Capítulo 10

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Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.

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KAGOME

Dormir nunca fue una opción y menos con los recuerdos de lo que había pasado hace unas horas. Mi mente aún recordaba cada sensación electrizante que me provocaron sus caricias. Aún podía sentir sus labios sobre mi piel y aquella calidez que dejaban a su paso.

–¿Las conseguiste?

–¿Eh? –miré a Sango.

–Las aspirinas Kag, siento que la cabeza me va a explotar.

Sonreí mientras le entregaba el remedio para su tremenda resaca.

–Agradece tenerme como amiga.

–Gracias Kag, me las tomaré ahora mismo.

–¿Estás lista? –pregunté al verla aún en pijama.

–Claro, si tu idea de una boda es que la novia vaya vestida como mendiga, sí Kag, estoy lista.

Reímos. Sango siempre era así, a decir verdad, no recordaba alguna ocasión en la que ella se haya molestado por algo.

Seis horas después ambas nos encontramos frente a la puerta de la iglesia. Me fue inevitable no sentir un escalofrío al recordar el día de mi boda tres años atrás. Aunque no fuera en una iglesia, Inuyasha y yo siempre quisimos que fuera en una.

El matrimonio civil no estaba mal, pero ahora me preguntaba ¿por qué no hicimos lo que queríamos?

–Bien, es hora –soltó ella mientras tomaba el brazo de su padre.

Les sonreí y entré junto a las demás damas de honor. No fue difícil encontrar a Inuyasha, estaba junto a Miroku y parecía contener la respiración.

Cuando sus ojos dorados dieron con los míos mis mejillas ardieron en respuesta. Traté de disimular agachando la cabeza, pero aun así sentí su mirada sobre mí.

La entrada de la novia fue la más emotiva, podía ver a Miroku contener el llanto y a un Inuyasha sonreírle con diversión. Aquella sonrisa provocó la mía de inmediato.

–Queridos amigos y familiares, nos hemos reunido aquí hoy en la presencia de Dios y de estos testigos para unir en matrimonio a Miroku y Sango. Estamos reunidos para celebrar el amor y el compromiso que comparten y para pedir la bendición de Dios sobre su unión.

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(Tres años atrás)

KAGOME

–El matrimonio es un compromiso único y significativo. Es un pacto entre dos personas que se aman y desean compartir sus vidas juntas. Hoy, Inuyasha Taisho y Kagome Higurashi han decidido formalizar su unión ante nosotros y, más importante aún, ante sí mismos.

Claro que estaba nerviosa, después de todo, no todos los días una se casaba y menos con el hombre que le robaba el aliento. Después de nueve años de relación, por fin Inuyasha y yo cumplimos esta promesa.

–Inuyasha, ¿aceptas a Kagome como tu legítima esposa, prometiendo amarla, respetarla y serle fiel en la alegría y en la tristeza?

Nuestras miradas se conectaron y pude sentir el hormigueo de sus manos sobre las mías.

ENTRE PROMESAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora