Capítulo 22.

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Han pasado tres días, tres horribles y angustiosos días desde que Cameron me secuestró. Apenas como aunque él me trae la comida a la habitación, sigue teniéndome encerrada entre estas cuatro paredes sin poder hacer nada más que volverme loca. He intentado escapar varias veces sin éxito. El abrir de la puerta me saca de mis pensamientos, Cameron aparece por ella con una botella de agua para mí.

- Bebe. -Dice dejando la botella en la cama. Niego con la cabeza.- Te morirás de sed.

- Me da igual. -Digo convencida.

- Si te dejo salir de la habitación, ¿beberás? -Pregunta con cierto tono de preocupación.

- ¿Lo harás? -Pregunto incrédula.- Por favor, necesito respirar y salir de aquí, aunque sean cinco minutos. -Ruego.

- Vamos. -Dice con un gesto de cabeza.- No intentes nada. -Me enseña la pistola y asiento.

Salimos de la habitación, bajo las escaleras deseando ver el sol, respirar aire fresco, sentir la naturaleza y todo lo que conlleva. Abro la puerta principal, salgo al porche y me siento en el suelo respirando ese aire tan puro y llenándome los pulmones.

- Gracias. -Digo aún tumbada.- Lo necesitaba.

- Ahora bebe. -Dice dándome la botella y le doy un sorbo.- No quiero que te deshidrates.

- No sería peor que estar aquí. -Contesto con desprecio.

- Aprovecha tus cinco minutos de naturaleza, se acabarán enseguida. -Dice con tono enfadado.- Después me esperarás en la habitación.

- No, por favor. -Suplico.- Otra vez no.

Recuerdo las veces que ha abusado de mí en estos tres días y ya he perdido la cuenta, tengo que encontrar la forma de escapar pero no lo consigo. Transcurridos los cinco minutos vuelvo a mi habitación con Cameron detrás mía, sin poder hacer nada más que suplicar por mi bienestar y que no me haga más daño. Consigue lo que quiere de mí y se va de la habitación diez minutos después, los cuales él ha disfrutado y para mí han sido una agonía lenta. Me quedo llorando en la cama, agarrada a mis rodillas con la cara entre ellas, deseando volver a casa, deseando que ésta pesadilla termine y volver a estar a salvo. Cameron vuelve pasada una hora.

- Tengo que salir a comprar comida al supermercado, no tardaré. No intentes escapar. -Muestra su pistola en señal de amenaza.- ¿Entendido? -Asiento con la cabeza.- Así me gusta.

Se marcha en silencio, escucho cómo cierra la puerta y por la ventana observo como monta en el coche y se va. Comienzo a pensar miles de maneras de escapar pero estoy encerrada, las ventanas bloqueadas y las puertas con llave y cerrojo. Salgo de mi habitación, comienzo a pasear por toda la casa encontrando un cargador de móvil de Cameron, una bombilla se enciende sobre mí cabeza y rápidamente pongo a cargar mi teléfono. Lo enciendo al ver que tiene un dos por ciento, pongo el pin y lo desbloqueo. No puedo entretenerme así que rápidamente entro en la aplicación de WhatsApp para mandarle a Sam mi ubicación junto a un mensaje escrito que decía:

'Estoy en una casa en mitad del bosque, sigue la ubicación. Te necesito.'

Respiro aliviada de haber conseguido por fin dar señales de vida, necesito salir de aquí, necesito a Sam y a Ashley. No puedo más, si no consiguen rescatarme, me apagaré poco a poco hasta conseguir escapar de otra manera menos agradable. Me dejaré morir.

Mientras tanto Sam...

Está en la ducha de un motel de mala muerte en el cual lleva dos noches sin dormir por la angustia y preocupación sobre el paradero de Hailey, el agua cae por sus fuertes hombros mientras su cabeza está sumida en sus recuerdos y pensamientos, desea encontrarla más que a nada en el mundo. No consigue quitar de su cabeza el pensamiento de culpa, debería haber venido con ella a Miami para poder protegerla. Sale de la ducha y enrosca una toalla en su cintura, se acerca a la cama colocando la ropa que se va a poner, unos pantalones de chándal negros y una camiseta roja de manga corta. Se calza con las deportivas Nike, seca y peina su cabello húmedo para tumbarse de nuevo en la cama y pensar en ella, en su chica. Coge el teléfono de encima de la mesilla de madera al lado de la cama y mira la hora, las siete y cuarto de la tarde. El emoticono de WhatsApp lo extraña, entra en la aplicación para descubrir quién le había escrito, se llevó una mano a la boca en cuanto vio que Hailey era quien lo había hecho por la mañana y él no lo había visto, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos por la culpabilidad de no haber cogido el móvil antes. Lee el mensaje detenidamente y entra a la ubicación, sorprendiéndose por su torpeza, ya que, había estado en ese bosque hace dos días. Avisa a Ashley, quien está en la habitación de al lado durmiendo un poco, no descansa bien por las noches por los nervios de encontrar a su amiga sana y salva.

- Ashley. -Dice agitado despertándola bruscamente.

- ¿Qué pasa? -Dice ella asustada mirándolo.

- Hailey, me ha mandado su ubicación. Ya sé donde está. -Dice él agarrando su teléfono con fuerza.

- ¿A qué esperas? Vamos. -Ashley se levanta rápidamente de la cama cogiendo su bolso y teléfono móvil.- Avisaré a la policía, no tenemos tiempo que perder.

Montan en el coche y se dirigen hacia el bosque a gran velocidad mientras Ashley llamaba a los policías para que se unieran a la búsqueda de Hailey, lo hicieron enseguida siguiéndolos varios coches policiales. Sam conducía todo lo deprisa que podía hasta llegar a aquel bosque que estaba a media hora del motel, media hora que se convirtió en quince minutos gracias al acelerón que él dio nada más montar al coche para encontrarla lo antes posible. Su mente estaba llena de preguntas, ¿cómo está? ¿estará herida?, ¿estará asustada? Entre ellas. Respondía positivamente a cada pregunta que le cruzaba por la cabeza, deseando que no fuese así. Una vez se adentraron en el bosque redujo la velocidad a veinte kilómetros por hora, tenían que fijarse muy bien donde quedaba aquella casa en la que su chica estaba atrapada sufriendo. Los policías avistaron una casa a lo lejos, aparcaron lo suficientemente cerca para poder verlo todo desde ahí pero lo suficientemente lejos para que nadie se diera cuenta de ellos. Observaron durante un rato para escuchar, ver movimiento en la casa pero nada ocurría hasta que escucharon un grito. Salieron rápidamente de coche patrulla, Sam y Ashley les imitaron al instante acercándose un poco más, escondidos entre los árboles.

- ¡No! ¡Déjame!

La voz de Hailey resonaba por el lugar, lo tomaron como una señal para entrar dando una fuerte patada a la puerta, abriéndola de par en par. Sam iba el primero junto a uno de los policías.

- ¡No lo hagas, por favor!

- ¡He dicho que te calles! -Se unió una voz masculina, la de Cameron.

Sam corrió escaleras arriba lo más rápido que pudo seguido de Ashley y los policías, llegó a la habitación y sin pensarlo entró, observando a su chica desnuda en la cama, atada de pies y manos en ésta suplicando por su paz. Cameron estaba desnudo al igual que ella, abusando de su cuerpo mientras ella no paraba de gritar que no lo hiciera, que por favor la dejase marchar. Él negaba con la cabeza mientras la violaba.

Amor de vaqueros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora