mando de este grupo será el señor Stefan Wallace.

Todo mundo aplaudió, mientras subía al podio un hombre de cabello rubio, ojos color aceituna y tez blanca, vestido de traje negro y antifaz dorado.

—Muchas gracias —sonrió el rubio— Es un honor el que me concede esta noche —la mujer se sentó con su esposo en la mesa que les correspondía, mientras escuchaban el discurso— Desde que estudiaba en la universidad ustedes fueron tan amables de acogerme como parte de su asociación y aunque no creí que estaría aquí, en verdad me doy cuenta de que ha valido la pena el esfuerzo de tantos años.

Estuvo hablando por unos minutos más, explicando brevemente su plan de trabajo con todos ellos, las ventajas que tendrán al quedarse y desventajas si se van.

Se bajó de ahí y posteriormente empezó el baile, donde un grupo tocaba instrumentos y una mujer rubia de vestido negro, guantes blancos y antifaz blanco con plumas, cantaba con una voz excepcional que cautivó a cada una de las personas presentes.

—Buenas noches –se acercó un hombre de traje y antifaz bicolor.

—Coronel Collins, buenas noches -se levantó la mujer a saludar— ¿Cómo está?

—Muy bien —onrió el coronel— Señor John, ¿qué tal la noche?

—Excelente —lo saludó— Pensamos que no vendría.

—No me lo habría perdido por nada —bebió de su copa de champán— Además, me sirve para distraerme antes de irme a Londres.

Ruleta de SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora