Estefany Hoffman © [Parte II]

Capítulo 22

—¡Fue Katty, Estefany!

—¡Tú tía Katty fue quien me intento matar!

—Katty las asesinó...

—¡Katty irá por tu madre y por tu abuela también!

—¡ESTEFANY, SÁLVALAS!

—¡ERES LA ÚNICA QUIEN PUEDE SALVARLAS!

—ERES SU ÚNICA ESPERANZA

—¡Abuelo! ¿Qué haces? ¡Suéltame, me lastimas!

—¡Abuelo detente por favor! ¡Me estás asustando! —grito alterada cuando veo sus afilados colmillos.

—¡NO, ABUELO NO! ¡NO! ¡DETENTE!

***

Despierto de golpe gritando y me agarro el cuello, respiro por la boca con ira, como si tuviera rabia, no sé dónde estoy, no reconozco la habitación, ni siquiera sé quién soy yo; que horrible pesadilla... Hay seis hombres alrededor de la cama, dos hombres me sujetan de mis piernas, otros dos de los brazos, otro se me sube encima obligándome acostarme de nuevo a la cama y otro me habla tratando de calmarme.

—¡¿Qué pasó?! ¡¿Dónde estoy?!

—¡Su majestad, por favor tranquilícese! —habla el hombre de cabello blanco que está encima de mí.

—¡¿Quiénes son todos ustedes?! ¡Suéltenme, ahora!

—Creo que está en la fase dos de la transformación, Nevillet. —habla el chico de cabello negro—: Pérdida de la noción, espacio y tiempo.

—¡Qué me suelten!

Logro zafar una pierna quien la sujetaba el chico pelirrojo, y sin dudarlo, le mando una patada en el pecho y este sale disparado por los aires y termina pegado contra la pared al fondo de la habitación como calcomanía. Todos voltean a mirarme, preocupados, pero más que todo aterrados, entonces aprovecho en zafarme de los brazos, golpeando el rostro al hombre moreno y al rubio, quienes salen disparados por los aires y caen sobre los muebles de madera que se rompen con tanta facilidad, como si fuesen de papel. El de cabello blanco me mira con los ojos como platos y lo sorprendo dándole un cabezazo, rueda por la cama hasta caer al suelo y lo escucho quejarse del dolor.

El hombre de cabello castaño no duda en soltarme la otra pierna, me pongo de pie de un salto en posición de defensa ante él.

—Majestad, por favor. Debe de tranquilizarse. No sabe lo que hace.

Me le tiro encima con mis manos sobre sus hombros con una increíble velocidad y con una fuerza sobrenatural, él cae al suelo y las tablas del piso de madera se rompen dejando la huella de todo su cuerpo.

Me levanto de manera rápida cuando alguien se acerca y giro dándole una patada al hombre de piel negra, quien sale de nuevo por los aires, pero aterriza de pie y manos en la pared como si fuese Spider-Man. Mis pies dejan de tocar el suelo y me acerco de manera veloz hacia él, pero se mueve de manera rápida y mi puño traspasa la pared.

—¡Está atorada! ¡Deténgala cuanto antes!

Todos corren hacía mí con una velocidad fuera de este mundo, pero como si mi cuerpo se mandara solo, salto a una gran altura y ellos chocan entre sí y salen disparados por los aires cayendo al suelo adoloridos. Cuando aterrizo de nuevo al suelo, rompo un trozo de madera del piso de punta filosa, decidida de matarlos uno por uno.