Prólogo

643 22 1
                                    

La universidad está en la recta final, tengo los exámenes finales durante la última semana de mayo y eso era la semana siguiente. Estaba estudiando mucho éstos últimos días, necesitaba aprobar todos los exámenes y empezar a trabajar en verano para poder hacer las prácticas el año que viene. Comencé ésta carrera para poder estar cerca de lo que más amo en la vida, los animales. Ser veterinaria es mi sueño desde que tenía ocho años cuando tuve mi primer perro, un pastor alemán de pelo largo negro y marrón llamado Kiwi, éramos mejores amigos. Falleció hace cinco años, cuando cumplí dieciocho, por un envenenamiento de un malnacido. Comió una chuchería que un hombre, el cual aparentaba ser agradable, le dió y una hora después yo estaba con él en la clínica llorando por su muerte. Lo llevo siempre en mi corazón, desde aquél día me juré a mí misma que salvaría a todos los animales que pudiese y eso me lleva a donde estoy ahora mismo, estudiando para ello. Pongo todo mi esfuerzo y ganas en aprenderme las lecciones completas, sin saltarme ningún punto, algunas me cuestan más que otras pero no me rindo y pongo más empeño para retenerlo en mi memoria para el examen.

El calor de Miami me desconcentraba un poco, el aire acondicionado solucionaba un poco ese problema pero seguía teniendo calor. Mi compañera de habitación, Ashley, estaba igual que yo, tumbada en su cama mientras estudiaba el libro de anatomía. Nos llevamos bien, solemos salir juntas a alguna fiesta y lo paso bien con ella, es muy agradable. Su cabello pelirrojo cae por el costado de la cama, tiene su espalda pegada al colchón y las piernas en alto tocando la pared con los talones, sujeta el libro con sus dos manos, en aquél momento el libro cae estampándose en su cara y se queja por el golpe, me río en tono bajo y me mira con una sonrisa burlona.

Una hora después cierro el libro de biología, suspirando y quitándome los auriculares de mis oídos, sí, estudio escuchando música, hace que me concentre más. Voy al baño y en veo mi reflejo en el espejo que está encima del lavabo, bajo mis ojos azules hay unas ojeras enormes de dormir poco y de cansancio. Suspiro y me echo corrector en ellas para taparlas, peino mi largo cabello rubio y vuelvo al escritorio. Recojo todos los apuntes y libros que tenía encima de la mesa de madera y lo guardo todo en la mochila de color lila que llevaba a clase. Es Viernes por la tarde, así que, tocaba mi merecido descanso hasta el día siguiente, me dejó caer sobre mi cama, estirando todo el cuerpo. Navegué por las redes sociales, cotilleando lo que la gente subía en ellas cuando recibí un mensaje de mi novio, Cameron, dice así:

'Hola cariño, ¿cómo estás? Estoy deseando verte.'

Sonrío al leerlo y le cuento lo estresada que estoy por los exámenes, hablamos un rato largo contándonos nuestras cosas de siempre.

Cojo mi ordenador portátil y lo enciendo poniéndolo en mis piernas, una vez encendido busco ofertas de trabajo para verano, intento que sea trabajo con animales pero en realidad me da igual, puedo trabajar de cualquier cosa porque necesito el dinero. Veo varias ofertas que me parecen bien y me inscribo en ellas, una de ellas es la que más me llama la atención.

'Se busca persona trabajadora, con ganas de aprender y amante de los animales para una granja en Tennessee. El trabajo a desempeñar será el cuidado y mantenimiento de las instalaciones y animales. Alojamiento y comida corre de nuestra cuenta. Salario: dos mil dólares mensuales.'

Me inscribo rápidamente, adjuntando mi currículum y apago el ordenador bajando la tapa del mismo.

Amor de vaqueros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora