10. El goce de doblegar un corazón

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⎯Cuéntame todo sobre la Profecía del amor imposible. Cada detalle que sea relevante y sin términos ambiguos ⎯me giré hacia Dess y esta vez, sí que tiré del lazo. Sentí claramente como mis palabras, mis labios, lo jalaron y la experiencia fue más que embriagadora.

Quise obligarlo a más, sentir esa corriente bajando por mi otra vez y alimentar a esa adrenalina que se quedó danzando en la parte baja de mi estómago, pero me controlé. Mi cuerpo no debía reaccionar de esta forma por ni para él. No lo merecía.

Dess apretó su mandíbula, sus ojos como rocas de ocre y luego aceptó lo innegable. Tenía que doblegarse.

Prueba tu propio veneno, Destino.

⎯¿Desea que le relate desde el inicio ancestral, ama mía? ⎯bromeó con su nuestra verdad y recordé el momento en que mi nivelé a su juego como si hubiese sigo hace siglos.

Para haber logrado sorprender a un Hijo del Destino, jamás pensó que algo así pudiera ser siquiera posible.

Incliné mi cabeza.

Entendía la presencia de Karma, incluso la de Destrucción, ¿pero Dess?... si Toveas y yo ya estábamos unidos, ¿Cuál era su real propósito? Y ¿Cómo este lo guiaba en todo esto?

El Destino me contemplaba mientras me perdía más y más en mis pensamientos, pero no esperaba por mi, él también armaba su historia inspirándose en mi presencia.

⎯Haz lo que te pedí ⎯recordé su broma.

Su mirada se entornó en algo parecido al desconcierto, como si de pronto no pudiera ver con nitidez, luego de estar tan acostumbrado a observar más allá del mundo. Se recuperó al instante y empezó con su relato:

⎯Se han creado y extinguido muchas razas por esta misma Profecía. Dioses, Atlantes, Faes, gigantes. Tantas generaciones que los humanos creen como simples mitos y leyendas. El amor es una fuerza muy poderosa, pero la obsesión, aquella es peor que la muerte. Esa acaba con cualquier esencia.

Caminó directo hacia el mueble, lo empujó sin siquiera tocarlo y dejó el elegante respaldar blanco contra la pared dorada. Se desplomó en el cómo un gobernador sin leyes y yo lo seguí, evitando cualquier cercanía con Toveas. Inclusive lo miraba solo de soslayó temiendo que se altere una vez más.

Estaba inquietantemente inmóvil sobre su trono, sus respiraciones eran pausadas. Quise pensar que ya se había calmado, pero Caos estaba más que despierta. Revoloteaba. Me pedía acercarme más. Tocarlo. Y hubo una vibración de su parte, un breve toque que me susurró que su pasividad era una mera actuación. Caos se agitó y agradecí a la pesada tensión de mi cuerpo, porque me hubiera arrastrado en su marea de anhelo si no estuviera tan rígida.

"Aun no Caos, tenemos que saber más" Ella suspiró en molestia, pero cedió. Bien.

Fingí tranquilidad cuando mi atención cayó sobre las felices cejas fruncidas de Dess. Su boca estaba extendida en la mitad de una sonrisa.

Me detuve. Maldito sea. Había caminado detrás de él como patito y era más que obvio que le complació verme parada ahí tan cerca. Dos pasos más y tocaba el mueble con mis rodillas. Cruzó sus manos sobre su cabeza, exponiendo los músculos bajo su camisa y decidió ampliar esa sonrisa suya en una despreocupada superioridad.

⎯¿Qué tanto me ves? Continúa ⎯demandé, y un golpe de onda cálida vibró dentro. Apreté los dedos de mis pies y caos se erizó impresionada por la sensación crepitante. Pronto la rechazó con ahínco. Ella detestaba todo sobre Dess, yo también debería.

⎯¿Eres consciente?

Alcé una ceja fingiendo estar irritada y no respondió. Lo jalé. Ya estaba fastidiada:

Una corona de estrella y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora