La vi corriendo lejos de mi hacia la oscura calle ahogada de vidas condenadas. Escuchaba sus gritos, pero mierda, solo podía pensar en ella. No sentía nada más que su olor, su voz, el recuerdo de su piel y su energía volviéndome un adicto sin cura posible. ¿Cómo me permití tocarla? Yo...esperé el momento exacto para hacerlo.
Recordaba el momento exacto en el que dejé entrar al demonio que vivía dentro de mi. Ese Vacío maldito se había expandiendo como una diabólica célula cancerígena y no le tomó mucho tiempo aniquilar mi cordura. Llevaba un año corrompiéndome y entre todas sus palabrerías, tuvo razón en la más importante, ella era el final de nuestro infierno. Me sentí completo teniéndola entre mis manos. Su calor. Necesitaba su calor. Tenía que recuperarla. La quería conmigo. Yo...yo tenía que controlarme.
CONTRÓLATE.
La voz siniestra ya coreaba dentro de mi cordura: "Búscala y tráemela"
Necesitaba apagarme.
⎯Tu fuerza de voluntad es despreciable ⎯Dess guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón e inclinó su cabeza al verme caer sobre mis rodillas.
Yo tenía cadenas. Una camisa de fuerza que me ataba a la cama. Demasiadas noches me había amarrado como un animal y obligado a luchar contra cada tentación para que fuera en vano. No importó todo estúpido entrenamiento, su simple canto bastó para apagar mi mente y volverme un ciego seguidor. Recién adquirí un poco de consciencia cuando me vi caminando con el peso del arma en mi mano.
Esa pistola fue una esperanza perdida en mis dedos egoístas.
⎯Es una lástima reconocer que quise que fueras mejor ⎯se sentó sobre sus talones y tomó mi mentón como si fuera una pobre y desamparada criatura de laboratorio. Aparté mi rostro.
"Mátalo y déjame saborearlo"
⎯¿Sabes qué, rey roto? ⎯el Destino ronroneó, sonrió ⎯no todo es un completo desastre...
Logró captar mi atención y su arrogancia se burló.
⎯Tus pinturas de ella fueron espléndidas, retrataste su belleza a la perfección. Su cabello es glorioso, ¿no lo crees?
⎯Te arrancaré la lengua si vuelves a mencionarla.
Saboreó mi enojo antes de incorporarse y ofrecerme su ayuda:
⎯Vamos, levántate.
Repudié con toda mi alma que fuera sincera su amabilidad. Hubiera conservado mi dignidad si me pateaba hasta hacerme escupir sangre. Quería que lo hiciera. Me odiaba y usé esa energía para callar el canto, levantarme y agarrarlo de su camisa.
⎯¿Qué fue lo que le hiciste a Verena?
⎯Hmm...Me he encariñado con esta lengua, sería una pena perderla ⎯sonrió sarcástico.
Todo era un juego para él y apostó por mi. El maldito apostó por mí y fracasé.
⎯Dime ⎯gruñí con una furia vieja y sobrenatural.
Él me miró, y pese a lo que sentía dentro de mí, me recordé humano. Yo era una simple marioneta de su especie, eso me comunicó con tan solo su silencio.
Todavía con su personalidad tan relajada era obvia su presencia superior. Su mirada se volvió tan roja como el hilo rojo que siempre colgaba de su cuello. Era capaz de doblegar a cualquiera que envolviera, menos a mi. Ya lo intentó. Todo su poder estaba desperdiciado en mí, porque la única persona que podía acabar con el latir furibundo de este corazón destruido era Verena y el resto solo perdería su tiempo intentando matarme, este Destino lo sabía y aun así sonreía como si la muerte fuera el viento que constantemente lo seguía.
⎯¿La ataste a ti, maldito pedazo de escoria?
No reaccionó. Su tranquilidad ni siquiera tropezó y maldije por lo bajo. Él ya no tenía motivos para gastar su energía en causas perdidas como yo y tenía toda la razón.
⎯Analiza bien tus prioridades, rey roto ⎯siseó y mis vibrantes dedos quedaron vacíos y su serena presencia se arrimó al umbral de la rota entrada. ⎯Atender a tu gente sería lo más idóneo, ¿no crees? ⎯movió su cabeza a la escena apocalíptica y no tuve más opción que atestiguarlo con mis manos hechas puños para contenerme.
Salían de sus casas a débiles tropezones y bañados de sangre gracias a la mordida de Lenore. Apreté mi mandíbula. Esta escena era mi pesadilla de todas las noches, gente convirtiéndose en monstruos que yo podía doblegar o cazar. Solo que ellos no eran gente cualquiera. Serían mi familia si no tuviera el sentido de afecto y pertenencia tan diluido en lejía.
Esta vez era real.
⎯Ahora ⎯el Destino esperó a que lo mirara ⎯Esfuérzate mejor.
⎯Te sacaré tu imitación de corazón sino dejas de hablar.
Sus castaños ojos relampaguearon.
⎯Lengua, corazón, ¿qué otro órgano deseas? Si tus amenazas siguen descendiendo pensaré que tienes una fijación en mí, mortal. No te avergüences, es normal en tu especie ⎯le dio dos golpes a mi hombro y se alejó hacia el interior de la destruida casa de Veeh. Idiota.
Mentiría si dijera que entendía un pelo del embrollo en el que estaba metido por culpa de una apocalíptica Profecía, pero era ocultarme en un rincón como solía hacer cuando mi madre me buscaba para descargar su ira conmigo o hacer que esta mierda sirviera de algo.
La luna brillaba del mismo azul cristalino que alguna vez pinté, lo que no recordaba era trazarla así de gigante como estaba. Era realmente enorme mientras iluminaba la agonía de ellos. Huesos que se quebraban, músculos que se desgarraban, lobos que aullaba después.
Había 3 vampiros corriendo de un lado a otro, golpeándose contra muros invisibles que les impedía buscar más cuerpos de los cuáles alimentarse. A la pequeña Marice le estaban creciendo serpientes oscuras sobre la cabeza. Arturo y sus hermanos tenían sus ojos invadidos por una oscuridad filosa -los trillizos que sin caos en sus venas eran destrucción pura- no podía imaginar en qué clase de criaturas se estaban convirtiendo sin sentir escalofrío.
Quimeras se formaban en gritos tan desgarradores como los lobos. Cada alarido y huesos reconfigurado eran el inicio de una mutación distinta: Abbie, una anciana de 69 que todos llamaban mamá, le estaba creciendo alas de águila. Jack su esposo, espinas de puerco espín por toda su piel. Sara le crecía una cola de león, orejas sobre la cabeza, nariz achatada. Su melena rubia se esponjó aún más. Colson ya estaba volando con alas de murciélago.
Sombras iban y venían como rayos de luz oscura. Había 3 que conservaban su cuerpo normal, pero estaban en un estado de remisión, parecían esperar algo o estar viendo algo.
Tuve que pestañear para entrar en razón. Era demasiado. Y lo que iba hacer, era aún un peor:
⎯Creaciones del Cielo y La Tierra ⎯mi voz fue un eco de mis sueños, una imitación lamentable y temblorosa de hecho. Solía tener a Verena junto a mi cuando esto ocurría en mi mundo onírico ⎯Inclínese ante mi o sean esclavos de la muerte ⎯me esforcé por sonar frívolo, cruel, monarca y hubiera funcionado si les estuviera hablando a mortales comunes, no a monstruos llenos de caos a quienes solía llamar amigos.
Dess me lanzó por un agujero negro antes de que se deleitaran con el sabor de mi carne.

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Una corona de estrella y oscuridad
Fantasía¿Qué pasaría si las estrellas también se enamoraran? Antes de caer a la Tierra, Verena era una solitaria estrella obsesionada con un hombre de hermosos ojos grises. Sentía que, entre todas las estrellas en el firmamento, él solo la miraba a ella des...