Capítulo 27.

46 5 0
                                    

Seis meses han pasado de todo aquello que ocurrió con Cameron, ahora todo es como debe ser. No puedo estar mejor, ni ser más feliz en mi vida, todo lo que estoy consiguiendo con mi esfuerzo y todo lo que he superado me lleva a un estado de paz mental y tranquilidad que no sé describir y sobretodo, por fin, soy feliz. Tengo una familia maravillosa y un hombre al que adoro con todo mi corazón que me cuida tanto o más que a sí mismo. Su esfuerzo para que yo esté bien ha sido enorme y sabe que le estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho por mí, por él, por nosotros. Mi amiga Ashley ha venido un par de veces a visitarnos, hace dos meses rompió con David así que está en su fase de soltera buscando pasarlo bien sin dar explicaciones a nadie, la admiro, también lo ha pasado fatal pero se está recuperando de la infidelidad por parte de David, su autoestima cayó pero ahora está en lo más alto.

Chloe y Ryan siguen con su nidito de amor, y como no, tanto amor detona en la etapa más bonita de sus vidas, van a ser padres. Ella está embarazada de tres meses, ya se le nota un poco la barriga y están muy contentos por la llegada de éste nuevo bebé a la familia Miller. Mis suegros, Jacob y Margaret no les cabe más alegría en sus cuerpos por ser abuelos por primera vez, están deseando que nazca ya el bebé y comérselo a besos. Sam y yo nos alegramos mucho por la feliz pareja, han conseguido lo que deseaban aunque les ha llevado mucho estrés y esfuerzo pero lo han conseguido.

- ¡Hailey! -Escucho mi nombre en un casi grito.

Parpadeo rápidamente para volver a la realidad, Sam está bañándose en nuestro lago especial, me había quedado absorta en mis pensamientos por unos minutos.

- ¿Estás bien? -Pregunta desde el agua.

- Sí, perdona cariño. -Digo con una sonrisa.- Estaba pensando.

- ¿En qué pensabas? -Pregunta curioso.

- En todo un poco. -Me encojo de hombros.

Me levanto del suelo y camino hacia él, para meterme en el agua. Al meter un pie dentro de ella, lo saco rápidamente. Estaba bastante fría, suspiro armándome de valor cuando Sam comienza a salpicarme, mojándome entera mientras se reía a carcajadas.

- ¡Sam! Te odio. -Digo riendo y entro rápido en el agua para llegar hacia él.

Coloco mis manos en sus hombros y lo hundo bajo el agua, dos segundos después sale a la superficie agarrándome por la cintura.

- ¿Pero qué haces, enana? -Dice riendo.

- Me has salpicado, me tenía que vengar. -Río.

- Pues ahora no pienso soltarte. -Dice pegando su cuerpo al mío.

- No me sueltes. -Lo tiento con la mirada.

- No me mires así, sabes que no aguanto esa mirada.. -Dice mordiendo su labio inferior.

- ¿Así como? -Vacilo y vuelvo a mirarlo pícara.

- Así.. -Gruñe.- Si no paras no sé de qué soy capaz.

- Yo quiero ver de lo que eres capaz. -Digo rodeando su cintura con mis piernas.

- Estás jugando con fuego, cariño. -Besa mi hombro.

- Me gusta quemarme. -Sigo jugando con él.

Enredo su pelo entre mis dedos mientras lo miro a los ojos fijamente, sólo hay silencio a nuestro alrededor.
Acerca su cara a la mía para besarme pero yo me retiro, quiero picarlo un poco. Gruñe en una sonrisa agarrándome más fuerte entre sus brazos, río ante aquello.

- No me hagas eso... -Ríe nervioso.

- No he hecho nada. -Vacilo.

Vuelve a intentar besarme pero repito mi acción anterior, provocando que lo vuelca a intentar una tercera vez en la cual no tengo escapatoria, ya que, agarró mi cabeza con su mano y consiguió besarme. Sentir sus labios en los míos era una sensación indescriptible, me encanta cuando hace eso. Muerde mis labios al besarme, haciendo que me vuelva loca y siga el beso con más pasión y deseo. Sus manos llegan a mi espalda, desabrochando el sujetador del bikini azul que llevo, lo retira de mi cuerpo y lo lanza hacia la orilla.

- Sam.. -Susurro en sus labios.- ¿Aquí?

- Aquí. -Afirma con un hilo de voz para continuar besando mi cuello.

Hace un mes que volvimos a tener sexo, ya estoy preparada para ello y he desatado algo en él que tiene ganas en todo momento y en cualquier lugar, eso me gusta. Usa su lengua para jugar con mis pezones, haciendo que me estremezca de placer, estoy descubriendo de nuevo todo lo que me gusta y lo mejor es que lo estoy haciendo con él. Agarra mis nalgas fuertemente para después retirar un poco la braga de mi bikini e introduce dos de sus dedos en mí vagina, haciendo que suelte un gemido en sus labios que lo enciende cada vez más. Beso sus labios de nuevo, saca sus dedos para introducir su miembro dentro de mí lentamente, los dos gemimos por el placer que sentimos al unirnos de ésta manera tan ardiente. Muevo mi cuerpo con su ayuda para disfrutar más aún del momento, muerde mi labio inferior de nuevo, no dejo de moverme para llevarlo hasta el clímax, lo cual consigo minutos después. Continúa mirándome a los ojos, los dos jadeando pero con una sonrisa en nuestros labios, dejo un corto y efusivo beso en ellos y nado hasta la orilla para vestirme, ya estaba anocheciendo y comenzaba a tener frío. Sam me sigue fuera del agua, coge una toalla y la enrosca en mi cuerpo, con otra toalla se cubre la espalda y me abraza para arroparme entre sus brazos, nos quedamos ahí abrazados sin decir nada durante varios minutos. Me siento tan bien con él que no quiero que éstos momentos terminen nunca. Nos vestimos rápidamente y volvimos a la granja en nuestros queridos caballos, Queen y Gold, ellos siempre nos acompañan en todos nuestros paseos y salidas al lago.

Una vez en casa, nos dimos una ducha por separado y caminamos hacia la casa de sus padres para cenar con ellos como de costumbre. Margaret había preparado pizzas caseras ésta noche, de peperoni, jamón y queso y mi favorita, cuatro quesos. Cenamos entre risas y adorando al bebé que crece en la barriga de mi cuñada, ésta se sonroja cada vez que le decimos lo preciosa que está y lo bien que le sienta ser mamá. Al terminar de cenar, recogemos la mesa mientras Jacob prepara un juego de mesa para todos, el monopoly.

- Compro ésta casa. -Dice Ryan riendo al ver que fastidiaba a Sam con su compra.

- Deja algo para los demás, niño rico. -Ríe Sam picando a su cuñado.

Reímos ante todas las bromas que esos dos hacían durante la partida y como siempre, al finalizar el juego con la victoria de Ryan, salimos al porche a tomar unas cervezas y escuchar a Sam cantar y tocar su guitarra. Roza las cuerdas de la guitarra con sus dedos al son de 'Lay Down With You' del artista Dylan Scott. Su voz siempre me transportaba a otro mundo, sentía que sólo estábamos él y yo. Sólo nosotros, siendo idiotas y amándonos como sólo nosotros sabemos hacer.

Amor de vaqueros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora