Capítulo 17

117 7 0
                                    

━━━━━━━ ∙•∙ ━━━━━━━

Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.

━━━━━━━ ∙•∙ ━━━━━━━

KAGOME

Mi celular empezó a sonar en la cocina y fui directo a el tratando de mantener la calma.

–Sí...

–Señora soy yo, Himiko. Le estaba escribiendo, pero no leyó mis mensajes.

–Sí, yo... bueno –empecé a balbucear cuando escuché la puerta de la entrada cerrarse– Himiko, ¿no me dijo que el comprador estaría aquí?

–¿Aún no llega? –preguntó extrañada– Qué raro, hace tan solo unos minutos me dijo que ya estaba en el lugar.

–Puedes decirme su nombre por favor.

–Sí claro...

Inuyasha apareció y mis latidos se aceleraron sin control.

–Su nombre es Inuyasha. Inuyasha Taisho.

Bajé el celular a medida que sentía que todo mi mundo se desmoronaba.

–Señora... hola ¿Señora Kagome está ahí?

–Por tu reacción debo suponer que no esperabas verme –soltó sin más.

–¿Qué haces aquí Inuyasha? –dije al cortar la llamada con Himiko.

–No es obvio –Miró a su alrededor– Vengo a comprar la casa.

Sonreí mientras ignoraba su mirada.

–Piensas venir a vivir aquí con tu amante.

Su sonrisa se intensificó dejándome ver al detalle sus tan tentadores colmillos.

–¿Enserio piensas que tienes el derecho de decir eso? –cuestionó agrio.

Me sorprendía su increíble hipocresía, así que preferí ignorar aquel comentario y salir. Pero al pasar junto a él, Inuyasha me tomó con brusquedad del brazo.

–Felicidades por tu bastardo –musitó con la voz oscurecida.

Abrí los ojos sintiendo el dolor de aquellas palabras. Recién fui consciente de aquel pequeño detalle que había pasado por alto, miré mi vientre y me maldije por no ser más cuidadosa.

–No sabes lo que dices –respondí con dolor – Y ya suéltame que me lastimas.

–¿Te lastimo?, y crees que yo no lo estoy, Kagome –Intensificó el agarre hasta pegar su cuerpo contra el mío– ¿Hasta cuándo pensabas ocultarlo? ¿Hasta cuándo creías que te podías burlarte de mí?

–¿De qué estás hablando? –dije empezando a tiritar.

Sonrió nuevamente, pero esta vez sus ojos estaban puestos en mi vientre.

–Eso que llevas ahí ¿cuándo pasó? Tal vez el día que estaba de viaje por un congreso, o ya sé –Sus ojos enfocaron los mío– Tal vez fue ¡El día que fuiste a ver tu maldito amante a la clínica!

–¡Suéltame!

–¡No eres más que una cualquiera Kagome!

La sonora bofetada que le di no dolió tanto como aquellas palabras que salieron de su boca.

–No sabes lo que dices, yo jamás te engañé ¡Tú sí! –solté conteniendo un sollozo y tratando de mantener la compostura– No eres nadie para venir a reclamarme nada ¡Pero yo sí Inuyasha! De no haber sido por tus mentiras y de no haber sido por tu maldita infidelidad con Kikyo nada de esto estuviera pasando, todo seguiría igual y estarías aquí, con nuestro hijo.

ENTRE PROMESAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora