Capítulo 28.

27 6 0
                                    

Vuelvo a casa del trabajo, hoy he visto algunos animales enfermos que necesitaban nuestra ayuda, algunos cerdos, caballos y una vaca son los que han necesitado nuestros cuidados pero nada grave de lo que preocuparse demasiado. Subo el volumen de la radio al escuchar una de mis canciones favoritas 'You belong with me' de la artista Taylor Swift. Canto a pleno pulmón la letra que sé de memoria mientras entro en la granja y aparco el coche junto al de Jacob. Me quedo dentro del coche hasta que termina la canción, al salir me encuentro con Sam que me esperaba con una sonrisa muy amplia mostrando sus dientes. Lo miro desafiante ante cualquier comentario de los suyos y me abraza.

- Me alegra verte tan contenta y cantando. -Dice tomando mi mano para caminar juntos hacia la casa grande.

- Han puesto mi canción, no podía no hacerlo. -Río.

Entramos, saludo a todos con un abrazo y me siento al lado de Sam para comer, mi suegra ha preparado pollo asado, le queda espectacular.

- Oh Margaret, éste pollo está delicioso. -Digo masticando la comida mientras me derrito por el buen sabor.

- Gracias cariño, algún día te enseñaré a hacerlo. -Dice riendo.

- Sí, por favor. -Río metiéndome otro trozo de pollo a la boca.

Durante la comida hablamos de lo que había hecho cada uno en la mañana, Sam y Ryan se encargaron de dar de comer y limpiar a los animales y sus hogares, nos contaron la graciosa anécdota de hoy; un cerdo fue a por Ryan y lo revolcó por el charco de barro. Río a carcajadas al imaginarme la escena, todos me miran con esa mirada de alegría, alivio y ternura. Sé lo que piensan, por fin consigo reírme, por fin consigo hacer cosas, por fin soy feliz y un largo etcétera. Han vivido muy preocupados por mi durante los últimos meses, tuve una recaída bastante dura, Sam y yo casi lo dejamos. Bueno, yo casi rompo con él de nuevo como en Miami, esos pensamientos volvieron a mí en aquel momento aunque tiempo después y con ayuda del Doctor Palmer los pude alejar de mi mente y seguir con mi vida. Ahora estamos en nuestro mejor momento, he comprendido que él siempre va a estar ahí para mí y que no lo hace por obligación, lo hace porque de verdad me quiere. Veo esa sonrisa en su cara, esa mirada tierna llena de orgullo por todo lo que estoy consiguiendo y me sonrojo.

- Bueno, voy a descansar un rato y después me pondré con mis tareas. -Digo terminando de fregar mis platos.

Llego a mi casita, subo a mi habitación y me pongo un pantalón de chándal, una camiseta de Sam y bajo de nuevo para tumbarme un poco en el sofá. La puerta se abre haciéndome dar un respingo.

- Que susto, Sam. -Digo con la mano en el corazón.

- Perdona nena, no pretendía asustarte. -Dice sonriendo.

- ¿Quieres tumbarte conmigo? -Le pregunto dando un par de golpes suaves en el asiento del sofá. Él asiente con la cabeza y vuela hacia mí lado.

- No hay nada mejor que estar aquí, contigo. -Dice rodeándome con sus fuertes brazos.

- Bueno... Yo creo que hay cosas mejores. -Digo colocándome a horcajadas encima suyo.

- Sí, esto es mucho mejor. -Ríe.

Por varios minutos nos estuvimos mirando a los ojos fijamente, acariciando nuestros cuerpos y dándonos pequeños besos.

- ¿Sabes? Tengo una sorpresa para ti ésta noche. -Dice con tono misterioso.

- ¿Cómo? ¿Una sorpresa? -Pregunto emocionada.- ¿Qué es?

- Si te lo digo no sería una sorpresa. -Dice riendo.- Pero necesito que te pongas algo elegante, vendré a recogerte sobre las siete.

Amor de vaqueros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora