Las corazonadas construyen estrategias

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-¿Desea otro consejo? -una joven Asseclas de cabello castaño, invadió mi campo de visión y su aura amarilla encandeció mis ojos. Los cerré en un golpe y cuando la volví a mirar apagué ese sentido capta auras -Soy Katce, por cierto -se presentó con su purpura mirada analizándome de tal manera que hasta Caos se sintió vista.

-Verena -la saludé con un superfluo asentimiento de cabeza y la estudié a más detalle. Su piel verde no hacía otra cosa que magnificar sus finos rasgos, era hermosa.

-¡Que halago! -tocó su corazón con honesta impresión -Obviamente no he tenido la oportunidad de verme, aunque por cómo me ven tus ojos, estoy más que a gusto conmigo.

Dejé que sus veloces palabras se asentaran y ella me esperó parpadeando con ese mismo animo acelerado.

-Entonces, tu lees mentes.

-Si, nuestra especie es clarividente, moldeadas por la soledad. Hermoso, ¿no? Influimos en las emociones y tenemos poder de conocimiento, como un dotado sentido de dependencia hacia el otro -recitó con una sonrisa tan disonante con el ambiente.

-¿Conoces a Profecía?

-Ella puede hablar con nosotros, si.

Traté de no tomarla en mis manos, ponerla de cabeza y sacudirla para sonsacarle cada gramo de información que tenía y necesitaba. Eso sin describir lo que quería hacerle Caos.

-Mi consejo, además de volverle a sacar el corazón a Lenore y no ponérselo de vuelta, es que les des tranquilidad. Pero, cómo estás muy agotada nosotros podemos ayudarte en eso.

-Estoy bien -corregí y ella, insolente, chasqueó la boca.

-Mañana podremos hablar más a gusto. Estás irritada, confundida y lo comprendo totalmente. Te prometo que te contaremos todo lo que desees, claro, con respecto a Profecía.

Recorrí su rostro con la mente fría. No debía mostrarle lo mucho que necesitaba eso.

-¿Y cómo los tranquilizarás? -me discipliné en preguntar.

Sonrío.

-Simple, los mandaremos a dormir. No será tan difícil porque aún están muy confundidos, por eso fue el mejor momento para condicionarlos -me guiñó un ojo -Además, todos nosotros necesitamos de un sueño reparador, hasta los espectros de Dess están agotados -señaló a los vigilantes seres con su mentón.

-Bien.

-¿Bien, qué? -se fijó en mi boca, como si las palabras se me hubieran escondido.

-¿Necesitas de mi aprobación para hacer cualquier cosa? -alcé mi ceja y ella asintió -Dependiente, efectivamente.

Katce río por lo bajo tapándose la boca con la mano. Un gesto de manipuladora timidez femenina.

-Somos servidores por naturaleza y nos debemos a ustedes hasta que se demuestro lo contrario.

-¿Cómo qué?

Sentía soledad y dependencia, sí, pero no era su único motor ni mucho menos propósito. No era de confianza.

-Decisiones equivocadas, no beneficios mutuos, decepción. Necesitamos seguir a quienes nos brinde seguridad -/chasqueó su lengua -Pero no frunzas las cejas, relájate, hoy estamos para ayudarte -colocó su mano en mi hombro y golpeo una. Dos. Tres veces. Si había una cuarta la derribaba al suelo.

Estudié a sus iguales: un hombre y un niño. Sus expresiones eran la única cosa despejada en este lugar. Los únicos que me analizaban con astucia.

-Haz que duerman -acepté -Pero antes... -la detuve en su ademán por alejarse y empezar con su diversión -Quiero saber.

Una corona de estrella y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora