Capítulo 29.

51 6 0
                                    

Sonrío mientras bebo de mi copa un sorbo del líquido rojizo que hay en ella, Sam comienza a pasar sus dedos por las cuerdas de la guitarra de nuevo, me sorprendo al ver que no es una canción que haya tocado antes. Lo miro curiosa y absorta en su boca, en cómo consigue que los acordes sean perfectos junto a su voz cálida y aterciopelada, la canción que estaba tocando era 'Found You' de Austin Mahone. La he escuchado alguna vez y la letra me parece preciosa pero, ahora que la canta Sam, me parece incluso más bonita todavía si eso puede ser posible. No aparto la mirada de él, tiene mis sentidos puestos en lo que hace y cómo lo hace, tan bonito y mirándome a los ojos. Demostrándome así lo que siente por mí, sonríe mientras pronuncia cada palabra y el tono de su voz es distinto, lo canta verdaderamente de corazón diciéndome lo que siente con esa canción, me la dedica sin prisa, haciendo que el momento sea algo único y más especial para nosotros. Éste momento, el lugar, como está decorado, lo que representa todo para nosotros... Es el lugar donde comenzamos a enamorarnos, donde sentimos algo inexplicable el uno por el otro. Éste lago es nuestro lugar favorito en el mundo y nos sentimos tan bien aquí que lo hemos hecho nuestro. Sam ha conseguido que éste lugar sea más mágico aún de lo que ya es.
Termina de cantar y al dejar la guitarra a un lado me abalanzo sobre él para besarlo.

- Me encanta esa canción cantada por ti. -Digo mirándolo a los ojos.

- Tendré que cantártela más veces. -Ríe.

Me aparto dejando que se ponga cómodo de nuevo, ya que, lo noto nervioso. Suspira y mira hacia el lago como si estuviera buscando algo.

- ¿Estás bien? -Pregunto tocando su pierna.

- Sí, lo estoy. -Dice en una risa nerviosa.- Hailey, cariño...

- Dime. -Pongo toda mi atención en él.

- Yo... Esa canción.. -Balbucea unos segundos hasta que se recompone.- Esa canción expresa lo que siento y quiero decirte.

- Para mí también y que tú me la hayas cantado, significa mucho para mí.

- Hailey.. -Sonríe mientras rebusca algo en el bolsillo de su pantalón.- ¿Quieres casarte conmigo? -Pregunta mostrándome un anillo de oro blanco con tres pequeños diamantes dentro de una cajita negra de terciopelo.

Mi cara es un poema en éste momento, me quedo anonadada sin saber qué decir, mil cosas pasan por mi cabeza a la velocidad de la luz.

- Oh Sam.. -Mis ojos comienzan a aguarse.- ¡Sí! ¡Claro que me casaré contigo! -Exclamo en un grito mientras los nervios y la alegría invaden mi cuerpo haciendo que las lágrimas broten de mis ojos como si de una cascada se tratase.

Ahora es él quien se abalanza sobre mí para besarme y abrazarme, quedando tumbados en la manta mientras reímos como dos idiotas enamorados.

- Pónmelo. -Consigo decir riendo.

Coloca el anillo en mi dedo anular izquierdo, lo abrazo de nuevo más fuerte que antes.

- Te amo, Sam. -Susurro en su oído.

- Te amo, Hailey. -Acto seguido me besa.

Continuamos besándonos sin descanso tumbados en aquella manta, terminamos la noche haciendo el amor como nunca antes lo habíamos hecho, hablo de sentimientos, como si ésto nos hubiese unido más de lo que ya estábamos, convirtiéndonos en uno.

De vuelta a casa no dejo de mirar el anillo en mi dedo, me siento tan feliz en éste momento que nada ni nadie puede estropearlo. Sam ríe al mirarme perdida en mis pensamientos, me saca de ellos cuando pronuncia mi nombre dulcemente.

- ¿Estás bien? -Pregunta entrando en la granja y aparcando el coche.

- No podría estar mejor. -Le dedico una sonrisa.

Bajamos del coche, aún sigo emocionada por la sorpresa y la pedida de matrimonio de Sam. Entramos en la casa grande donde todos estaban jugando al monopoly.

- ¡Ha dicho que sí! -Grita Sam al entrar al salón con los brazos en alto.

Todos corrieron a abrazarnos chillando y llorando de alegría, nos dieron la enhorabuena mientras cogían nuestras manos.

- Vais a ser muy felices. -Mi suegra limpia las lágrimas de sus ojos.

- Os deseo lo mejor. -Sonríe mi suegro mientras abraza a su hijo.

- Me alegro muchísimo por vosotros, Hailey. Os lo merecéis. - Ryan sonríe y deja paso a Chloe que me abraza con fuerza.

- Hailey, desde el primer día te consideré mi hermana. -Sus ojos no paraban de aguarse.- Gracias por todo. Deseo que tengáis una vida preciosa llena de amor.

Agradecemos todos los deseos, volvemos a nuestra casita.

- Tu familia no cabe en sí de la alegría. -Río mientras retiro el vestido azul de mi cuerpo.

- Lo sé, yo estoy igual que ellos. -Sam desabrocha su camisa.

- Yo también. -Sonrío.- No pensé que me lo pedirías ésta noche. -Quito los zapatos de mis pies.

- ¿Por qué? ¿Cuándo creías que lo haría? -Pregunta curioso mientras Imita mi acción.

- No lo sé, más adelante. -Me encojo de hombros.- En unos meses.

- No podía esperar unos meses, tenía que pedírtelo hoy. -Desabrocha su pantalón y se lo quita.

- Y me alegro de que lo hayas hecho hoy. -Me deshago de mi ropa interior y me pongo su camiseta para dormir.- ¿Cuándo nos casaremos? ¿Dónde lo haremos? ¿Quiénes vendrán? -Lo acribillo a preguntas.

- Respira. -Ríe metiéndose en calzoncillos a la cama.- Lo iremos viendo y lo haremos juntos.

- ¡Ay! Mañana tengo que contárselo a Ashley. -Digo tumbandome a su lado emocionada.

- Veo que con la emoción no tienes nada de sueño. -Dice mirándome.

- Me has hecho sentir como una niña pequeña de nuevo, me has devuelto la ilusión de mi vida, la alegría... Todo. Me lo has devuelto todo. -Digo en tono bajo.

- Tú me haces sentir eso todos los días que despierto a tu lado, cada vez que miro tus ojos, cada vez que escucho tu voz, cada vez que me abrazas, me acaricias o me besas... Me haces sentir así, como un niño pequeño y eso me encanta. -Besa mi cabeza suavemente.- Te lo he dicho muchas veces, Hailey, y te las repetiré las veces que hagan falta, eres el amor de mi vida, eres quien me hace feliz, quien me hace sonreír, me alegras los días solo con mirarte, quiero una vida junto a ti, que tengamos hijos, que seamos una familia feliz. Quiero todo contigo, mi amor, todo.

- Sam, me vas a hacer llorar. -Digo con las lágrimas cayendo por mis mejillas.- Siento exactamente lo mismo por ti, eres luz y sin ti no podría haber conseguido todo lo que tengo. Gracias a ti, a tu ayuda, a tu apoyo.. Sin ti no lo hubiera conseguido, me haces ser mejor, más fuerte, más valiente. Siento todo lo que has tenido que sufrir por mí, prometo que no volverá a pasar. Solo te prometo que voy a amarte eternamente.

Sus ojos también llenos de lágrimas me miran fijamente, diciéndome cuánto me ama con su mirada, me besa lentamente fundiendo nuestros labios en un cálido, tierno pero apasionado beso, de esos que sólo él sabe darme. Comienza a quitarme la camiseta, dejándome semi desnuda bajo su musculoso y fuerte cuerpo. Sus labios recorren mi cuello, llegando a mi pecho y bajando hasta mi ombligo, con delicadeza retira el tanga blanco de encaje, suspiro cuando su lengua roza mi clítoris sintiendo cada movimiento que me provocaba placer. Sus dedos dentro de mi vagina me hicieron gemir al tocar en mi punto débil, me estremecía de placer hasta que decidió parar para besarme en los labios de nuevo mientras se quedaba completamente desnudo, introdujo su miembro erecto dentro de mí, moviéndose lentamente. Clavo mis uñas en su espalda por el placer tan intenso que me estaba proporcionando, sus manos acarician todo mi cuerpo sin parar de besarme. En un impulso nos giró sobre la cama para dejarme a mí al mando, movía mis caderas con su miembro aún dentro de mí haciendo que él gimiese de placer, beso sus labios mientras sus manos descansan en mis nalgas. Nos unimos en un gemido al unísono llegando al clímax, descanso sobre su pecho mientras acaricia mi rubia cabellera, sintiéndome en paz.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Amor de vaqueros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora