Capítulo 5.

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Sábado. Llevo aquí una semana, todo va genial, cada vez aprendo más cosas e incluso me veo a mí misma más feliz. Con Chloe me llevo estupendamente, me ha incluido en su grupo para los planes y estoy deseando salir con ellos esta noche para tomar unas cervezas y bailar un poco, ahora mismo me está llevando en su camioneta a comprarme ropa adecuada para las salidas. La música de la radio sale por los altavoces del coche mientras el aire envuelve mi cabello por la ventanilla bajada, las letras de la canción entran en mi cabeza y recuerdo a Cameron, quien todavía no me ha vuelto a hablar porque sigue enfadado, le escribo todas las noches y le llamo pero no contesta ni coge las llamadas. Ashley me dijo que aún no quiere hablar conmigo, que le diese espacio y tiempo y eso hago pero.. es algo que a mí personalmente no me gusta. Podría hablar conmigo y le explicaría las cosas pero no está dispuesto a ello.

- ¿En qué piensas? -Chloe me saca de mi trance.

- En nada, sólo disfruto el viaje. -Miento, no quería volver a hablar de ello con ella porque me diría lo mismo que días atrás.

Que Cameron es un imbécil porque debería entender que tengo que pasar tiempo con ellos y conocerlos más, que debería hablarme y no hacer bomba de humo como ha hecho y un largo etcétera.

- ¿En Miami no hay tranquilidad? -Pregunta riendo.

- Para nada. -Río con ella.- Todo es mucho más estresante, hay más coches, más gente.. -Suspiro.- Estar aquí me da mucha paz.

- Sí, Tennessee es increíble. -Dice sonriendo.- Los que vivimos en el campo apreciamos más todo.

- Tienes razón. -Sonrío.

Llegamos al centro comercial de la ciudad y paseamos por allí un buen rato entre tienda y tienda hasta que encontramos lo adecuado para mí. Pantalones vaqueros cortos, camisas blancas de manga corta, camisetas de todo tipo de colores y un par de botas vaqueras como las suyas. Ella entró a una tienda dejándome fuera esperándola, no sabía que iba a comprar hasta que la vi salir con un sombrero marrón en la mano.

- Esto te lo regalo yo. -Dice sonriendo.

- ¡Chloe! -Exclamo emocionada.- No hacía falta, muchas gracias. 

La abrazo fuertemente mientras ella ríe y me pone el sombrero en la cabeza.

- ¿Qué tal estoy? -Pregunto haciendo poses.

- Te queda genial. -Ríe por mis actos.

Seguimos caminando un rato más por allí y ella se compró más pantalones, después de eso volvimos a su camioneta y de regreso a la granja. El camino en coche se hizo ameno porque íbamos riendo y cantando las canciones de la radio, ella reía porque yo no me las sabía y me contagió su risa. De vuelta en casa, llevé todo lo que compré a mi casita y lo guardé en el armario para después decidir qué ponerme. Comimos con su familia como todos los días entre risas y bromas. Estar aquí era maravilloso, todo el día están con una sonrisa en el rostro y me gusta, no estoy acostumbrada a eso y le estoy cogiendo el gustillo.

Miro la ropa nueva que he puesto encima de mi cama, elijo uno de los vaqueros cortos y me los pongo mirándome en el espejo, me quedan genial. Dudo entre camisa o camiseta, me decanto por la camiseta de color camel que compré de tirantes finos y por último las botas, vuelvo a mirarme en el espejo con el conjunto en mi cuerpo y siento que falta algo, miro a mi alrededor y encuentro lo que buscaba. Coloco el sombrero en mi cabeza, echando hacia atrás mi cabello rubio rizado, ahora sí que estaba perfecta. Oigo que llaman a la puerta de entrada y bajó las escaleras, seguro que es Chloe que me está esperando. Abro la puerta y veo a Sam, los nervios recorren mi cuerpo como estos dos últimos días cada vez que lo veo.

- Hola vaquero. -Bromeo saludándolo tocando mi sombrero nuevo. Él ríe. 

- Hola vaquera. -Dice aún riendo.- Estás genial.

Amor de vaqueros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora