Introducción (parte 1)

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Los Ángeles, California

7 de febrero, año 2074

—¡Estefany Hoffman! —Sube el tono de voz—. Es un placer tenerte aquí. —Sonríe con brillitos en los ojos.

—El placer es mío. —Tomo asiento en el sofá de terciopelo negro, cruzando las piernas una sobre la otra.

—Perdón, te llamé...

—No, no importa —interrumpo— ¿Pero sabes qué? Me gusta, porque si no fuera por ese nombre no tendría nada lo que tengo ahora.

—Me gusta esa actitud. —Toma asiento frente de mí—. A propósito, feliz cumpleaños.

—¡Ay, mucha gracias! —río un poco mirando a las cámaras y luego miro al entrevistador.

—¿Setenta y un años, ¿verdad?

—Así es —Disimulo una sonrisa colocando mis manos sobre la rodilla y recostándome en el espaldar de mi asiento. Detesto que me digan la edad.

—Oye, dinos tu secreto —Me mira de arriba abajo, haciéndome sentir algo incomoda, pero es comprensible—. Pareces de treinta e incluso menos.

—Bueno, hay secretos oscuros que no puedo revelar. —Sonrío de manera malvada—. Son órdenes del diablo por nuestro pacto.

Ambos soltamos una carcajada que se escucha en todo el lugar.

—Estefany Hoffman, —lee en la tarjeta que tiene a mano y continúa—: una famosa actriz, cantante y modelo durante los años 2008 hasta 2040, ¿o me equivoco?

Asentí haciéndome el cabello hacía atrás. Han pasado muchos años ya.

—Oye, déjame decirte que quedé infartado cuando leí un poco sobre ti —Bebe un poco de agua—. Dices que estabas casada con el actor Leonardo Stokwell y tenías cuatro amantes.

Suspiro tronándome los pulgares al cerrar los puños de mis manos. También odio que me sigan llamando zorra por mis estupideces de la juventud sin saber cuál es la verdadera razón de que lo hice.

—Correcto —dije de manera arisca—. Con el escritor erótico Best Seller Jason Walker, el actor Jack Gordon, el príncipe de España, rey hoy en día Alexander Villareal, y Diego Dallas, ex policía y coronel militar de Estados Unidos y Rusia.

—¿Cuántos hijos tuviste? —Se rasca la barbilla como si pensara con el ceño fruncido.

—Bueno, tengo treinta hijos y todos siguen vivos.

—¡¿Treinta?! —Ríe—. Quien podría. ¿Y algunos de ellos son hijos de los cinco hombres?

Lo miro de manera seria. Otra cosa que detesto, que todos reaccionen así cuando les digo cuantos hijos tengo.

—¿Qué tal si lo descubres en lo que te cuento la historia? —Sonrío con una mirada amenazadora— Eso sí, no te garantizo que puedas contarla —finalizo con una voz traviesa.

—¿Qué tal si lo descubres en lo que te cuento la historia? —Sonrío con una mirada amenazadora— Eso sí, no te garantizo que puedas contarla —finalizo con una voz traviesa

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Decidí usar la misma introducción por alguna razón que ya pronto lo sabrán muajajajaja

Estefany Hoffman © [Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora