Capítulo 14

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Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.

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KAGOME

–¿Lo perdí? –dije en un susurro– Por favor Naraku, dime la verdad, el bebé está...

–Linda, tranquila –Naraku me sonrió– Tu bebé está bien, por ahora.

–¿Qué quieres decir?

–Sufriste un accidente Kag, y en tu estado no es nada fácil. Tuviste una amenaza de aborto.

–¡Aborto!

–Así es, pero mírame –exigió al notar que me perdía– El bebé está bien, pero eso no quiere decir que esté fuera de peligro.

Llevé mis manos rápidamente a mi vientre.

–¿Qué tengo que hacer?

Soltó un suspiro pesado.

–Necesitas estar tranquila, mucho reposo, nada de emociones fuertes, como lo que acaba de pasar, y sobre todo, necesito mantenerte bajo observación.

–¿Me tengo que quedar aquí?

Lo vi mirar hacia la puerta antes de sentarse a mis pies.

–Mira Kag, te voy a decir algo como amigo. Y es que no creo que estando aquí tu salud o la del bebé vayan a mejorar. Recuerda que Taisho y su amante trabajan aquí –Arrugué la sábana bajo mis palmas– Definitivamente eso no te hará bien.

–¿Entonces qué hago? En casa no tengo a nadie que esté pendiente de mí. Llamaría a mamá, pero... –bajé la cabeza– Ya le he causado mucho dolor cuando le conté que Inuyasha y yo nos estamos divorciando. Y Sango... –dije mientras negaba con la cabeza– Ya le he arruinado la boda, no quiero hacer lo mismo con su luna de miel.

–Linda...

Limpié mi mejilla cuando caí en cuenta de que estaba completamente sola en esto.

–No tengo a nadie más Naraku. Me he quedado sola.

—No es cierto, me tienes a mí—afirmó tomando una de mis manos.

Yo lo miré sorprendida.

–Sabes que puedes contar conmigo para todo.

–Sí, pero...

–Kag, ven a vivir conmigo.

–¿Qué? –cuestioné atónita.

–Sí, no lo tomes a mal, solo te estoy ofreciendo mi casa como un amigo.

–No puedo aceptarlo.

–Kag, allá estarás bien, libre de tanto caos. Además, casi no paro en casa así que será como estar en un hotel de cinco estrellas...

–Pero...

–Kaede cuidará de ti.

–¿Kaede?

–Sí, es mi ama de llaves. Es la mejor en su trabajo y sé que estará encantada de tenerte en casa.

–No lo sé...

Me fui liberando de su agarre lentamente. Lo que me pedía era una locura. Irme a vivir con él, supondría muchas más cosas de las que estarían en mis manos.

ENTRE PROMESAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora