El amor hacia un enemigo

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El hombre desconocido no mintió. Mientras corrían sin rumbo, dos espectros, que parecían sombras humanas me escoltaron con alta formalidad. Ambos envolvieron sus incorpóreos brazos en los míos y nos hundimos en un portal igual de negro, humeante y repentino tal como ellos. Sin aviso ni tiempo para prepararme me sumergieron en oscuridad flameante. Mi cuerpo no hizo resistencia y Caos, ya furiosa por haber obedecido a un extraño, erupcionó mi ácido estomacal en una protesta vehemente. Y esta vez estaba de su lado, también detestaba estar siendo tan dócil.

¿Qué fue lo nos hizo ese hombre desconocido para doblegarnos a sus órdenes? Aunque, pensándolo mejor, el problema no fue él, fui yo. ¿Por qué permití que sucediera? ¿Qué estaba haciendo? Yo llegué a la ciudad y...yo estaba caminando.

Había un hueco en mi memoria y ya estaba enfurecida.

Al entrar al portal, no tuve sensación de caída eterna ni luces viajando como estrellas fugaces. Solo un simple recorrido por una abrazadora oscuridad con alguno que otro destello de luz blanca y ya estaba en una mansión digna del arte Barroco.

¿Dónde demonios estaban? No se sentía natural, había mucha energía crepitando en el ambiente y por el rápido viaje, sin luces ni sensación de caída, tal vez esta mansión estaba flotando en ningún lugar y en todas partes.

A los seres superiores les encantaba alterar el espacio cuando no estaba regido a ningún tiempo, un mundo espejo que moldeaban a su gusto. Y el Ser superior que creó este lugar tenía un gusto muy peculiar. Esta mansión era tan gigante como solitaria, vacía de decoración fuera de la misma estructura marmoleada de las paredes, los pilares pintados de lo que parecía salpicaduras de resina muy pulida y de colores celestiales. Puertas doradas se extendían con el pasillo eterno. Tal vez había un final, pero la hambrienta neblina dando vueltas en la profundidad, parecía capaz de destrozar a cualquier piel solo para mantener oculto lo que estaba protegiendo con ferocidad.

Hmm...conocía muy bien la suerte que me mandaba, allá, donde las puertas eran devoradas por humeantes dientes, sería donde tenía que ir. No necesitaba ser una expresión de Destino para estar segura de ello. Grandioso.

⎯Mi lady, si nos necesita solo piense en nosotros y estaremos aquí ⎯me dijeron los espectros en unísono, antes de inclinar sus vacíos cuerpos sin rostro y desvanecerse.

Oh, claro que los necesitaba. Quería respuestas y gracias a su educada cortesía, le ahorraron a mi Caos energía. Pensé en ellos y reaparecieron al instante. Sonreí. Que reconfortante era tener el control de algo luego de tanto embrollo. ¿Tanto embrollo? ¿Qué más sucedió? Escarbé en mi memoria y había una especie de muro rojo que no me dejaba acceder.

⎯Díganme lo que saben.

Ellos se miraron, tal vez con impresión, difícil decir sin rostro que leer, pero no tenía paciencia para rodeos.

⎯No conozco mucho sobre su clase, pero sé lo necesario. ¿Qué quieren a cambio de información?

La sombra de la derecha dio un paso hacia delante.

⎯Solo tiene que preguntar lo que desea saber y le daremos la información. No somos negociantes Mi Lady, somos fieles a las ordenes que nos dan nuestro Señor. Existimos solo cuando estamos atados a un servicio y nuestro actual trabajo es ayudarla.

Arrugué mi expresión en pánico e impresión. La única que vez que fui ayudada, me lanzaron a la Tierra sin explicación, no me quejaba, pero tampoco me reconfortaba.

⎯¿Por qué?

⎯Aquella, es una interrogante muy profunda Mi lady, tendría que recurrir a la filosofía existencialista....

Una corona de estrella y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora