Capítulo XX

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Laura Martell

El pelinegro se veía gracioso al tratar de entender el juego de la castaña, mientras ella se reía al ver a su papá peinando de una manera poco convencional a su muñeca. La señorita Apple. ¡Qué imaginación la de los niños pequeños para inventar nombres a todo!.

—¿Y si mejor la llevamos con un estilista para que le arregle ese cabello? —sugirió Mike en manera de rendirse— Es imposible.

—No le tienes paciencia —se rió.

—Definitivamente no —se levantó del sillón— Dile a Mari que prepare unas cosas para que salgamos los tres a un día de campo... Estoy abrumado de tanto trabajo y solamente quiero respirar de todo lo que tenga que ver con la empresa.

—Está bien.

Le dio un beso en la mejilla a Mike y se metió por la puerta de la cocina.

—Ella es lo que más amo y haría cualquier cosa porque no le pasara nada, no soportaría que algo malo le sucediera —me miró.

—Veo que así es —le sonreí— Es muy linda la niña y se nota que tiene el mismo carácter que tú.

—Obvio —se rió— La adoro.

Pocas veces había visto feliz a Michael, pero en esas pocas veces, me daba cuenta que era algo real, no fingía con respecto a sus sentimientos.

—¿Tus hermanos la conocen? —negó— ¿Por qué?

—Tengo muchos problemas, y te juro que me duele en el alma tener que estar lejos de ella —levantó el oso de peluche— Pero lo hago por su bien.

—Siempre dices eso, ¿a qué le temes? —suspiró.

—Perder todo lo que tengo, incluyéndote —jugando con los brazos del peluche— Tengo miedo de la que la soledad se vuelva mi única compañía... Ya pasé por eso y lo que menos quiero es regresar a ello.

Ahora entiendo lo que me había dicho, su único refugio había sido Dios.

Su mirada se perdió en aquel peluche, parecía un niño pequeño indefenso, que solamente buscaba protección de parte de sus padres, y el cariño de su madre.

Era como ver a Angel, pero en versión hombre.

—Samuel te crió como alguien fuerte y yo sé que no vas a volver a caer en ese hoyo, solamente tienes que convencerte de que las cosas van a cambiar y lo demás se volverá fácil —levantó su vista— Te lo prometo.

—Espero que así sea —suspiró— Vamos a buscar a Angel y nos vamos al bosque.

—Perfecto —asentí.

La historia de Angel es compleja de entender, sin embargo, cuando la conoces, te das cuenta de que sigue el mismo camino que su padre, así que su vida comienza a tener un sentido.

Al conocerla, me quedé sorprendida por las cosas que había tenido que pasar hasta la edad que tiene.

Desde quedar a cargo de Mike y haber sido alejada de él como forma de protección —un riesgo que solamente él conoce—, hasta tener que vivir bajo el cuidado de una niñera, que la guía muy bien y la educación que recibe es de muy buena calidad.

Quizás fue muy exagerado por parte de Michael haber comprado la escuela y estar cuidando cada detalle con los maestros, para que Angel no tenga algún problema con ellos.

—Aquí tienen la canasta —nos habló Mari— Disfruten de su paseo.

—Claro que sí —asentimos.

Salimos por la puerta principal y afuera estaba Mike; por las expresiones de su rostro, pude deducir que hablaba con alguien más de temas no muy agradables para él.

Ruleta de SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora