Capítulo 26

96 6 0
                                    

━━━━━━━ ∙•∙ ━━━━━━━

Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.

━━━━━━━ ∙•∙ ━━━━━━━

INUYASHA

Me encontraba ansioso, y a medida que pasaban las horas, sentía que mi ansiedad crecía. Lo único que le había dicho fue un rotundo "Ven inmediatamente a la clínica"

Sabía, gracias a Myoga, que Sesshomaru vivía en Tokio, y de no haber sido por él, tal vez su vida habría pasado desapercibida ante mí.

Kagome aún descansaba; la podía ver desde donde estaba. Me preocupaba que, si despertara, todo volvería a afectarla, por eso pedí que le pusieran algunos calmantes.

Lo único verdaderamente importante para mí era que ella estuviera bien y que mi hija también lo estuviera, pero al no saber nada de ella, todo se complicaba.

Mi celular sonó y respondí de inmediato.

–Leya.

–Doctor Taisho, hay un hombre que vino a verlo.

Era él. Me puse de pie y dirigí mi mirada una vez más hacia Kagome.

–Dile que pase a mi consultorio.

–Bien.

Salí decidido a aclarar todo de una vez por todas. Necesitaba respuestas, pero, sobre todo, necesitaba encontrar a mi hija. La puerta se abrió y con eso pude comprobar que, aunque pasaran los años, algunos hábitos nunca cambiarían. Por unos segundos, sus ojos, idénticos a los míos, me miraron con gran intensidad, como si buscara algo en mí que había olvidado con los años.

–No esperes que te invite a pasar, porque ya lo hiciste –rompí el incómodo silencio.

Vi un cierto brillo en su mirada antes de que hablara.

–Puedes decir lo que quieras, pero de alguna forma, también me alegra verte.

Levanté una ceja con disimulo. ¿Alegrar? Sesshomaru estaba totalmente equivocado. Caminé y me senté en el sofá, invitándolo a que hiciera lo mismo.

–Debo suponer que, al saber mi número de celular, a pesar de que lo haya cambiado en reiteradas ocasiones, te sigues dedicando a lo mismo.

Sesshomaru asintió mientras se recostaba en el respaldo.

–Supones bien. Después de todo, es mi trabajo.

Sonreí con ironía.

–¿Investigarme es parte de tu trabajo? –cuestioné.

–Lo es. Es parte de mi trabajo como hermano mayor.

Mi sorpresa fue máxima al escucharlo decir aquello.

–Ya olvidaste que dejé de ser tu hermano hace mucho.

–Inuyasha...

–No importa, seguro lo haces solo para desquitarte –solté, y lo escuché tomar una gran bocanada de aire– ¿Quieres saber el motivo del por qué te llamé?

–Déjame adivinar –se inclinó un poco– Te metiste en serios problemas y necesitas de mi ayuda.

–¿En serio no sabes nada? Considerando que eres uno de los mejores agentes de investigación y que prácticamente te la has pasado investigando mi vida privada en tus tiempos libres, en serio no estás enterado. A estas alturas creí que lo sabrías.

ENTRE PROMESAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora