9. Verdades que se diseñaron

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Sabía que jugar al tira y jala con ella era en vano, su alma no conocía algo tan mortal como retroceder. Además, si tenía a Toveas atado, era por una "justa" razón y tampoco podía ayudarlo así de ignorante como era. Entonces sí, básicamente mi plan era: Conseguir todas las respuestas posibles y largarme con Toveas, y para eso, tenía que despertar a Caos disimuladamente para que su acaparadora energía no me delate.

Me dejé caer en la cabecilla. Me sorprendió que Karma no lo haya elegido primero, así que no pensé dos veces en tomarlo. Solo que, Dess era mi contraparte. Hmm.. tal vez por eso mismo lo evitó.

Su incauta mirada de hojas otoñales se clavó en mí mientras sus encorvados labios degustaban su trago. No había más interrupciones entre nosotros que la abundancia de comida, postres, frutas de errados colores, copas y botellas. Todo alineado en tal orden que parecía correcto el desperdicio. Me removí en mi asiento arrepintiéndome de mi elección y el Destino se dio cuenta. Claro. Me diseñó una sonrisa más amplia.

Como nadie hablaba, tal vez esperando una plegaria de mi parte y así mover sus lenguas, me dediqué a elegir entre los platos de carne, ensaladas, comida marina o postres. Quería respuestas, pero jamás rogaría, sobre todo frente Seres como ellos mismos. Tuve tanta hambre de repente que dejé de jugar a ser parsimoniosa. Agarré cualquier plato y comí. Masticaba la jugosa carne, gimiendo de hambre hasta que, milagrosamente, recordé porque estaba aquí y quiénes me acechaban.

Me separé de la comida disimulando mi renuencia. Era la primera vez que me alimentaba, que mi sistema digestivo realmente trabajaba y se enfureció al notarse despedido. Era más colérico que la misma Caos y lo justificaba. Nos negué de un placer primitivo.

Mi antigua carcelera chasqueó sus dedos y las vacías sillas desaparecieron, dejando la larga mesa solo con nuestros asientos apartados a la misma distancia. No parpadeé en sorpresa porque me obligué a no hacerlo.

El ambiente se volvió tan exacto desde entonces, los platos de comida en cada puesto, la cantidad de copas, cubiertos, hasta mi cuerpo pareció encajar en la silla como dos piezas rotas siendo enmendadas. Pude haber alucinado un "clic".

Me harté.

⎯Se suponía que tenía que sentarme y escuchar, ¿no?

Karma hundió su tenedor de oro en su torta de chocolate y menta, un postre que dejó de verse delicioso para ser el objeto de mi fastidio. Saboreó la condenada torta antes de contestarme con dientes más limpios que cuando no había comido:

⎯Elegiste la cabecilla, ¿cierto? ⎯sus transparentes ojos centellaron y yo sostuve esa arrogancia, impávida ⎯Pues toma esta mesa por los cuernos, querida. Aprovecha la oportunidad que te he dado ⎯movió su mano en un aburrido ademán: ⎯Eres dueña de la conversación.

⎯¿Me has dado la oportunidad? ⎯casi escupí las palabras ⎯Tú no más dado más que terribles dolores de cabeza. Si estas dispuesta a hablar es porque lo necesitas, Karma. No tienes otra opción, ¿verdad? ⎯sonreí deleitada al ácido que debió tragar al verme humana. El dolor de su narcisismos al ser aplastado cuando descubrió que un ser más astuto que ella me había liberado ⎯Si fuera por ti y tu sed de orden, estaría todavía encerrada en mil grados de temperatura. Y tú ⎯me fijé en Dess, porque sus ojos afilados en interés me picaban para que los viera ⎯¿También tomarás esta mesa por los cuernos?

⎯Oh no. Yo solo soy un humilde servidor ⎯se inclinó más sobre la mesa y canturreó: ⎯Un reflejo de ti, si quieres que me ponga poético sobre nuestra.. situación.

No quise ponerle cabeza a eso.

⎯¿Cuáles son las reglas? Todo contigo tiene condiciones ⎯volví a Karma, ignorando al Destino.

Una corona de estrella y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora