Capítulo 23.

80 6 0
                                    

Sam estaba parado en la puerta de la habitación, ojiplático, observando la escena tan desagradable para mí. Rápidamente salió del trance y se abalanzó sobre Cameron, tirándolo al suelo y propinándole allí un par de golpes en su cara con el puño cerrado. Vuelve a mí fugaz para abrazarme y desatarme de la cama, los policías se hacen cargo de Cameron y lo arrestan, lo obligan a vestirse y lo engrilletan. Con las esposas en sus muñecas pegadas en su espalda lo sacan de allí mientras Ashley, Sam y una policía se quedan conmigo para calmarme y ayudarme a vestirme. Las lágrimas brotando de mis ojos y el miedo dentro de mí cuerpo no consigo decir ni una palabra, sólo abrazo a mi novio y a mi amiga fuertemente, como si entre sus brazos todo lo malo se esfumase pero al separarme de ellos todo volvía a mí. Al ver que yo no dejaba de llorar ni contestaba cuando me llamaban por mi nombre, Sam optó por cogerme en brazos y llevarme a su coche. Una vez allí, me dieron un poco de agua para beber y llamaron a una ambulancia para hacerme un chequeo completo para denunciar a Cameron. Tardaron media hora en venir y revisarme, la policía me tomó declaración. Le conté todo lo ocurrido mientras Sam acariciaba mi mano suavemente, transmitiéndome tranquilidad. No podía parar de llorar, mis ojos estaban rojos, mi nariz llena de mocos que me hacían respirar con dificultad y mi boca seca por los nervios. Una vez termino de contarle todo a la policía, Sam me ayudó a entrar al coche, me dio un beso en la frente y dejó paso a Ashley quien se sentó a mi lado en el asiento trasero y me abrazó como nunca antes. Sam cerró la puerta y entró en el lado de piloto, arrancó el coche y volvimos a casa de mi amiga. Allí, los dos me ayudaron a entrar en la casa, me llevaron a mi habitación dejándome tumbada en la cama, necesitaba descansar. Me quedo dormida en segundos pero las pesadillas aparecen, abro los ojos en un grito, la puerta se abre rápidamente dejando ver a un Sam preocupado.

- ¿Estás bien? -Pregunta acercándose a mí.

- No. -Niego con la cabeza.- He tenido una pesadilla.

- Tranquila, estás a salvo. -Se sienta a mi lado y me abraza, apoyando mi cabeza en su pecho y rodeándome con sus fuertes brazos.- ¿Necesitas que te traiga algo?

- Necesito que te quedes a mi lado. -Digo sollozando.

- Lo haré, no me pienso ir. -Dice besando mi cabeza.- He decidido quedarme aquí hasta que termines las prácticas.

- No va a ser posible.. -Digo retirándome para mirarlo.- Me han echado.

- ¿Qué? ¿Por qué? -Pregunta confuso.

- Porque no he ido en varios días y tantas faltas de asistencia hacen que automáticamente te echen. -Cuento agachando la mirada hacia mis manos.

- Vuelve a Tennessee. Allí buscaremos algún lugar para que hagas las prácticas. -Dice cogiendo mi mentón alzando mi cara para que lo mirase.

- Te lo agradezco Sam pero... -Suspiro.- Sólo puedo hacer las prácticas aquí, si fuese tan fácil no me habría ido nunca de tu casa. -Digo apenada.

- Pues entonces me quedaré contigo. -Dice con tono decidido.

- Te perderás tu vida durante un mes, tengo que empezar de cero. -Digo sonriendo de lado.

- No me importa, sólo me importa que tú estés bien. -Besa mis manos.

- Gracias. -Lo abrazo fuertemente mientras dejo que las lágrimas salgan de mís ojos de nuevo.

- Llora lo que necesites, estoy aquí para ti. Siempre. -Promete algo que ya está cumpliendo y hace que me ponga más sensible.

Apoyo mi cabeza en su pecho, mojando su camiseta con mis lágrimas mientras sus brazos me proporcionaban un cálido abrazo en el que me sentía segura, en casa, tranquila. Vuelvo a quedarme dormida en cuestión de minutos.

Amor de vaqueros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora