Capítulo 27

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Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.

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KAGOME

Era mi hija.

¡Por dios! Claro que era ella.

–Inuyasha –insistí mientras le sujetaba el brazo.

Sus ojos reflejaban un profundo terror.

–¿Qué es lo que quieres, desgraciado?

Intensifiqué mi agarre cuando esa frase salió de sus labios con gran impotencia.

–Quiero escucharlo –pedí.

Inuyasha dudó por unos segundos.

–Por favor –supliqué en un susurro.

Al notar mi insistencia, no tuvo más opción.

–Quiero que mi familia esté completa –soltó la voz del otro lado.

Era Naraku, no había duda. Y el llanto de aquel bebé era el de mi hija.

–¡¿Qué haces con mi hija?!

–Kag...

Aparté la mano de Inuyasha y le arrebaté el celular mientras me ponía de pie seguida por Inuyasha.

–¡Quiero que me la devuelvas!

–Shh, shh, mi bella Kagome. Tú no estás en posición de reclamarme nada.

Mis ojos se llenaron de lágrimas a medida que seguía escuchando el incesante llanto de mi bebé. Escucharla llorar me partía el alma.

–Por favor... –supliqué con la voz rota.

–¿Quieres tenerla de vuelta?

–Sí –respondí de inmediato.

–Bien, entonces ven a verla.

–Kagome, es una trampa –advirtió Inuyasha, y lo miré con enojo, no podía permitirme perder a mi hija.

¿Qué acaso no quería tener de vuelta a nuestra hija?

–Quiero que vengas –soltó Naraku– Quiero que volvamos a ser la familia que alguna vez fuimos, aquella que abandonaste por el idiota de Taisho. ¿Lo recuerdas? –Se escuchó un suspiro a medida que el llanto de mi hija se calmaba– Pero tranquila, nuestra hija ya está conmigo, lejos de ese idiota. Solo faltas tú, linda, para que nuestra familia esté completa.

–¡No pienso permitir que manipules de esa forma a Kagome! –intervino Inuyasha, arrebatándome el celular– Juro que daré contigo, maldito, y recuperaré a mi hija...

–Ahórrate tus amenazas, Taisho, que no me asustan en lo más mínimo –afirmó Naraku– Y toma esto como una advertencia, porque si no me entregas a Kagome libremente, habrá consecuencias.

–No serías capaz de dañar a una bebé, ¿o sí?

Miré a Inuyasha al escuchar aquella frase. Definitivamente, Naraku era capaz de todo en estos momentos.

–Inu... no...

–¿Por qué no lo averiguas? –soltó Naraku– Por lo pronto, quiero que mantengas al margen de nuestros asuntos al otro Taisho.

–No sé de lo que hablas...

Naraku rio profundamente.

–Claro que lo sabes –respondió– Quiero que Sesshomaru Taisho esté fuera del juego, no quiero que se entrometa en donde no debe.

ENTRE PROMESAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora