Capítulo 7.

150 9 0
                                    

Llevo cuatro días evitando a Sam, estamos a jueves y hoy tengo que trabajar con él limpiando la jaula de las gallinas. He sentido impulsos de intentar besarlo de nuevo pero me he parado a mí misma diciéndome que no puedo hacer eso porque por mucho que Sam me guste, estoy con Cameron. Mi novio aún no me ha vuelto a hablar y estoy sintiendo cosas por el hijo de mi jefe, esto es surrealista. Termino de recoger el recinto de las gallinas y lo llevo en la carretilla para dejarlo fuera en una pequeña montaña, vuelvo dentro y recojo los huevos que han puesto para meterlos en la cesta de mimbre que llevaba, después de cogerlos todos salí y los llevé al despacho de Jacob. Mientras camino de regreso me encuentro con Sam, nos dirigimos al mismo sitio sin cruzar una palabra pero sí miradas.

- ¿Qué queda por hacer? -Pregunta entrando al recinto.

- Ponerles agua y comida. -Digo con tono neutro y él asiente.

Terminamos nuestra parte y caminamos hacia el establo, la siguiente tarea era sacar a los caballos.

- Hailey.. -Dice mirándome, lo miro esperando respuesta.- Nada, no te preocupes.

Sigo haciendo mi trabajo durante lo que queda de tarde, camino junto a Chloe hacia su casa para cenar con su familia como todas las noches, me siento a su lado y cenamos entre risas y bromas excepto Sam y yo, él intentaba hablar conmigo pero yo lo ignoraba completamente. Recogí la mesa al terminar y me dirigí a mi casita, ellos se quedaron en el porche como siempre aunque insistieron en que me quedase, a mí no me apetecía estar ahí incómoda con Sam. Me tumbé en el sofá y comencé a darle vueltas a la cabeza, él me gusta pero tengo una relación de cinco años con Cameron. Estaba echa un lío, necesitaba hablar con Sam y aclararme de una vez, caminé hacia la puerta de casa para salir y al abrirla lo encuentro a punto de llamar, sonrío de lado y lo dejo pasar.

- Venía a hablar contigo. -Dice en tono bajo.

- ¿Qué ocurre?. -Digo sonriendo.

- ¿Qué te pasa conmigo? No entiendo el cambio tan drástico que has dado desde el otro día en el río. -Dice preocupado.

- Sam... -Suspiro.- No me pasa nada, todo está bien.

- No puedes decirme eso y que luego tu actitud sea otra. -Dice comenzando a enfadarse.

- Es que es lo único que te puedo decir. -Miento.- De verdad que no pasa nada, estoy bien contigo. 

- No lo estás, si lo estuvieses no llevarías cuatro días ignorándome. -Grita andando de un lado a otro.

- No te ignoro. -Alzo la voz mintiendo.

- ¡Sí lo haces! -Chilla con rabia- ¿Por qué lo haces?

- ¡Porque me gustas, joder! - Grito mirándolo mientras me pongo en frente suyo.- Por eso te ignoro. -Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos por las emociones mezcladas que llevo en mi interior.

No dice nada, sólo me mira pero no dice nada, lo miro esperando una respuesta que no llega. Me giro para salir de casa y agarra mi brazo, haciendo que lo mire a los ojos para después juntar sus labios con los míos en un cálido y apasionado beso, nuestras lenguas jugaban unidas como si ya se conocieran y sus manos estaban en mi cintura juntando nuestros cuerpos cada vez más. Me gustaba el beso y me gustaba él, necesitaba tenerlo cerca. Nos separamos lentamente mirándonos a los ojos. 

- Tú también me gustas. -Dice finalmente y me hace sonreír.

- He sido una idiota, lo siento. -Digo en voz baja.

- Tranquila, no pasa nada. -Me abraza.- ¿Quieres venir al porche?

Asiento y salimos de mi casa, llegamos al porche y la familia aplaude mi llegada riendo haciéndome reír a mí también. Me siento en el escalón junto a Sam, su padre me acerca una cerveza, la cojo y tomo un sorbo.

Amor de vaqueros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora