Capítulo 25.

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Abro los ojos asustada por el cacaraqueo del gallo dando un salto en la cama, estaba teniendo una pesadilla y al escucharlo me he asustado mucho. El sueño parecía tan real, me encuentro agitada sentada en la cama, calmándome. Llevo la ropa de ayer, me quedé dormida al poco rato de llegar y de deshacer la maleta. Observo el cuarto a mi alrededor, todo sigue igual aquí, sigo sintiéndome en casa. Me levanto de la cama frotando mis ojos, quito la ropa de mi cuerpo quedándome completamente desnuda para entrar al baño, abro el grifo de la ducha dejando caer el agua hasta que estuviera caliente. Cierro la mampara una vez dentro, sintiendo como cada gota golpea contra mi cuerpo, cierro los ojos mientras el agua recorre mi cara. Todo vuelve a mi cabeza, las veces que Cameron abusó de mí, los días encerrada en ese cuarto sin hablar con nadie, con miedo, incertidumbre, ansiedad... Fue horrible. No distingo las lágrimas de mis ojos del agua que cae por mi rostro, lavo mi cabello y mi cuerpo frotando con fuerza para que desaparezcan sus huellas de mi piel. Salgo de la ducha al terminar, me enrosco una toalla en mi cabello y otra en mi cuerpo, vuelvo a la habitación.

- Oh Sam, que susto. -Digo llevando una mano a mi pecho al encontrarlo sentado en mi cama.

- Lo siento, no quería asustarte. -Se levanta de la cama y camina hacia mí.- ¿Cómo estás? ¿Has dormido bien?

- He dormido muy bien. -Digo con tono bajo.- Me he despertado por una pesadilla, anoche me quedé dormida..

- Lo sé, vine a llamarte para cenar pero te vi dormida y no quise despertarte. -Sonríe de lado.

- Gracias. -Digo con media sonrisa.

- ¿Estás lista? -Pregunta curioso.

- ¿Para qué? -Frunzo el ceño sin saber de qué habla.

- Vamos a salir a buscar un buen psicólogo, el cual yo pagaré. -Dice decidido.

- Te preocupas demasiado.. -Digo agachando la cabeza.

- Quiero lo mejor para ti y cuidarte, así que es lo que haré. -Dice acariciando mi hombro, ante su acto me aparto de su toque.- Dejaré que te vistas tranquilamente, te espero en mi casa para desayunar.

Observo como se marcha escaleras abajo, me siento fatal por apartarme ante sus muestras de cariño pero no puedo evitarlo, me siento sucia. No me siento bien conmigo misma y no deseo que nadie me toque en estos momentos. Saco del armario un pantalón vaquero el cual conjunto con mis botas de cowboy y una camiseta blanca de manga corta, seco y peino mi cabello en una coleta alta y bajo las escaleras para salir de la casita. Camino lentamente a casa de los Miller, mis pies dejan de recibir la orden de mi cerebro y se detienen al llegar al porche. Suspiro y me obligo a continuar, subo los tres escalones de madera y abro la puerta que tengo en frente mío, al entrar el olor de las tortitas de Margaret se introduce en mis fosas nasales, haciendo que mi boca salive de más por el dulce y rico olor que desprendían los platos encima de la mesa.

- Buenos días Hailey. -Dicen todos al unísono.

- Buenos días. -Respondo con media sonrisa.

- Siéntate, he preparado las tortitas como a ti te gustan. -Dice Margaret señalando mi plato.- Con sirope de chocolate y nata.

- Oh muchas gracias. -Digo sentándome en la silla.

Estaba nerviosa, no sabía qué hacer o decir ante su presencia pero me lo pusieron muy fácil porque no hablaron del tema en absoluto, comenzaron a preguntarme sobre mi amiga Ashley y les conté que ella está bien. También hablaron de lo que haríamos el sábado, un picnic en el lago todos juntos como suelen ellos hacer algún fin de semana. Accedí a todo lo que proponían, estar con ellos me hacia bien, me sentía bien y conseguía despejar la mente por un rato. Termino mi última tortita, Sam me reclama para irnos en su coche.

Amor de vaqueros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora