Capítulo 17.

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Cinco días. Cinco estresantes días para volver, preparar las maletas, dejar todo el trabajo hecho en la granja y comenzar el mes de prácticas en Miami. Recojo el heno mientras intento evadir esos pensamientos de mi mente, no quería pensar en ello aún y tampoco quería que la familia de Sam me viese así, han venido para despedirse de mí, sus tíos, primos, la familia al completo. Termino mi tarea y me apoyo en la puerta de madera de pino del establo, observo a la familia, la cual está riendo con los niños mientras juegan y corretean por la granja. Me siento triste, quiero llorar, quiero gritar... Quiero quedarme pero sé que no es posible, está todo hablado y firmado con Cinthia, la mujer que me enseñará en las prácticas. Observo a Sam jugar con los niños, corre en círculos para fingir un tropiezo y caerse al suelo, sus primos se abalanzan encima suyo riendo y haciéndolo cosquillas mientras él ríe a carcajadas, sonrío ante aquella escena. Camino hacia la que ha sido mi casa durante tres meses, para cambiarme de ropa y ponerme algo más cómodo, un vestido blanco con flores azules estampadas por toda la tela, de largo hasta las rodillas y tirantes finos. Dejo mi pelo suelto, ondulado y rubio caer por mis hombros y me calzo con las botas marrones de siempre, bajo las escaleras una vez arreglada y me dispongo a salir de la casita yendo hacia la casa de mis jefes, me asomo por la puerta, viendo como todos colocan comida en la mesa, globos, guirnaldas y muchas más cosas.

- ¿Qué es todo esto? -Pregunto asombrada.

- Tu fiesta de despedida. -Dice Steven, el tío de Sam y Chloe.

- ¿Qué? -Mi cara reflejaba sorpresa.

- Sí, queremos despedirnos de ti como sólo nosotros sabemos hacer. -Dice su mujer, Stefany acercándose a mí.

- No teníais por qué, muchas gracias. -Sonrío de lado.

- No tienes que darlas, vamos a disfrutar. -La morena me coge la mano y tira de mí hacia él salón para estar con toda la familia.

Pasamos un rato muy agradable comiendo, contando anécdotas y chistes, Sam comenzó a tocar la guitarra junto a sus primos mayores, los cuales tocaban varios instrumentos entre ellos un banjo mientras cantaban canciones todos juntos, haciendo que el día sólo fuese a mejor. Bailo con Chloe una de las canciones que están tocando, Austin de la artista Dasha, recreando el baile que ella misma subió a sus redes sociales. Para nuestra sorpresa y la de todos los allí presentes, nos salió bastante bien, mi rubia cuñada y yo chocamos las palmas de nuestras manos a modo de celebración por lo bien que lo habíamos hecho y reímos mientras tomábamos unas cervezas viendo como los pequeños se animaban a bailar con la familia la siguiente canción.

- ¿Estás bien? -Me pregunta Chloe al ver mi mirada nostálgica.

- Sí. -Asiento.

- Hailey.. -Dice poniéndose frente a mí para que la mirase.

- Estoy bien. -Digo con la voz entrecortada.

- No mientas. -Dice con tono serio.

- No quiero irme. -Digo soplando.- Sé que sólo es un mes..

- Pero no quieres volver al lugar donde no te sientes bien. -Termina la frase por mí y asiento.- Lo entiendo.

- Es que.. -Suspiro.- Todo allí me hace recordar el pasado que llevo en mis hombros, todo lo que pasé y sufrí.

- Tranquila, no tienes por qué hacerlo.. -Dice acariciando mi hombro.

- Volver supondría mucho dolor para mí, aquí me siento mejor que bien. -Miro sus ojos marrones.

- Tienes que pensar que se pasará rápido y podrás volver, ésta es tu casa ahora. -Acto seguido me abraza.

Acepto su abrazo sintiéndome cómoda y en casa como bien ha dicho ella, éste es mi hogar, y volveré tan pronto como sea posible.

- Tienes razón. -Deshago el abrazo y sonrío.

Me dedica una mirada tierna y volvemos con la familia para seguir disfrutando de mi fiesta de despedida.

Horas después me encuentro en la cama tumbada, riendo por cualquier cosa que saliera por la boca de mi chico a causa de las tantas cervezas que había ingerido previamente, observo como se quita la camiseta dejando al desnudo su cuerpo musculoso y sus tatuajes haciendo que mordiese mi labio inferior. Arrojó su camiseta hacia mi cara, haciendo que estallase en una carcajada junto a él, se acercó lentamente a mí con una amplia y tierna sonrisa en la cara, sus ojos marrones brillaban más que nunca. Comenzó a hacerme cosquillas en los costados, estallé riendo mientras intentaba zafarme de su ataque rodando por el colchón, rogaba que parase pero quedó encima de mi cuerpo dejándome completamente inmóvil, mirándolo sonriente recuperando el aire por las risas. Mis piernas rodeaban su cintura, él acariciaba mi mejilla con su mano derecha, retirando un mechón de mi cabello rubio pasándolo por detrás de mi oreja, las risas cesan quedándonos fijos el uno en el otro, fotografiando aquél momento con nuestra mirada. Voy a echar de menos su manera de mirarme, de hacerme sentir segura, de demostrarme su amor, de acariciarme... Lo voy a extrañar todo. Fijo mis ojos en sus labios, gruesos y suaves, los cuales me llaman para atraparlos con los míos en un beso lento lleno de deseo haciendo que él mordiese mi labio inferior, giramos en el sitio quedando yo encima suyo ésta vez, convertimos aquellos besos en algo más, en una noche apasionada donde nos fundimos, nuestros cuerpos fueron uno, poco a poco fuimos enredando nuestra piel, entregando cuerpo y alma, incrementando la conexión que tenemos.

Agarro mi móvil con dificultad, ya que, Sam me tenía rodeada con sus fuertes brazos por la cintura, miro la hora, las siete de la mañana. Suspiro y vuelvo a dejar el móvil en la mesilla de madera, me acurruco junto a Sam de nuevo besando su cuello lentamente llegando a su barbilla, el pobre estaba demasiado cansado después de la noche que acabamos de tener, no hemos parado prácticamente para nada, lo rodeo con mi brazo por su espalda.

- ¿Vemos el amanecer? -Pregunta con los ojos aún cerrados.

- Deberías dormir. -Digo acariciando su espalda.

- Si duermo, el tiempo junto a ti será menor y quiero aprovechar todo lo que pueda para estar contigo. -Dice acercándome más a él.

- Pero Sam.. -Comienzo a decir pero me corta.

- Pero Hailey.. -Me imita.- Quiero disfrutar los días que quedan contigo, me da igual si no tengo que dormir.

- Eso haría que te sientieses mal y tendrías que dormir y descansar obligatoriamente. -Sonrío mientras le explico.

- Cierto pero tendría la mejor enfermera. -Abre los ojos alzando una ceja.

- Idiota. -Digo riendo.

Asiento y nos vestimos para ir hacia nuestro lugar en el granero, allí veríamos el amanecer como otras tantas veces hemos hecho ya. Una vez allí, apoyé mi cabeza en su hombro mientras su brazo rodeaba mi cintura y acariciaba mi pierna, me encantaba estar así con él. Era la mejor sensación del mundo, no sé describirlo con palabras pero para mí era mágico. Vimos como el sol se ponía dejando el cielo con unos colores maravillosos, entre rosados y anaranjados bañando todo a su paso con esa luz tan bonita que hace que te pierdas mirándola. El cielo estaba precioso, Sam me besó pillándome desprevenida, comenzó a dejar pequeños mordiscos por mi cuello haciendo así que mi cuerpo reaccionase y lo desnudase de nuevo para acabar haciéndolo una vez más y sobretodo en nuestro lugar favorito además del amanecer.

Amor de vaqueros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora